Estructuras narrativas
Estructuras narrativas son aquellos momentos estructurantes de los enunciados y los discursos que se ponen en relación específica mediante los diferentes patrones de interpretación, clasificaciones y dimensiones de la estructura del fenómeno, como por ejemplo actores, definiciones de problemas... No son solo técnicas de relación de los elementos lingüísticos, sino un modo básico del ordenamiento humano de la experiencia del mundo en forma de mise en intrigué (Ricoeur, 1983), como acto configurativo de entretejer signos diferentes y enunciados en forma de relatos. Los componentes del conocimiento constituidos en discursos son reunidos en la práctica enunciativa específica de un discurso en una narrativa particular y son integrados mediante un hilo conductor, una story line . En las disputas sobre las definiciones públicas de los problemas, los actores colectivos de contextos diferentes, por ejemplo de la ciencia, de la política o de la economía, entran en coaliciones mediante el uso de un relato básico común. En él se formulan representaciones específicas de responsabilidades causales y políticas, urgencia y solución de problemas, víctimas y culpables. Los problemas se pueden dramatizar o desdramatizar, racionalizar, moralizar, politizar o estetizar; los actores son revalorizados, ignorados o denunciados.
Argumentativos
Otro componente del análisis del conocimiento de los enunciados en los discursos son los argumentativos . Schünemann (2014) denomina así a los vínculos si-entonces o inferencias repetidas y jerarquizadas en textos. A diferencia de una concepción del discurso basada en Habermas o de la versión más reciente del análisis crítico del discurso, la investigación del ADSC no trata de la prueba relativamente sencilla de inconsistencias, contradicciones y espacios vacíos de la argumentación. Más bien investiga el funcionamiento discursivo de las argumentaciones, a pesar de los omnipresentes errores de la argumentación o quizá precisamente por ellos.
3. PROCEDIMIENTOS
La investigación en el marco de un ADSC no trata simplemente uno o varios discursos en forma de recetas y en referencia a los conceptos de análisis presentados, entre otros. Más bien requiere, en un primer momento, la formulación de un planteamiento o de un interés de conocimiento –similar a la pregunta básica de Foucault por las constituciones del sujeto moderno, aunque en un nivel más modesto– que deje claro el porqué, para qué y en referencia a qué se debe analizar una relación discursiva, un proceso o una problematización o no-problematiza-ción. Esto implica dedicación con y referencia a la literatura existente sobre un tema, un compromiso o una motivación sobre el objeto de estudio. El análisis real de datos discursivos y de dispositivos constituye entonces un segundo paso de la investigación. Este paso requiere al final una nueva reflexión e interpretación de los resultados en referencia al planteamiento, nuevos conocimientos, etcétera. Los conceptos de análisis propuestos son por tanto un medio para alcanzar el fin de la investigación; como mucho son un objetivo intermedio importante para los resultados. Con la reconstrucción de un patrón de interpretación o de una estructura del fenómeno, por tanto, no se llega al final del proceso de investigación, ya que se tiene que aclarar, de forma teórico-diagnóstica, lo que hay que hacer con ello. También aquí se trata de experiencias, en el sentido de la experimentalidad foucaultiana: «Una experiencia es algo de lo que se sale transformado, [...] En este sentido, me considero un experimentador [...]. Cuando escribo, lo hago sobre todo para cambiarme a mí mismo y no pensar lo mismo que antes» (Foucault, 1996 [1980/1978]: 24).
Después de una determinación aproximada, provisional, que puede ser revisada y ampliada, del objeto y de las preguntas de investigación, se recomienda utilizar acontecimientos discursivos mayores, como por ejemplo catástrofes, ratificaciones de leyes, escándalos, etcétera, como puntos de partida en la recogida de datos. El ADSC utiliza sobre todo datos naturales , es decir, textos e imágenes del campo de investigación, ampliados mediante entrevistas y observaciones participantes, en el marco de la investigación etnográfica de dispositivos. Los corpus de datos pueden ser desarrollados y ampliados entonces en el marco de un muestreo teórico, según criterios de contraste mínimos y máximos. En estas estrategias de búsqueda se concentran, cuando se trata de sondear la amplitud del campo discursivo, datos muy diversos respecto por ejemplo al tiempo de la enunciación, al contenido o a los hablantes; o por el contrario se enfoca hacia datos muy similares, cuando se trata de determinaciones finas.
