1 ...6 7 8 10 11 12 ...16 Por supuesto, el/la pensador/a teórico puede elegir a su arbitrio, determinado únicamente por una inclinación arraigada en su personalidad íntima, el terreno científico en el que desea intervenir y quizá también el nivel (en general) en el cual desea efectuar sus investigaciones. Pero tan pronto como se ha decidido a este respecto, el/la científico/a entra en un mundo preconstituido de contemplación científica que le trasmite la tradición histórica de su ciencia. En adelante, participará de un universo del discurso que abarca los resultados obtenidos por otros/as, problemas enunciados por otros/as, soluciones sugeridas por otros/as y métodos elaborados por otros/as. [...] todo problema que surge dentro del campo científico debe participar del estilo universal de este campo y ser compatible con los problemas preconstituidos y su solución aceptándolos o refutándolos (Schütz, 1973 [1945]: 250).
El entrelazamiento de la teoría de signos, comunicación y conocimiento en Schütz se puede resumir de la siguiente manera: los colectivos sociales son comunidades de comunicación que tipifican y objetivizan sus órdenes simbólicos y prácticos del mundo (es decir, su conocimiento) en sistemas de signos. Crean un universo discursivo común o universos especializados ( provincias de sentido ). Estas tipificaciones se guardan como acervo colectivo de conocimiento (por ejemplo, en institucionalizaciones de disciplinas científicas, en trayectorias de formación, en archivos reales, en instituciones, normas, etc.) y son adquiridas de forma subjetiva en los procesos de socialización. Respecto a la vivencia individual funcionan como esquemas de la experiencia activa o la percepción y al mismo tiempo como esquemas de interpretación que van más allá del signo concreto. Por ejemplo, perro evoca de forma interpretativa la referencia empírica de un animal, de sus características, etcétera, pero Schütz señala que los actos de apresentación correspondientes no se refieren solo a un signo u objeto aislado, sino a una red discursiva de referencias en la que están integrados.
En su teoría realista de la sociología del conocimiento, Berger y Luckmann (1980) siguen tanto a Schütz como al pragmatismo y a varios sociólogos clásicos. Para estos autores, el conocimiento es todo lo que es reconocido en la sociedad como tal. La construcción social de la realidad es descrita como un proceso permanente de la objetivación interactiva y de la estabilización performativa (institucional), y como la adquisición mediante la socialización de órdenes de conocimiento. La categoría general de conocimiento incluye patrones de acción y de interpretación, normas, reglas, lenguaje, clasificaciones, instituciones, profesiones, sensaciones y sentimientos percibidos, conocimiento de expertos y de profesionales, conocimiento rutinizado y de referencia y mucho más. El acervo social de conocimiento es complejo. En modo alguno es homogéneo y consistente. Hay jerarquías y diferenciaciones en la distribución del conocimiento y también posibilidades desiguales de producir conocimiento, de imponerlo socialmente o de adquirirlo individualmente. Según los lugares sociales y las pertenencias a grupos, las diferentes partes de este acervo de conocimiento son adquiridas subjetivamente y cobran relevancia. Los procesos de objetivación social del sentido desplegado histórica e interactivamente –por ejemplo, mediante sistemas de signos, instituciones, lenguaje u objetos materiales– son determinantes en la percepción social de la realidad: «Conocimiento sobre la sociedad es realización en el doble sentido de la palabra: la captación de la realidad social objetivada y la producción permanente de justamente esta realidad al mismo tiempo» (Berger y Luckmann, 1980: 71).
