Daniel Pennac - ¡Increíble Kamo!

Здесь есть возможность читать онлайн «Daniel Pennac - ¡Increíble Kamo!» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

¡Increíble Kamo!: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «¡Increíble Kamo!»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Kamo se ve obligado a aprender inglés en tres meses. Su madre le ofrece la posibilidad de cartearse con Cathy, una chica francamente extraña, por la que Kamo empieza a sentir una fuerte atracción…

¡Increíble Kamo! — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «¡Increíble Kamo!», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¡Kamo! ¡Cambiamos!

Él me prestaba su bólido de mil amores, pero la bici perdía toda su potencia apenas me había montado yo en ella. ¡Igual que si le hubiesen injertado un par de pedales a un camión de quince toneladas!

– No Le canses -decía Kamo-. Sólo me obedece a mí.

– Este crío es más fuerte que un roble -decía Pope.

Una de las últimas noches le pregunté: -¿Y tu miedo, Kamo? -¿Qué miedo?

– Tu fobia a la bici, tu «santo terror». Reflexionó un momento y dijo: -Es como un sueño, un sueño que se me hubiese olvidado -poco después, añadió-: ¿Sabes una cosa? Lanthier el Largo… -¿Qué?

– Pues que creo que es menos gilipollas de lo que parece.

Dejó que pasara un buen rato, antes de continuar: -¡La necesidad nos hace hacer cosas realmente extraordinarias!

En ese punto me reí en voz baja:

– Montar en una bici. por ejemplo. Pero Kamo no se reía.

– Sí, montar en una bici cuando algo dentro de nosotros nos grita que no debemos hacerlo… -¿Crees en los presentimientos, Kamo? Silencio. Luego, Kamo contestó: -Si César hubiera escuchado a los oráculos, sus antiguos colegas no le habrían agujereado la barriga. Y añadió:

– Si Enrique II hubiese escuchado a su mujer. Catalina de Médicis, no se lo habrían cargado en aquel torneo…

– Un lanzazo en un ojo.

– Sí. Que le salió por la oreja,

– Tardó horas en morir,

– No debió divertirse mucho…

– Tú dirás.

(Cuando lo pienso, la verdad es que eran geniales aquellas conversaciones nocturnas…)

– En cualquier caso -dijo Karno-, mis propios presentimientos no se han cumplido.

Se oyeron a lo lejos el grito de una lechuza y el ronquido de un motor que remontaba el valle. -¿Cuándo volverá a llamarte tu madre? -No antes de un mes. -¿ Tanto?

– Le gusta tener libertad de espíritu cuando viaja. En su voz no había ningún reproche. Siempre la misma admiración cuando hablaba de su madre. -¿Kamo? -¿Sí?

– ¿Qué querías decir el otro día cuando decías que tu bisabuelo, el otro Kamo, ya había querido reconstruir el mundo y que el resultado no había sido muy allá?

– La Revolución -contestó Kamo-. La Revolución rusa. Era un revolucionario. Una especie de Robín de los Bosques al servicio de la Revolución.

Hubo un largo silencio. Luego, Kamo dijo todavía:

– Eso fue lo que los separó a él y a Melissi la Abeja.

– ¿Por qué? ¿Ella no compartía sus ideales revolucionarios?

– No, no es eso.

Aquella lechuza, cuyo ulular se iba acercando, hacía siempre su nido en nuestra casa al terminar las vacaciones de Pascua, la víspera de nuestra marcha.

– Es otra cosa -dijo Kamo-. Creo que no hay suficiente sitio para dos pasiones en el corazón de un revolucionario.

Y mucho después, durante la noche. le oí murmurar: -Hubiera debido elegir a Melissi.

3 El drama

FUE Pope quien "originó el drama», como suelen decir los periódicos. O más bien, Pope, mi padre, se reprochó durante mucho tiempo su responsabilidad en lo que ocurrió después. Yo creo que él no tuvo culpa de nada. Y. si tuviera que designar a un responsable, diría que fue la Historia. Sí, la Historia con mayúscula, la que nos enseñan los profes, la que encontramos en los libros, la que se va depositando gota a gota y nos proporciona una memoria mucho más vieja que nosotros mismos, la Historia que construimos nosotros también todos los días, sin que lo parezca, y que se llama «la vida» antes de convertirse en la Historia.

Íbamos a salir. El coche estaba cargado. Un coche familiar con un maletero en el que se habría podido transportar un buey. Todas nuestras maletas y bolsas cabían en él ampliamente. No obstante, Pope había instalado una baca en el techo.

