La Universidad de Salamanca, que había sido el más importante centro universitario español durante la Baja Edad Media, alcanzó en el siglo XVI su máximo esplendor. A finales del siglo XVI llegó a tener setenta cátedras. En la orientación de sus estudios predominaron claramente la teología y el derecho canónico. Sin embargo, la enseñanza médica y la de las materias lógicas, filosóficas y matemáticas en la facultad de artes, aunque de mucho menor peso en el conjunto de la Universidad, se encontraban entre las mejor atendidas de la Corona de Castilla.
La Universidad de Alcalá fue una típica fundación renacentista. Comenzó a funcionar el curso 1508-1509. Contaba con enseñanzas de teología, artes, medicina, derecho canónico y gramática. Se enseñaba también retórica y en el llamado Colegio Trilingüe o de San Jerónimo se enseñaba griego, hebreo, árabe y caldeo. Llegó a contar también con una cátedra de matemáticas. Se excluyó el derecho civil por considerar que estaba bien atendido en Valladolid y Salamanca.
La Universidad de Valencia se fundó también en este siglo (1499-1500) y empezó a funcionar en 1501, convirtiéndose en los años centrales de la centuria en la más importante de la Corona de Aragón. Contaba con cátedras de teología, cánones, leyes, medicina, lógica, filosofía, matemáticas, gramática y humanidades (Lorenzo Valla, Poesía, Oratoria, Retórica, Prosodia e Historia). Desde 1524 contó con una cátedra de griego y desde 1544 de hebreo –cátedra que ya había funcionado en el periodo 1532-36. Destacó mucho en la enseñanza de la medicina, siendo el centro desde el que irradiaron al resto de España las reformas en la enseñanza de la anatomía simbolizadas por Vesalio. También contó con enseñanza de la botánica aplicada a la medicina y con un jardín botánico universitario. La cátedra de matemáticas y astronomía también tuvo mucho relieve cuando la ocupó el destacado astrónomo Jerónimo Muñoz.
LA LÓGICA, LA FILOSOFÍA NATURAL Y LA METAFÍSICA
En las enseñanzas de lógica y filosofía, en las primeras décadas del siglo hay que destacar, en las tres universidades, la enorme influencia de la Universidad de París y de las orientaciones «nominalista» y terminista, en filosofía y en lógica. Recordemos que hacia finales del siglo xV y bajo la influencia del escocés John Maior y el español Jerónimo Pardo se produjo en la Universidad de París un renovado interés por las doctrinas de Buridan, Alberto de Sajonia, Oresme y los mertonianos en filosofía natural y por la orientación nominalista o terminista en lógica. En estos años y en las primeras décadas del siglo XVI estudiaron y enseñaron en París un importante grupo de españoles y portugueses que llevaron a convertirse en el núcleo más activo en relación con el estudio y discusión de las mencionadas doctrinas y orientaciones: entre otros, Luis Núñez Coronel de Segovia y su hermano Antonio, Gaspar Lax –uno de los maestros de Vives–, el portugués Álvaro Thomaz, Pedro Sánchez Ciruelo de Daroca, Juan de Celaya, Juan Martínez Silíceo y Fernando de Enzinas. Muchos de estos autores a su retorno a España se integraron en las Universidades españolas, donde la corriente nominalista perduró hasta mediados del siglo, aproximadamente, aunque su influencia fue mucho más dilatada. Con todo, conviene recordar que el nominalismo se consideraba una escuela independiente, que no reconocía maestros, por lo que resulta difícil encontrar características totalmente comunes. Como lo expresaba el segoviano Antonio Núñez Coronel: «nominales neminem sequuntur praeter veritatem». 1 Ellos mismos se caracterizaron en lógica: 1) Por su actitud simplificadora, rechazando las múltiples distinciones reales de los tomistas y las formalidades escotistas; 2) Por sus estudios de la dialéctica o lógica centrados en: a) Las propiedades lógicas de los términos, necesarias para determinar la verdad y falsedad de los enunciados, a saber: suposición, apelación, ampliación, restricción, distribución y los signos exponibles; b) Los insolubilia y las obligaciones; c) Las consequentia. 2 En cuestiones de filosofía natural, el eclecticismo de estos autores es aún más patente. Como ha señalado Wallace, gracias a este eclecticismo proporcionaron un detallado análisis de las diferentes doctrinas relativas a temas como el del movimiento que podrían interesar tanto a un nominalista como a un realista como a cualquiera inclinado a ver elementos de verdad en las diferentes posiciones doctrinales. 3 En cuanto a la lógica, quiero recordar lo señalado por Ashworth: que los trabajos más interesantes de lógica (desde el punto de vista de la historia interna de esta disciplina) en el periodo post-medieval (en el Renacimiento) se llevaron a cabo en París entre 1480 y 1520, aproximadamente. 4 Y un buen número de ellos los llevaron a cabo los autores españoles y portugueses. Y en cuestiones de filosofía natural, el eclecticismo de estos autores es aún más patente.
