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Saberes, impericias y trayecto abierto.
Balance de la educación ambiental en México
se terminó de editar en marzo de 2020
en las oficinas de la Editorial Universidad de Guadalajara,
José Bonifacio Andrada 2679, Lomas de Guevara,
44657 Guadalajara, Jalisco
Índice
Introducción
Capítulo 1. La educación ambiental para la sustentabilidad en documentos programáticos
Capítulo 2. Influencias e impactos de la eas en las diferentes modalidades educativas
Capítulo 3. Elementos para el debate: sustentabildad, aportes teóricos, redes, Decenio
Capítulo 4. Conclusiones, retos y prioridades
Participantes en el proyecto
Referencias
Introducción
La educación ambiental para la sustentabilidad (EAS)1 como expresión institucionalizada surgió en México hace varias décadas; la claridad que ha ido ganando, tanto en sus posturas políticas como en sus acciones, se podrá apreciar en el presente documento, aunque no se realiza en él un recuento histórico de la EAS. Sin duda, el escenario actual es diferente al que había en la década de los setenta y ochenta del siglo pasado, cuando la educación ambiental se empezó a impulsar de manera más sistemática: hoy día se puede hacer referencia a una etapa distinta, marcada por el debilitamiento de las iniciativas institucionales en los tres niveles de gobierno (como consecuencia de las políticas nacionales recientes), por la extensión de esfuerzos ciudadanos (aunque sin el impacto o la presencia deseables) y por el paulatino pero significativo aumento de discusiones teóricas en publicaciones académicas y de divulgación.
Los antecedentes y la justificación del presente documento tienen su origen en diciembre de 2002, cuando las Naciones Unidas aprobaron proclamar el Decenio de la Educación para el Desarrollo Sostenible, que comenzó el 1 de enero de 2005 y concluyó en diciembre de 2014. En la resolución correspondiente de la Asamblea General se señaló que el objetivo fundamental del DEDS es “alentar a los gobiernos a que consideren la posibilidad de incluir [...] en el Plan de Aplicación Internacional, medidas para aplicar el decenio en sus respectivos sistemas y estrategias educacionales y, cuando proceda, en sus planes nacionales de desarrollo”. El Plan de Aplicación Internacional, publicado en 2006, señala el objetivo general del DEDS: “Integrar los principios, valores y prácticas inherentes al desarrollo sostenible en todos los aspectos de la educación y del aprendizaje”.
En el citado plan se estableció, como una de las siete estrategias a aplicar, el seguimiento y la evaluación, básicas para determinar los impactos del DEDS, en el contexto de que una iniciativa de esa envergadura requiere identificar los resultados alcanzados en los ámbitos locales y nacionales. En el caso de México, en marzo de 2005 se firmó el Compromiso Nacional por la Década de la Educación Ambiental para el Desarrollo Sostenible,2 que aunque no tuvo implicaciones en la generación de políticas públicas o en la definición de acciones vinculantes, tal acuerdo jugó un relevante papel para impulsar tanto el diseño de planes ambientales de educación ambiental como la Estrategia de Educación Ambiental para la Sustentabilidad en México (Semarnat, 2006). Esta última, que fue diseñada para aplicarse en el periodo 2006-2014, enfatizó la importancia de diseñar y poner en práctica procesos que permitieran realizar balances críticos de los programas, proyectos y experiencias de EAS que se desarrollen en los niveles local, estatal y nacional. Específicamente, esto fue señalado en el asunto estratégico 4: consolidación del campo de conocimiento de la educación ambiental para la sustentabilidad, línea de acción 7: sistematización y evaluación.
En lo hasta aquí señalado pueden notarse dos elementos centrales: que el año de culminación de las dos propuestas, DEDS y la Estrategia, fue el mismo; y que en ambos documentos es relevante a la evaluación. En tal sentido, el presente documento, que representa en alta medida un esfuerzo colectivo, resulta pertinente y oportuno.
En medio de intensos retos educativos y sociales, la educación ambiental para la sustentabilidad en México ha vivido altibajos. Por un lado, hay un evidente crecimiento del interés en ella de las nuevas generaciones y —como ya se mencionó— un incremento de producciones académicas y de divulgación sobre este asunto, además de documentos programáticos. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos ciudadanos e institucionales, no existe una clara visibilidad pública de la EAS en el país, dado que esta innovadora propuesta educativa sigue estando lejos de las estrategias utilizadas para enfrentar el acelerado deterioro social y ecológico de todas las regiones de México.
En este tenor, es necesario ahondar en el análisis de la situación de la EAS en el país, con el propósito de contribuir a la toma de decisiones que puedan, a corto plazo, ponerse en práctica, en el marco de una inaplazable estrategia nacional renovada. No representa una tarea vana tal esfuerzo, si se considera que la EAS se ha ido conformando como una corriente importante de la educación contemporánea, por la red de relaciones teóricas y prácticas que plantea y por el potencial que ofrece para llevar la educación desde los claustros hasta el campo de batalla en que ocurre la crisis civilizatoria de las sociedades actuales. Sin embargo, no puede obviarse que, aun entre algunos educadores ambientales, existe una visión poco promisoria sobre el futuro de la EAS.
Ante este panorama, no se ha logrado constituir un sistema de evaluación que permita generar un balance nacional sobre lo que sucede en este campo. Lo que más sistemáticamente se realiza cada diez años es el Estado del Conocimiento impulsado por el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE), en el que se lleva a cabo un recuento de lo realizado en materia de investigación en educación ambiental; este esfuerzo constituye un aporte sustantivo, pero por su naturaleza deja fuera acciones y proyectos que no tienen como prioridad la dimensión investigativa. En tal línea, el presente texto busca contribuir en el trazo de un panorama más claro y completo de lo que sucede con la EAS en México.
Ni las visiones más pesimistas pueden negar que ha habido logros importantes en los últimos años, aunque el debate al respecto ha sido insuficiente. A partir de una postura crítica hacia lo realizado, se pretende construir, con amplia participación social, una prospectiva para el mediano y largo plazo. De lo anterior se deriva que algunas de las líneas para el trabajo conjunto en el futuro inmediato son el impulso de procesos de sistematización y evaluación de experiencias (principalmene a través de trabajos colegiados), y la difusión y análisis de los resultados con una clara orientación hacia el fortalecimiento del campo de la EAS.
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