Es más, este principio de canjear riesgo por beneficio no solo es fundamental para la contraeconomía, sino que es crucial para los comunicadores de la teoría de las ideas de la libertad. Los intelectuales que sostienen y comunican la teoría detrás de las ideas de la libertad y plantean que hay que dinamitar el actual orden estatal mediante el agorismo para ir hacia una anarquía de libre mercado también serán atacados, injuriados y, llegado el caso, castigados. Sin embargo, estos intelectuales que deslegitiman el sistema basado en los medios políticos tampoco deberán claudicar y, predicando con el ejemplo, deberán trabajar para eliminar la errónea culpa que genera la práctica de la contraeconomía entre las personas, que siempre han sido adoctrinadas en la educación formal en la cual los contenidos que se enseñan son delineados por burócratas del Estado. En este sentido, se deberá trabajar para que el contrabandista esté orgulloso de ser contrabandista, que el trabajador en negro esté orgulloso de ser trabajador en negro y no quiera conseguir un trabajo en blanco para tener obra social y jubilación. Que ese trabajador en negro vea que tiene la ventaja de hacer lo que él decida con su salud y su futuro retiro, amén de que toda la salud pública y el sistema de jubilación de reparto estatal son inmorales e ineficientes. Además, el intelectual del agorismo debe promocionar todos los triunfos de la contraeconomía y festejar todos los fracasos del Estado, evidenciándolos con crudeza y explicándolos en profundidad, lo cual implica mostrar que la alternativa de libre mercado habría sido superior desde lo ético y lo moral, así como desde lo utilitarista. Todo este accionar no solo permitirá concientizar, sino reclutar más practicantes de la contraeconomía y del agorismo. Esta es la verdadera revolución que deben encabezar los intelectuales.
Sin embargo, más allá de que los riesgos del castigo por practicar la contraeconomía y transmitir las ideas de la libertad radical son una posibilidad, el miedo al castigo no puede (ni debe) paralizarnos. Justamente, detentar el monopolio de la fuerza y el poder monopólico de sancionar a los transgresores de sus propias normas es lo que le permite al Estado crecer más y más, avanzando constantemente sobre los derechos naturales de las personas. Ergo, si nosotros no avanzamos con la práctica de la contraeconomía por miedo al castigo, no solo seremos funcionales al Estado, sino que estaremos contribuyendo a su expansión en contra de nuestros propios intereses. Parafraseando a León Gieco, si por miedo no actuamos contraeconómicamente, el Estado será un monstruo que pisará cada vez más fuerte. Por el contrario, si pagamos cada vez menos impuestos, si utilizamos cada vez menos la moneda FIAT violentamente impuesta por el Estado, si nos revelamos y pagamos menos multas, el oxígeno que alimenta “el suministro de sangre y el vampírico Estado perecería sin remedio; el monstruo perdería sus colmillos”.(38)
En resumen, la contraeconomía del agorismo tan solo pone en práctica la teoría de las ideas de la libertad, negando por completo que sea una ideología o una filosofía desconectada de la realidad. El agorismo es tan coherente y consistente que plantea la única alternativa moral y ética correcta, pero te deja libre para que hagas o no hagas la contraeconomía, haciéndote a vos solo responsable de tu libertad o esclavitud. Es decir, el agorismo empodera al individuo, haciéndolo único motor de todo cambio deseable y probable, que son parte de la misma cosa, porque teoría y realidad son las dos contracaras de la misma moneda en el agorismo. Es más, el agorismo honra a la praxeología, que demuestra que todo cambio solo puede ser desde abajo y desde fuera del sistema, como toda la historia humana lo ilustra.
Todo sistema puede ser cambiado o derribado por una profunda modificación de la opinión pública y un cambio de comportamiento de las personas, es decir, por la negativa de la gente a seguir prestándoles su consentimiento y cooperación a la política y al Estado. Todos los grandes cambios de la historia política universal fueron iniciados por minorías en el campo de la transformación cultural y social. Primero, y desde fuera del régimen, hubo intelectuales que deslegitimaron el sistema. Segundo, y también por fuera del régimen, las ideas se fueron propagando hasta formar una masa crítica de gente que avalara y sostuviera el cambio de régimen y la transformación sociocultural. Tercero, y ya con el apoyo de una masa considerable de gente, se pasó al campo de la acción, de la contraeconomía, socavando las bases del sistema hasta herirlo gravemente para terminar de liquidarlo. De hecho, así pasó con la monarquía y la esclavitud. Así pasará con la democracia universal representativa, republicana y sus Estados.
4. Más allá de las pequeñas diferencias que puede haber entre cada una de estas filosofías, y siendo consciente de que hay subespecies en cada una de las tres, en este texto utilizo anarquista de libre mercado , liberal radical y libertario como sinónimos.
5. Cita que hace Bruce Benson en Justicia sin Estado , Unión Editorial, 2000, sobre Pollock y Maitland, The History of English Law , volumen 1, pág. 27.
6. La conquista normanda de Inglaterra fue la invasión y ocupación de Inglaterra en el siglo XI por un ejército formado por normandos, bretones, flamencos y franceses y liderado por el duque Guillermo II de Normandía, luego conocido como Guillermo el Conquistador, que reclamaba el trono inglés amparándose en su parentesco con el rey anglosajón Eduardo el Confesor, que no tenía descendencia, circunstancia que alentó las esperanzas del normando de conseguir su entronización.
Eduardo murió en enero de 1066 y le sucedió su cuñado Haroldo Godwinson. El rey Harald III de Noruega invadió el norte de Inglaterra en septiembre de 1066 y consiguió una victoria en la batalla de Fulford, pero fue derrotado por Haroldo en la batalla de Stamford Bridge el 25 de septiembre de ese año. Guillermo ya había desembarcado en el sur de Inglaterra y Haroldo marchó rápidamente hacia allí para hacerle frente, aunque dejando a gran parte de su ejército en el norte. El 14 de octubre de 1066 ambos ejércitos se enfrentaron en la batalla de Hastings, que se saldó con la victoria de Guillermo, dando lugar a los comienzos de la era normanda.
7. Justicia sin Estado . Bruce Benson. Unión Editorial, 2000, pág. 58.
8. Bajo el régimen feudal impuesto por los normandos, un vasallo debía contraer obligaciones para con su señor feudal. En el caso que dicho vasallo violase los empeños que hubiese contraído hacia su señor feudal, incurría en delito de felonía y todas sus posesiones eran confiscadas por el rey y su señor feudal, quienes se las repartían.
9. Ver Law and Revolution: The Formation of the Western Legal Tradition . Harold J. Berman. Harvard University Press, 1983.
10. Ver Monarquía, democracia y orden natural . Hans-Hermann Hoppe. Unión Editorial, 2020.
11. Nuestro enemigo, el Estado . Albert Jay Nock. Unión Editorial, 2013, pág. 21.
12. El Estado . Franz Oppenheimer. Unión Editorial, 2013, pág. 17.
13. “Sea verdad o no que el hombre es hijo de la iniquidad y está concebido en el pecado, es indudablemente cierto que el gobierno está engendrado por y para la agresión”, en El hombre contra el Estado . Unión Editorial, 2019, pág. 97.
14. Ver Nuestro enemigo, el Estado . Albert Jay Nock. Unión Editorial, 2013, pág. 60-61.
15. Ver Escritos sobre la vida civilizada . Henry Thoreau. In Itinere, pág. 143.
16. En Diálogo I. Jorge Luis Borges y Osvaldo Ferrari. Editorial Sudamericana, 1998, pág. 220.
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