Pregunté para qué era aquella baca y Pope se dio una palmada en la frente con el gesto de quien se acuerda de algo de pronto.

– ¡Dios mío, es cierto, se me había olvidado!

Luego, gritó:

– ¡Kamo. trae aquí las bicis, haz el favor!

– ¿«Las» bicis? -preguntó Kamo.

– Pues claro: la tuya y la de tu colega.

Asi fue como Pope le dio a mi amigo Kamo la bicicleta checoslovaca. Probablemente un autentico sacrificio para Pope, porque era la bicicleta de su padre, la bici heroica, la que había luchado en la Resistencia, una reliquia familiar… En cuanto a Kamo, no sabía muy bien cómo dar las gracias, pero su mirada hablaba por él.

Más tarde supe que Moune, mi madre, no había estado de acuerdo en traerse las bicis a París. «Demasiado peligroso», decía. Pero Pope la había convencido. «El chico es prudente y Kamo es hábil…» Fue sobre lodo el argumento del gusto el que hizo ceder a Moune. «Les gustará tanto…». La verdad es que nada podía apetecernos más. Traernos nuestras bicis a París era prolongar las vacaciones. Incluso eternizarlas.

– ¿Podremos ir al colegio con ellas?

– No, son para dar vueltas dentro del piso…

¡Qué éxito tuvo Kamo en el colegio con su bici checoslovaca! Incluso los más fantasmones que se paseaban con sus motitos japonesas de pequeña cilindrada se pusieron verdes de envidia.

Todos los que iban de «cuanto más nuevo, mejor», los obsesos del último modelo, daban vueltas alrededor de la bici histórica con los ojos como platos.

– ¿De qué marca es?

– Una checa de antes de la guerra -contestaba Lanthier el Largo, que sabía la tira del capítulo bicis.

– Y ese agujero de ahí en el cuadro, ¿qué es?

– Los alemanes: una emboscada -dejaba caer Kamo con indiferencia.

– ¿Crees que todavía se pueden encontrar piezas sueltas?

– Intenta soltar una un poco y verás…

Como si la bici no fuera ya demasiado pesada, Kamo le había añadido dos enormes bolsas de cartero, dos zurrones de cuero tan viejos como ella y que abarrotaba con nuestras cosas de clase. Por la mañana, cuando llegábamos, cada uno agarraba su bolsa y se la echaba con soltura sobre el hombro, lo que nos daba el aspecto de dos cowboys presentándose en el saloon con las sillas de montar a la espalda. Con un movimiento del hombro dejábamos caer nuestro saco sobre el pupitre como si soltáramos ¡a silla sobre la barra, y Lanthier el Largo voceaba:

– ¿Un güisqui doble, como siempre? Luego, ocurrió lo de aquella sesión de cine. A medianoche, en la cinemateca del Palais Chaillot. Medianoche era tarde, incluso siendo sábado. Incluso para unos padres como los míos. Y. sin embargo, no podíamos perdernos aquella película. Una de las primeras versiones cinematográficas de Cumbres Borrascosas. -No voy a dejaros sueltos por París a medianoche. Pope parecía inflexible. Pero Cumbres Borrascosas seguía siendo la novela preferida de Kamo. Había leído la versión original inglesa por lo menos una docena de veces. Hasta había hecho una traducción de ella considerando que todas las que existían hasta la fecha «no valían un pimiento». De hecho, seguía enamorado de Cathy, la heroína. Se tomaba a sí mismo por Heathcliff o algo así… Locamente enamorado, vamos. Nos habíamos chupado más o menos todas las películas con que habían intentado llevar a la pantalla aquella obra maestra. En cada ocasión, Kamo salía del cine hirviendo de ira.

– Pero ¿tú has visto qué petardo? ¿Me puedes decir qué es lo que ha entendido de la novela el individuo que ha rodado eso?

Yo me ganaba la bronca de todas todas, como si fuera el director de la película en cuestión.

– ¿Y la chica que hacía de Cathy? ¿Te has fijador ¿Y el tío que hacía de HeathcliíT? ¡Un gomoso, con esa brillantina! No hay derecho a que se trate de esa forma a unos personajes. ¡Un personaje de novela es como una persona, hay que respetarlo! ¡No estás de acuerdo?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «¡Increíble Kamo!»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «¡Increíble Kamo!» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «¡Increíble Kamo!»

Обсуждение, отзывы о книге «¡Increíble Kamo!» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x