En la Universidad de Alcalá, las materias señaladas por las Constituciones fundacionales eran: el primer año o curso de «Súmulas logicales» estaba preceptuada la lectura de las Súmulas de Pedro Hispano o de otro maestro, con glosas, anotaciones y argumentos según las directrices del rector y de la facultad. El segundo año, o curso de lógica magna, se debían enseñar los Predicables de Porfirio, los Predicamentos de Aristóteles, así como el Perihermeneias , los Analíticos , los Tópicos y los Elencos . En el tercer año, o curso de filosofía, los ocho libros de la física, junto con los tres libros De coelo et mundo , aunque podía omitirse el tercero. Los dos De generatione et corruptione , los tres primeros De metheoris , pues el cuarto se suprimía, los tres libros De Anima y los cuatro libros De parva naturalia.
Para graduarse de bachiller era obligatorio haber estudiado los tres primeros cursos y en el examen sólo se exigía súmulas, lógica y los cuatro primeros libros de la Física de Aristóteles. El cuarto año o «curso de metafísica» era obligatorio para los que pretendían la licenciatura. Las Constituciones de 1510 preceptuaban el estudio de seis libros de la Metafísica de Aristóteles. Sin embargo, las mismas Constituciones, al dar el detalle de las materias ordenaban que se iniciara el curso continuando con los ocho libros de la Física y se prosiguiera después hasta terminar toda la filosofía natural. Concluidas estas materias, el mismo profesor tenía que exponer los seis libros de la Metafísica y el profesor de ética al menos seis libros de moral. 5
El muy reducido tiempo dedicado a la metafísica ha suscitado la cuestión de si realmente se llegó a enseñar. Y el estudio de los libros de visitas permite concluir que no se llegó a enseñar de hecho, sino muy ocasionalmente, esta materia en Alcalá en el siglo XVI. Lo que no excluye que se abordaran cuestiones pertinentes a la metafísica en los estudios de lógica y filosofía. 6
Las Constituciones estipulaban ocho «maestros regentes de Artes y tres teólogos que rijan las cátedras de Artes y Teología». En teología se establecían tres cátedras: de Nominales, Escoto y Santo Tomás y lo mismo en lógica. Todo ello bajo la clara influencia de París.
En la primera mitad del siglo hubo en Alcalá un claro predominio de la lógica, tema sobre el que los profesores de artes escribieron y publicaron un buen número de trabajos. En cambio, publicaron muy pocos de filosofía natural. Entre los profesores de Alcalá que escribieron obras de lógica cabe destacar a Fernando de Enzinas, Jacobo Naveros, Pedro Ciruelo y Domingo de Soto, los dos primeros, excelentes representantes de la lógica terminista. De esta materia, y hasta la aparición de la obra de Domingo de Soto, se debieron usar los textos de los mismos españoles formados en París, además de los de Jacques Lefèvre d’Estaples junto con el comentario de Paulo Veneto al De caelo e mundo . 7 Por otra parte, en 1517, por encargo del propio Cisneros, Juan de Vergara inició la traducción del griego al latín de las Obras de Aristóteles. 8
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