Sofía se echa en mi cama y me siento afortunado de tener conmigo a esta mujer tan linda y bondadosa, y le quito la ropa y la beso entera y, a pesar de mis dudas y torpezas, le hago el amor con la poca hombría de la que soy capaz. Cuando terminamos fundidos en un abrazo, deja caer un par de lágrimas y yo le pregunto ¿por qué lloras? y ella me dice porque esto me parece un sueño, y yo me quedo sorprendido, pensé que lloraba porque soy un amante miserable, pero no, al parecer he sabido complacerla como merece. Luego voy al baño, me meto a la ducha y, maldición, qué mala suerte, justo cuando me estoy duchando suena otra vez el timbre. Sofía, porfa, contesta, grito desde la ducha, y ella ok, ningún problema, y unos segundos después anuncia es Sebastián, ¿qué le digo?, ¿que pase?, y yo, casi sin pensarlo, no, dile que no lo puedo ver ahora, que estoy contigo, que no joda, y Sofía ¿seguro?, ¿no quieres que lo reciba y le converse un ratito mientras te vistes?, y yo no, ni hablar, dile que venga en otro momento, que se eche agua. Ella se ríe, creo que halagada de que sólo quiera estar con ella, y yo sigo duchándome y pienso que a Sebastián le va a molestar que le haga este pequeño desaire, pero lo lamento, uno no puede multiplicarse.
Ya vestida, Sofía me sonríe sentada en la cama cuando salgo del baño con la toalla amarrada y pregunta ¿vamos a comer algo? Claro, vamos, me muero de hambre, le digo, y en seguida no me mires mientras me visto, y ella se ríe y dice me hace gracia que seas tan pudoroso, que te andes tapando siempre, y yo no digo nada y pienso sí, claro, no soy como Sebastián, tú ex amante, mi amante todavía, cosa que tú aún no sabes, porque él es lo más impúdico que hay, y anda siempre desnudo, sobándose la entrepierna. Hay algo que tengo que decirte, le digo a Sofía, que está distraída viendo la televisión, apenas termino de vestirme, y ella me pregunta con aire candido ¿es bueno o es malo?, y yo creo que es más malo que bueno, y ella entonces dímelo cuando estemos comiendo, no ahorita, que me muero de hambre.
Salimos de prisa, subimos a mi auto y Sofía saca de su cartera un disco y lo hace sonar en seguida, y es un italiano que ignoro, Zucchero, me dice ella, con una sonrisa, te apuesto que te va a gustar, y yo manejo a toda prisa por las curvas del malecón escuchando Overdose d’amore, y ella se reclina y se acuesta sobre mis piernas, y yo acaricio su cabeza suavemente mientras manejo, y amo este instante, sentirla mía, sentirme hombre.
Poco después llegamos a un pequeño café al final de la avenida Larco, cerca del mar, y elegimos la mesa más discreta para esconder los estragos de la noche alcohólica. Tras pedir la comida, insisto, para sacarme este malestar de encima que no me deja respirar, hay algo que tengo que decirte, Sofía, y ella dime, dime, mientras come unas tostadas crocantes con tomate, y yo: no sé cómo decirte esto, pero siento que debo decírtelo, porque estamos acostándonos juntos, y no me parece justo que no lo sepas, porque si te quiero como te quiero es importante que te diga quién soy y no te esconda nada, al menos es así como yo entiendo el amor, no sé tú, pero yo siento que si te miento no te estoy queriendo bien, como tú mereces que te quiera, y quiero que sepas que de vez en cuando me acuesto con Sebastián.
He dicho por fin lo que tenía que decir y ahora no me importa si Sofía me abofetea, me abandona, se echa a llorar o me besa, ahora depende de ella si me sigue queriendo o me repudia por no ser tan perfecto como mamá quiso que fuese. ¿Eso es lo que tenías que decirme?, me pregunta sonriendo, tomándome de la mano, y yo, sorprendido, sí, eso es todo, ¿no te molesta?, y ella no, para nada, y yo la amo más de lo que nunca amé a nadie, más que a ninguna mujer en todo caso, porque la pobre Ximena, que huyó de mí, se traumó cuando le confesé que me tocaba pensando en varones atléticos. Después de respirar hondo y sentir que las penurias de la resaca me abandonan súbitamente, le pregunto ¿pero no te sorprende al menos?, y ella no, yo ya sabía eso, y yo me quedo estupefacto, pasmado, ¿cómo lo sabías, si yo no se lo he contado a nadie?, y ella porque Sebastián nos lo contó a Patricia y a mí la otra noche.
