Daniel Pennac - ¡Increíble Kamo!

Здесь есть возможность читать онлайн «Daniel Pennac - ¡Increíble Kamo!» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

¡Increíble Kamo!: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «¡Increíble Kamo!»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Kamo se ve obligado a aprender inglés en tres meses. Su madre le ofrece la posibilidad de cartearse con Cathy, una chica francamente extraña, por la que Kamo empieza a sentir una fuerte atracción…

¡Increíble Kamo! — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «¡Increíble Kamo!», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¡Es culpa mía! ¡Ha sido por mi culpa! Tendría que haberte escuchado, Moune, y dejar las bicicletas donde estaban.

Pero Moune. sentada muy tiesa en la silla, de la que casi nunca se levantaba, le contestaba:

– No, he sido yo. Era una locura dejarles salir por París en plena noche.

Y yo, solo en mi habitación, con el reloj roto de Kamo en la mesilla de noche, sabía perfectamente que el responsable era yo mismo. En lugar de burlarme de Kamo, debía haberme tomado en serio sus presentimientos. Volvía a verle aquella noche de tormenta, arrodillado ante la bicicleta checoslovaca, con la cara empapada de lluvia -aunque debieron ser lágrimas- y todavía le oía decirme:

– No; un «santo terror».

En fin, que ése era el clima que había en casa: la búsqueda del responsable, la gran cacería ciega del culpable. Sólo que aquí todos se acusaban a sí mismos, lo que resultaba todavía más terrible, porque contra esas acusaciones uno no puede defenderse en absoluto, pero tampoco dejarse consolar.

– Que no: que he sido yo -decía Pope…

– Calla; sabes muy bien que he sido yo -murmuraba Moune…

Y yo. en mi cama:

– Es culpa mía. Debía haber creído en aquel presentimiento…

Afortunadamente la vida se defiende contra la desesperación. Encuentra pequeños trucos. Trucos tan inesperados que uno se queda alucinando.

Porque allí estaba yo, tumbado en mi cama que ni siquiera había descubierto, con los ojos abiertos de par en par, cuando de pronto me volvió a la cabeza otra frase de Kamo. Una frase de las últimas vacaciones. -¿Sabes una cosa? Lanthier el Largo…

– Qué?

– Pues que creo que es menos gilipollas de lo que parece.

Fue como un fuego artificial desplegándose en toda aquella negrura. Salté de mi cama y me abalancé sobre el teléfono.

La señal sonó durante un buen rato. El reloj de la entrada contaba los segundos por mí. Por fin. me llegó la voz de Lanthier el Largo desde muy lejos:

– ¿Quién es el mamón que se permite despertar a una familia numerosa a las cuatro de la madrugada?

– Soy yo.

Reconoció mi voz en el acto y se suavizó un poco.

– ¡Ah! ¿Eres tú? ¿Qué pasa?

– Lanthier…

Para sorpresa mía, no fui capaz de decir nada más. Me parecía que, si contaba el accidente de Kamo, si hablaba de su estado, lo mataría del todo. Y fue Lanthier el que preguntó:

– ¿Le ha pasado algo a Kamo?

Fue entonces cuando le conté. Lanthier no me interrumpió ni una sola vez. Escuchaba.

Cuando acabé mi relato, dijo:

– No te preocupes…

La continuación me la esperaba. Me esperaba que saliera con majaderías del tipo: «Venga, si está hecho un cachas: nuestro Kamo es inmortal…», cosas asi. Pero de eso nada. Dijo otra cosa:

– Kamo no va a morir-y luego añadió-: Depende de nosotros.

Yo esperaba, agarrado a mi teléfono.

– Tengo un primo -dijo por fin Lanthier el Largo- que se rompió la crisma desde un sexto piso; atravesó una cristalera y se chafó contra el cemento de un garaje.

Sentía cómo me invadía la ira.

(«¡Si te fijas -había dicho Kamo-, Lanthier el Largo siempre tiene un primo o un amigo de un primo al que le ha ocurrido algo extraordinario!»)

– Bueno, pues lo salvamos -siguió Lanthier-. Lo salvamos igual que vamos a salvar a Kamo. De la misma forma.

– ¿O sea?

Había ironía en mi voz.

– Pensando en él -contestó Lanthier sin conmoverse.

– ¿Cómo has dicho?

Y, con la mayor tranquilidad del mundo:

– Pensando en él. Basta con pensar en él día y noche para que salga adelante. No olvidarle jamás. Pensar en él sin un segundo de interrupción. Si lo conseguimos, si no flaqueamos, si no se produce un agujero en nuestro pensamiento, Kamo saldrá de ésta. Desde ahora te lo digo.

Decía aquello con la tranquilidad de un medito que sabe que está dando la receta adecuada. E inmediatamente sentí que la confianza me envolvía como un manto de sueño.

