4. Otra vía de ajuste ha sido el redimensionamiento de la actividad de las OTS, por cierre de servicios que antes ofrecían, lo que ha reducido el abanico de servicios ofrecidos.
En síntesis . Las OTS se han enfrentado durante la crisis a duros ajustes en la financiación pública, principalmente procedentes de los gobiernos regionales, y en la financiación procedente de las cajas de ahorros. Aunque no todas las OTS han salido mal paradas, si bien se ha registrado un número importante de cierres de OTS. Respecto a la cifra de personal remunerado, las organizaciones del sector social han incrementado su personal de 529.029 en 2008 a 635.971 en 2010 y a 644.979 en 2013, mientras que el número de entidades se ha estabilizado, aumentando de 28.790 a 29.737 (Ruiz, 2015). La mayoría de las OTS han experimentado dificultades a la hora de cambiar su fuente de ingresos desde la financiación pública hacia la privada, tal y como ocurrió en Estados Unidos en los años ochenta (Salamon, 1986). Las actividades y retribuciones comerciales se han incrementado en este periodo, aunque lentamente.
Las OTS se debaten entre su mercantilización e instrumentalización o la valorización del voluntariado y del activismo social. Escorarse hacia la mercantilización de los servicios de las OTS va en detrimento de su función reivindicativa y de canalización de demandas sociales. Por ello, a medida que crecen en tamaño, las OTS tienden a neutralizar su función reivindicativa por propia voluntad o por exigencia. Por otra parte, el modelo de financiación pública basado en la uniformización, elevada burocracia y exigencias, favorece la profesionalización y a las organizaciones de mayor tamaño, que se transforman en entidades dependientes de las administraciones públicas.
2.4. Imagen
Las ONG gozan de buena imagen ante la opinión pública en España. Los barómetros del CIS (2011) y del Instituto Elcano (2014) muestran que son las instituciones mejor valoradas del país: el 78,7 % de los españoles valoran las ONG como «buenas» o «muy buenas» (CIS) y las puntúan con un 6,4 sobre 10 en la clasificación de credibilidad, a diferencia de los medios de comunicación (4,9), sindicatos (2,4), sistema judicial (3,6) y otros (Elcano).
En cuanto al grado de confianza de las entidades del tercer sector, en su conjunto la sociedad española y los usuarios/beneficiarios valoran muy positivamente los servicios y acciones de las OTS. La confianza es una variable clave porque afecta a la legitimidad de las OTS y, por ende, a su capacidad de operatoria, de ampliación de su base social, de atracción de recursos, etc. No obstante, existen significativas diferencias en cuanto al grado de confianza según el tipo de OTS. Las OTS que presentan mejor valoración son las de acción social y lucha contra la exclusión y pobreza, mientras las peor valoradas son las de carácter religioso y las que defienden intereses de ciertos colectivos (sindicatos, empresarios, feministas). Además, el 53% de los españoles perciben que las OTS dependen fuertemente de los fondos públicos y que dichos fondos no se encuentran adecuadamente controlados. Finalmente, los españoles justifican más que se otorguen fondos públicos a aquellas OTS que les inspiran mayor grado de confianza –las de acción social y lucha contra la exclusión y pobreza– que a las que les inspiran menos (López, 2002). Esta elevada dependencia financiera de parte de las OTS ha hecho emerger cierta visión social sobre las OTS como «entidades institucionalizadas» o incluso la «casta de las ONG» (entrevista a responsable de movimiento social, mayo de 2015), lo que ha producido un fenómeno de distanciamiento de nuevos movimientos sociales y de voluntariado respecto de estas últimas OTS. Llega incluso a generarse un fenómeno de desmovilización social donde se encuentran más implantadas las OTS más institucionalizadas: «Hay estudios que revelan que donde más asentadas se encuentran OTS más institucionalizadas, se ha reducido la participación ciudadana» (entrevista a responsable de TSO, mayo de 2015). En este contexto, responsables de plataformas de OTS del sector social piensan que el modo de transmisión de su mensaje y discurso requiere mejorar: «tenemos un reto en relación a cómo comunicamos nuestro mensaje, nuestro discurso» (grupo de discusión con representantes de entidades del tercer sector, 2014).