Este stock social de conocimiento forma un repertorio de sentido que se presenta al individuo como un a priori sociohistórico, es decir, como dado históricamente e impuesto socialmente. Los procesos básicos en la construcción del conocimiento se desarrollan como pasos para la externalización situacional de ofertas de sentido, para la solidificación interactiva de acciones e interpretaciones en los procesos de la tipificación mutua por diferentes actores, de la repetición ritualizada y de la objetivación mediante la formación de instituciones –por ejemplo, en forma de roles– y de su transmisión a terceros en forma de apropiaciones mediadas por la socialización. Este proceso de apropiación forma la base general para la acción humana en sociedades históricas, concretas. Desde su nacimiento los seres humanos tienen una disposición hacia la sociedad e interiorizan, especialmente en procesos de la socialización primaria, las estructuras básicas de conocimiento de la realidad social (Berger y Luckmann, 1980). El mantenimiento de las referencias respectivas de sentido en la conciencia individual requiere un intercambio comunicativo constante:
El vehículo más necesario para el mantenimiento de la realidad es la conversación. La vida cotidiana de las personas es como el traqueteo de una máquina de conversación, que le garantiza constantemente su realidad subjetiva, la modifica y reconstruye. [...] El intercambio de algunas palabras como: «Ahora es hora de irme a la estación de tren» y «Tienes razón, cariño. ¡Que te vaya bien en la oficina!» presupone todo un mundo dentro del cual estas afirmaciones, aparentemente tan sencillas, tienen sentido. Por esta característica, tal intercambio confirma la realidad subjetiva del mundo (ibíd.: 163).
Siguiendo a Peirce, Mead y Schütz hasta Berger y Luckmann, la conciencia individual se considera siempre como estructura social . Al mismo tiempo, los actores que se posicionan como enunciadores, en el marco de las modalidades de enunciaciones disponibles tanto discursiva como institucionalmente, son remitidos a los procesos de socialización que los convierten en actores del discurso competentes (por ejemplo, socializaciones académicas). Con ello, disponemos de las piezas restantes para una teoría del discurso en la que solo falta el enfoque de Foucault. Estas piezas tienen una relevancia fundamental porque, desde su perspectiva, «la constitución y el tratamiento discursivo del conocimiento solo son un caso específico dentro de otras formas de prácticas y de realización del conocimiento». Al mismo tiempo remiten a metodologías de la investigación en las que se tienen en cuenta los datos de investigación organizados por secuencias de sentido, y por ello tienen que ser interpretados y analizados de forma reconstructiva. El programa foucaultiano, por su parte, proporciona a estos enfoques la especificación del campo de los objetos (discursos, formaciones discursivas y luchas).
2. PROGRAMA DE INVESTIGACIÓN Y CONCEPTOS BÁSICOS
El ADSC no es un método, sino un conjunto integrado que incluye teoría, metodología y método; es una agenda y una perspectiva de investigación para examinar la construcción discursiva de las realidades que tienen lugar en forma de relaciones sociales de conocimiento en conflicto y de políticas de conocimiento. Las relaciones sociales de conocimiento son constelaciones sociohistóricas y complejas de producción, estabilización, estructuración y transformación del conocimiento dentro de una variedad de esferas sociales. Dentro de estas se encuentran las doctrinas religiosas, las ideologías políticas, el conocimiento científico positivo , las cosmovisiones, las teorías sociológicas, el conocimiento interpretativo sobre situaciones sociales y las concepciones más amplias de globalización, libertad, sostenibilidad, etcétera.
El ADSC examina los discursos como prácticas performativas de enunciación que constituyen órdenes de realidades, y también efectos de poder, en una red en la que abundan los conflictos entre los actores sociales, dispositivos institucionales y sistemas de conocimiento. Sostiene que el discurso es concreto y material ; no se trata de una idea abstracta o de una línea de argumentos flotando libremente. Esto significa que el discurso aparece como habla, texto, debate, imagen visual y uso de símbolos que tienen que ser actualizados por los actores siguiendo instrucciones sociales; por ello los discursos son prácticas sociales reales . El ADSC trata de reconstruir los procesos de construcciones sociales, objetivaciones, comunicaciones y la legitimización de estructuras de significado o, en otras palabras, de estructuras de interpretación y actuación en el nivel institucional, organizacional o de los actores sociales. Ello incluye varias dimensiones de reconstrucción: creación de sentido y también formación de sujetos, maneras de actuar, contextos institucionales/estructurales y consecuencias sociales. Por ejemplo, la manera en la que se manifiestan en forma de dispositivos , esto es, una infraestructura establecida para resolver problemas , que puede adoptar la forma de leyes, regulaciones administrativas, recursos humanos e incluso objetos como coches, ordenadores, etcétera. O también en la adopción o el rechazo de determinadas prácticas por parte de los actores sociales en su vida cotidiana, como por ejemplo actores negándose a comportarse de forma respetuosa con el medio ambiente .
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