– Estás roto -dijo Lanthier desde el otro extremo del hilo-. Has estado pensando en Kamo hasta ahora: vete a dormir, que yo te tomo el relevo. Te despertaré cuando te toque el turno de subir al puente.

En cuanto colgué, me quedé dormido.

5 Kamo, Ka-mo… Ca-ma, co-ma…

AQUEL día Pope y Moune me dejaron dormir. No tuve que ir al colegio. Fue el teléfono lo que me despertó a las doce y diez.

– Hola, tú.

Lanthier el Largo al otro lado.

– Ahora te toca a ti pensar en Kamo. Yo vuelvo a casa para echar una cabezadita.

– ¿Cómo te ha ido esta mañana en clase?

– Muy bien. Me han caído dos horas de pringarla en física.

– ¿Por qué?

– ¡Porque estaba pensando en otra cosa, jope!

Soltó una risa ahogada.

– Por cierto, que le hubiera divertido mogollón a Kamo, además.

– Cuenta.

– ¡Bah! Una chorrada -dijo Lanthier-, Es sólo que Plantard me ha sacado a la pizarra. Casi no le he oído llamarme, con todo lo que estaba pensando en Kamo. Asi que va y me llama por segunda vez, y los demás empiezan a cachondearse. Total, que salgo a la pizarra. Plantard me pregunta y yo sigo tan mudo como estaba. "¿Debo entender que no se sabe usted la lección. Lanthier?". Sí señor, dice mi cabeza; ha entendido usted bien, señor. "¿Y qué explicación va a ofrecerme usted esta vez. Lanthier? ¿Su cartera olvidada una vez más en casa de uno de sus innumerables primos?". No señor, dice mi cabeza; no señor. "¿Pues, entonces?". Y es ahí cuando le he dicho: "No me he aprendido la lección, señor, porque estaba pensando en otra cosa; y aún estoy pensando en ella en este momento, señor; y por eso estoy mudo, señor".

«¡Explosión en la clase; imagínate! Pero Plantard levanta la mano. "¿Y puede decirnos en qué pensaba usted, Lanthier.-". "En alguien, señor". Aullidos detrás de mí: "¿En quién pensabas. Lanthier? ¿Cómo se ilama?" "¿Es mona?". Y Plantard (ya le conoces, siempre aullando con la manada): "¡Vamos, Lanthier! ¡Conteste a sus compañeros y diga en quién pensaba usted mientras no se aprendía la lección!". Y yo (echándole toda la gilipollez posible al asunto): "Se llama Cathy, señor". Y la clase: "¡Cathy! ¡Cathy! ¡Qué monada!;Nos pasas su teléfono, Lanthier? Escríbelo en la pizarra". Y yo: «Se llama Catherine Earnshaw y es la heroína de Cumbres Borrascosas; una novela, señor; la he leído esta noche".

Breve silencio de Lanthier en el otro extremo del hilo. Luego:

– Pues eso. Me ha metido dos horas. Pero lo más gordo es que era verdad. Esta noche me he tragado Cumbres Borrascosas; me ha parecido que era ¡a mejor manera de pensar en Kamo.

Nuevo silencio.

– ¿Y sabes lo que te digo? Me pregunto por qué querrá tanto a esa Cathy… A mí me parece más bien una tía plasta… nadie que merezca un leñazo contra un coche por ella.

Lo decía con toda la sinceridad del mundo. Añadió:

– En fin eso es asunto de Kamo. Ya le conoces: en cosas de amor no hay quien le haga razonar.

Kamo estaba extraordinariamente inmóvil en su cama del hospital. Tenía una cara de cera y tiza. Sus párpados eran de color malva, como el ciclo el amanecer después de su accidente. Por un segundo creí que había dejado de respirar. Me incliné sobre él. No. Era la inmovilidad lo que daba aquella impresión. La inmovilidad y el vendaje, quizá. El vendaje, tan blanco… Pero respiraba. Débilmente. Como si estuviese acurrucado allá lejos, en el fondo de sí mismo, y a su aliento le costara todo el esfuerzo del mundo salir fuera, al exterior. «El Gran Exterior», había dicho Kamo una mañana señalando con un amplio gesto las montañas del Vercors. No había más que aquel vendaje. Y eso lo hacía casi más terrible. Si hubiera estado cubierto de heridas y de golpes, habríamos pensado: «liste pajolero Kamo. qué averiado está… ¡Sólo a él podría pasarle una cosa así! No hay que preocuparse: se recompondrá, como de costumbre».

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «¡Increíble Kamo!»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «¡Increíble Kamo!» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «¡Increíble Kamo!»

Обсуждение, отзывы о книге «¡Increíble Kamo!» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x