Los datos incluidos así, de forma sucesiva, pueden ser utilizados como fuentes de información para generar conocimiento sobre actores, instituciones, campos de conocimientos, puntos esenciales temáticos, involucrados e invocados, y su diferencia a lo largo del tiempo, en diferentes niveles de expansión, en comparaciones internacionales, etcétera. Esto se puede relacionar directamente con estrategias del mapeo o cartográficas que captan constelaciones de actores, posicionamientos, relaciones de interacción... (véase Keller, 2009 [1998], 2012); o también en el sentido del análisis de la situación de Adele Clarke (2005). Por otro lado, los datos o documentos particulares también son objeto de un análisis secuencial fino, con el objetivo de formar categorías. Estos análisis pueden utilizar, además, el conocimiento de los estudios sobre ciencia, tecnología y sociedad, así como también de la etnometodología temprana (véase Prior, 2003). Las interpretaciones secuenciales siguen a la preparación configurativa y en forma de embudo del significado que se puede encontrar en documentos discursivos (véase, respecto a este procedimiento, Keller y Truschkat, 2015).
Con este punto también se quiere hacer un alegato a favor de la interpretación o la inevitabilidad de la hermenéutica en las ciencias sociales (véase también el texto de Ruiz y Alonso en este libro). A diferencia de las formas de hermenéutica de corte marxista o psicoanalítico, así como de la hermenéutica arbitraria de la deconstrucción, se trata aquí de una revelación metodológicamente reflexionada sobre los pasos de la interpretación, es decir, de estrategias de interpretación de datos que apuntan a la comprensibilidad y la objetivación social de los pasos seguidos para la interpretación del objeto de investigación, y que problematizan una comprensión ingenua . Ronald Hitzler y Anne Honer formularon concisamente esta posición:
Los enfoques de la hermenéutica en las ciencias sociales incluyen decididamente dudas en el proceso de comprensión: dudas frente a los pre-juicios de la persona que interpreta, dudas frente a la certeza subjuntiva en la vida cotidiana y la ciencia, y dudas finalmente también respecto a explicaciones reduccionistas. [...] Su exigencia consiste [...] en eliminar la ingenuidad epistemológica en las operaciones básicas de la investigación y formación de teoría en ciencias sociales, en reconstruirlas y alumbrarlas (Hitzler y Honer, 1997: 23 y ss.).
El análisis interpretativo y hermenéuticamente reflexionado de los datos empíricos obtenidos en forma de texto, o que pueden ser traducidos a textos, presenta un proceso reconstructivo y al mismo tiempo constructivo. Se puede llamar reconstructiva a esta interpretación porque quiere atestiguar algo sobre la relación y las particularidades (como esquemas de interpretación, estructuraciones de sentido...) contenidas en los datos a los que se refiere. Cada análisis del discurso procede necesariamente de forma reconstructiva en este sentido general. Pero procede también de forma constructiva porque se genera a partir de los datos interpretados, esquemas categoriales, etcétera, y con ello de formas de enunciados que así no eran, y que podían no estar contenidos en los datos. El proceso de construcción se rige en primera línea por las relevancias –es decir, las preguntas, conceptos y estrategias analíticas– del análisis social, incluso cuando estas apuntan a dar una oportunidad a la relevancia propia o insubordinación del campo ; o, tal como lo expresa a menudo la nueva prosa de las ciencias sociales, incluso cuando se contempla la participación del objeto de investigación. Las interpretaciones del mundo, procesadas en discursos, solo se pueden alumbrar interpretando. Hablo de analítica interpretativa para subrayar que la investigación de los discursos pone en relación diferentes formatos de datos y pasos en el análisis; por ejemplo, estrategias sociológicas más bien clásicas del análisis de casos, combinado con un análisis detallado de datos textuales. También hablo de analítica interpretativa porque el ADSC, a diferencia de otros enfoques de la investigación social cualitativa, no se interesa en sí mismo por la unidad de significado de un documento particular (por ejemplo, de un texto), sino que supone que tal dato solo articula fragmentos (Jäger, 1999) de uno o varios discursos. Por ello se rompe la unidad material de los textos y se atribuyen los resultados de la división analítica y del análisis interpretativo fino, a veces, a distintos discursos. De ahí surge, paso a paso, el mosaico del discurso o de los discursos investigados –seguramente una modificación importante de la investigación social cualitativa convencional.
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