No puedo creer que Sebastián hiciera eso, no porque sea una deslealtad, sino porque pensé que ocultaba nuestra relación mucho más de lo que yo mismo la encubro. Me siento reconfortado al ver la mirada serena de Sofía, que sigue queriéndome a pesar de que ya sabe que no soy tan hombre como otros piensan. Entonces le digo te adoro, eres genial, ¿y si yo no te decía nada, no me ibas a decir tú que ya sabías lo de Sebastián?, y ella no, por ahora no, en algún momento vas a tener que elegir, si quieres estar conmigo, entre el y yo, pero recién nos estamos conociendo y est á bien así, tú eres así y yo te quiero como eres y no te juzgo, es tu vida, por algo necesitas estar con el, y yo ¿pero no te parece mal, no te parece inmoral o sucio que yo quiera tener sexo con un hombre?, y ella no, ¿por que?, y yo no te preocupes, que Sebastián es el único hombre con el que me he acostado, y ella está bien, no hay problema, yo también me he acostado con el, y yo ¿que?, me hago el sorprendido, pero en realidad ya lo se, porque Sebastián me ha contado que fueron amantes desde muy jóvenes, cuando tenían dieciocho años y estaban en el ultimo año del colegio, y ella sí, Sebastián fue mi primer enamorado, fuimos juntos a mi fiesta de prom, y yo perdí mi virginidad con el, y yo, después de un silencio, porque se acerca el mozo y no quiero espantarlo, así que espero a que se retire, ¿y fue bueno hacerlo con él esa primera vez?, una pregunta que tal vez podría haberme ahorrado, y ella más o menos nomás, no gran cosa, y yo me río y ella también, y por suerte no me pregunta cómo fue mi primera vez con él, porque tendría que decirle la verdad, que me dolió y me hizo llorar, pero también me gustó, y yo ¿y cuánto duro tu relación con Sebastián?, y ella como un año, luego él me saco la vuelta con otra chica y me dejo muy triste, y yo ¿y desde entonces no se han vuelto a acostar?, y ella bueno, cuando yo volví de Filadelfia hace un año, al terminar la universidad, empezamos a salir de nuevo y bueno, tú sabes, y se ruboriza un poco, y yo ¿volvieron a acostarse?, y ella sí, y yo ¿y estuvo bueno?, y ella sí, digamos que sí, y yo ¿mejor que cuando fueron enamorados en el cole?, y ella sí, claro, mucho mejor, y yo ¿ y cuándo fue la última vez?, y ella no se, no me acuerdo, y yo ¿pero hace poco?, y ella hace unos meses, supongo, y yo no le pregunto más porque me queda claro que el bucanero de Sebastián se acostó con ella ya estando de novio conmigo y que no me lo dijo cuando debería habérmelo contado, porque yo no conocía a Sofía ni podía enfadarme; si ya sabia que el se acostaba con su novia, Luz María, me hubiese dado igual que lo hiciera con otra chica.
Me quedo pensando en que no deja de ser curioso que a Sofía y a mí nos haya gustado tanto el mismo hombre y que ambos hayamos perdido la virginidad con él y que incluso ella se haya acostado con Sebastián mientras él ya era mi amante, todo lo cual multiplica mi cariño por ella. Por eso le digo por lo visto, tenemos los mismos gustos, nos gusta el mismo tipo de hombre, y ella ríe y dice no, a mí Sebastián ya no me gusta, y no dice nada más, y yo espero a que me diga ahora me gustas tú, y pregunto, haciéndome el tonto, ¿y ahora hay alguien que te guste?, y ella ahora me gustas tú, y yo beso su mano y ella me pregunta ¿y yo te gusto más que Sebastián? Enmudezco y trato de fingir que la pregunta no me ha afectado, pero lo cierto es que no tengo una respuesta clara, y entonces digo son cosas distintas, pero sí, por supuesto, tú me gustas más que él, y ella ¿pero estás enamorado de él?, y yo no, no creo, me gusta, nos acostamos, pero no estoy enamorado de él, nunca he estado enamorado de un hombre y no sé si podría estarlo. Nada más decir eso, pienso: probablemente sí estoy enamorado de Sebastián, sólo que no me atrevo a decirlo, y también podría enamorarme de otro hombre, sólo que no me atrevo a vivirlo, y me resulta más conveniente mentir y decir que es sólo sexo y nada más lo que me une con Sebastián. No te preocupes, que lo mío con Sebastián no tiene ningún futuro, le digo a Sofía, y ella está todo bien, no tienes que darme explicaciones, y yo no, en serio, él tiene una novia, Luz María, y yo estaba buscando a alguien como tú, así que no hay más que decir, lo mío con Sebastián se está terminando y cuando lo vea se lo voy a decir, y ella haz lo que creas que es mejor para ti, no quiero presionarte a nada, yo te quiero igual.
Читать дальше