TABLA 2.3. GRADO DE CONFIANZA OTORGADO A LAS ENTIDADES DEL TERCER SECTOR (ESCALA 0 A 10)
Asociaciones de acción social |
7,54 |
Asociaciones de apoyo a discapacitados |
7,44 |
Organizaciones de derechos humanos |
6,75 |
ong de ayuda al desarrollo |
6,69 |
Organizaciones de apoyo a colectivos con problemas de integración |
6,46 |
Asociaciones de padres |
6,24 |
Organizaciones y grupos juveniles |
6,19 |
Grupos ecologistas |
6,04 |
Organizaciones y grupos deportivos |
5,92 |
Organizaciones de consumidores y usuarios |
5,75 |
Organizaciones y colegios profesionales |
5,50 |
Asociaciones de desarrollo comunitario |
5,37 |
Asociaciones culturales, regionales y peñas |
5,23 |
Grupos feministas |
4,54 |
Asociaciones de empresarios |
4,38 |
Sindicatos |
4,11 |
Asociaciones de carácter religioso |
3,92 |
Fuente : De la Torre (2001), basado en Encuesta Telefónica , FONCE - 2002 .
Entidades como Cáritas, Taula del Tercer Sector de Cataluña y la Red EAPN son conocidas por el gran público por sus campañas de denuncia de problemas sociales como la pobreza. La mayoría de las OTS han realizado campañas de comunicación y de sensibilización tanto de las problemáticas en las que trabajan como de su actividad. Las más grandes OTS son las más conocidas por el gran público. Este elemento es aprovechado por las empresas, las cuales concentran en estas OTS la mayor parte de sus colaboraciones y patrocinios.
Otras percepciones muy asentadas en España respecto a la profesionalidad y el papel de las OTS son las siguientes: el 93% está totalmente de acuerdo o de acuerdo en que «Las personas que trabajan en estas organizaciones suelen ser personas solidarias que quieren mejorar la sociedad», el 76% opina que «Estas organizaciones realizan una labor que debiera ser cubierta por las administraciones públicas (gobiernos)». Respecto a la profesionalidad, un 57,4% de las personas creen que las organizaciones realizan un buen uso de los recursos económicos, el 55,4% creen que «Estas organizaciones son tan eficaces como las empresas» y finalmente el 68,9% no creen en absoluto que «Las organizaciones con personas contratadas funcionan mejor que las que solo tienen voluntarios/as» (OTS, 2012).
2.5. Relaciones inter organizativas
Pese a la expansión de los órganos consultivos oficiales e institucionalizados a escala local, regional y nacional –similares al Comité Económico y Social Europeo– para diversos ámbitos específicos, lo cierto es que el modo más generalizado de acceso y colaboración de las OTS con las instituciones públicas es por medio de contactos informales. «La relación entre la PTS y el Ministerio es muy fluida, nos atienden y han paralizado o modificado normas por nuestra incidencia. Desearíamos que esta relación se institucionalizara en un órgano oficial» (Grupo de discusión, 24/10/2014). No obstante, los consejos de participación ciudadana de los diferentes sectores de actividad son en la práctica poco activos y decisivos (Savall, 2010).
Las OTS han propiciado innovaciones en materia de políticas públicas. En efecto, en ciertos casos, las OTS han mejorado las funciones políticas allí donde los gobiernos presentaban limitaciones, por ejemplo en la atención a los refugiados o en su actuación como puente entre distintas administraciones que no disponen de órganos para coordinar las diferentes actuaciones públicas. «Como en nuestro sector de actividad intervienen diferentes administraciones públicas –estatal y autonómica– que no tienen contacto entre sí, ni formal ni informal, diversos problemas de nuestros usuarios aparecen desatendidos; es nuestra asociación la que actúa de hecho como elemento coordinador entre administraciones y generador de coherencia en este ámbito social» (entrevista con experto del TS social, 4).
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