62 Josep Fontana, La història dels homes , Barcelona, 2000, p. 175.
63 Véase un compendio de la obra en tres volúmenes con un sumario y una cronología bastante prácticos en Arnold J. Toynbee, Estudio de la historia , Madrid, 1970.
64 José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas , Madrid, 1943.
65 Algunas de las originales ideas de Toynbee están recogidas en George R. Urban, Toynbee on Toynbee. A conversation between Arnold J. Toynbee and G.R. Urban , Oxford, 1974.
66 Sus ensayos Aproximación a la historia de España , Barcelona, 1981 (1952) y Notícia de Catalunya , Barcelona, 1982 (1954), son, en este sentido, bien elocuentes. Estos dos ensayos fueron retocados por Vicens Vives poco antes de su muerte, por lo que las ediciones de 1960 son algo diferentes a sus originales. Sobre el historiador catalán, que ha tenido una enorme influencia en la historiografía española durante el tercer cuarto del siglo veinte, ver la notable biografía intelectual de Josep Maria Muñoz i Lloret, Jaume Vicens i Vives. Una biografia intel·lectual , Barcelona, 1997.
67 Esa es la expresión utilizada por el historiador francés en una reseña publicada en los Annales : Lucien Febvre, «Dos filósofos oportunistas de la historia. De Spengler a Toynbee», en Combates por la historia , Barcelona, 1970, pp. 206-208. Ver también las críticas vertidas contra los «filósofos de la historia» por Philip Bagby, La cultura y la historia , Madrid, 1959, pp. 10-13.
68 Georg G. Iggers, «Nationalism and Historiography, 1789-1996. The German Example in Historical Perspective», en Stefan Berger, Mark Donovan y Kevin Passmore (eds.), Writing National Histories. Western Europe since 1800 , Londres, 1999.
69 Sobre la historiografía británica de ese período es útil el ensayo vivencial de Alfred L. Rowse, Historians I have known , Londres, 1995.
70 Martin Clark, «Gioacchino Volpe and fascist historiography in Italy», en Stefan Berger et al . (eds.), Writing National Histories. Western Europe since 1800 , Londres, 1999, pp. 189-201.
71 Especialmente interesantes, y no siempre del todo exploradas, son las estrechas relaciones entre historia y geografía que dan lugar al ambicioso programa historiográfico de «La tierra y los hombres», preconizados por los primeros Annales : ver Roger Dion, Essai sur la formation du paysage rural français , París, 1991, especialmente su prólogo y el sintomático volumen de Fernand Braudel sobre el espacio y la historia en su L’identité de la France , París, 1986 y, muy especialmente, Lucien Febvre y Lionel Bataillon, La terre et les hommes. Introduction géographique a l’histoire , París, 1922 (se trata del primer tomo de la citada colección «L’évolution de l’Humanité», dirigida por Henri Berr).
II. LA HORA DE LA DISCIPLINA HISTÓRICA: LOS ANNALES
Hay un acuerdo unánime respecto al notable influjo de la escuela de los Annales como constructora de un nuevo modelo historiográfico. Durante los años treinta, esta escuela francesa tomó el relevo del liderazgo que el historicismo clásico alemán había desarrollado durante buena parte del siglo XIX y principios del XX. El centro de gravedad de la historiografía se trasladaba así de Alemania a Francia, en medio de un mundo académico en crisis, que se reconstruía a duras penas entre conflictos bélicos y enfrentamientos ideológicos.
El interés histórico e historiográfico que ha despertado la escuela de los Annales es la mejor muestra de su vitalidad. La bibliografía dedicada a su estudio es ya inmensa. 1 Todos esos trabajos son de gran utilidad para los historiadores de todas las corrientes y de todas las épocas, porque no sólo tratan de una corriente historiográfica concreta como los Annales, sino que también dan las claves para la comprensión de los contextos intelectuales de los historiadores de esa escuela y de algunas de sus principales monografías, que son modelos de construcción histórica. Simultáneamente, es preciso adentrarse en el contexto en que fueron articuladas esas obras, porque de este modo se puede comprender mejor su verdadero alcance historiográfico. El contexto histórico e intelectual en el que se mueven los historiadores influye notoriamente en la visión que tienen de la historia, por lo que es muy útil conocer las corrientes intelectuales y filosóficas del momento, las coyunturas políticas, la integración en una determinada comunidad, especialmente si ésta está imbuida de nacionalismo, así como la tradición familiar y la formación académica del historiador.
Todo ello es especialmente oportuno en el caso de una escuela como los Annales, cuyos principales exponentes están perfectamente localizados: Marc Bloch y Lucien Febvre como sus fundadores, Fernand Braudel como líder indiscutible de la segunda generación y Gerges Duby, Emmanuel Le Roy Ladurie y Jacques Le Goff, entre otros, como los componentes de la tercera generación. Todos estos historiadores han experimentado una evolución tanto desde el punto de vista estrictamente vivencial como epistemológico que ha condicionado de algún modo la orientación de su obra y, por ende, de la escuela.
REVISTA HISTÓRICA, CORRIENTE GENERACIONAL Y ESCUELA NACIONAL
El primer problema que se plantea al analizar los Annales es si fueron verdaderamente una escuela histórica. 2 Sus orígenes, y su mismo nombre, están relacionados con la creación de una revista histórica, que llevaba por título, en su fundación en 1929, Annales d’histoire économique et sociale. El enunciado principal de la revista ( Annales ) no ha variado a lo largo de toda su singladura y es el único concepto capaz de aglutinar a historiadores de procedencia y talante intelectual tan diverso como ha tenido la escuela a lo largo del siglo XX.
El título original ( Annales d’histoire économique et sociale ) se mantuvo hasta 1946. Durante la guerra, la revista sobrevivió bajo los enunciados provisionales Annales d’histoire sociale (1939-1942) y Mélanges d’histoire sociale (1942-1944). En 1946 la revista pasa a llamarse Annales. Économies, Sociétés, Civilisations , hasta que en 1994 adquiere su denominación actual: Annales. Histoire, Sciences Sociales. La evolución de los subtítulos de la revista es una expresión elocuente de los diversos cambios que ha experimentado la escuela durante el siglo XX, así como de los avatares epistemológicos de la historiografía occidental globalmente considerada.
De un compromiso con la historia económica y social –una de las grandes reivindicaciones de los primeros Annales, que reaccionaron frente a la vieja historiografía decimonónica de talante político y diplomático: Économies, Sociétés, Civilisations – se pasa finalmente a un compromiso con el resto de las ciencias sociales ( Histoire, Sciences Sociales ), como resultado de la intensa batalla librada por la disciplina histórica durante los años ochenta a la búsqueda de su verdadera identidad.
Si la revista actúa como verdadero aglutinador de la escuela de los Annales, es la sucesión de las generaciones la que ha marcado las diferentes etapas de su evolución. Se ha hablado de cuatro generaciones, aunque ciertamente hay serias dudas respecto a la verdadera entidad de la postrera, porque es difícil defender en la actualidad la supervivencia de una verdadera escuela de los Annales. No obstante, nadie duda de la existencia de las tres primeras generaciones, de su influjo real en la historiografía europea y americana y de su articulación en torno a unos líderes generacionales, en cuya obra se ven reflejadas las mutaciones de la misma escuela a lo largo del siglo XX: Marc Bloch y Lucien Febvre en la primera generación, Fernand Braudel en la segunda y Georges Duby, Jacques Le Goff y Emmanuel Le Roy Ladurie en la tercera.
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