1 A MODO DE PRÓLOGO
2 Introducción
3 PRIMERA PARTE ¿Cómo contar este cuento? Textos 2002-2008
4 Érase una vez
5 Mi vida contigo
6 Tu abuelo, el comisario
7 Hablando de vos… y de otro hijo que vendrá
8 SEGUNDA PARTE
9 La Sagrada Familia
10 En busca de un comienzo
11 Años de ignorancia, años de impunidad
12 TERCERA PARTE De cara a la verdad Textos 2008-2009
13 Papá está preso
14 “No te entregues, corazón libre”
15 Saberlo todo
16 Con los ojos bien abiertos
17 CUARTA PARTE Historia, historias Textos 2015-2017
18 Dolorida memoria
19 Largos duelos
20 QUINTA PARTE
21 Alzar la voz
22 Papá, ¿dónde están?
23 Historias de desobediencia
24 (In)digna desobediente
25 Recapitulando
26 Epílogo
1 Cover
Kalinec, Analía
Llevaré su nombre : la hija desobediente de un genocida / Analía Kalinec. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Marea, 2021.
Libro digital, EPUB . - (Historia urgente / 85)
Archivo Digital: descarga
ISBN 978-987-8303-55-0
1. Relatos Personales. 2. Literatura Testimonial. 3. Dictadura Militar. I. Título.
CDD 808.883
Edición: Verónica Estay Stange, Carolina Bartalini y Constanza Brunet
Coordinación editorial: Víctor Sabanes
Corrección: Brenda Wainer
Diseño de tapa e interiores: Hugo Pérez
© 2021 Analía Kalinec
© 2021 Editorial Marea SRL
Pasaje Rivarola 115 – Ciudad de Buenos Aires – Argentina
Tel.: (5411) 4371-1511
marea@editorialmarea.com.ar | www.editorialmarea.com.ar
ISBN 978-987-8303-55-0
Depositado de acuerdo con la Ley 11.723. Todos los derechos reservados.
Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio
o procedimiento sin permiso escrito de la editorial.
Impreso en Argentina – Printed in Argentina
A la memoria de Néstor, que nos propuso
un sueño y entonces pude despertar.
A Luis, compañero de vida incondicional.
Para Gino y Bruno,
Franco y Tati,
Máximo y Benicio,
habitantes de estas historias.
Y para los hijos y las hijas
de los hijos y las hijas que vendrán.
A MODO DE PRÓLOGO
Empecé a escribir este libro sin saberlo. En el año 2002 empiezan los primeros registros donde comienzo de manera muy íntima a contar mi historia, pensando concretamente que los destinatarios de esos escritos serían mis hijos, que en ese momento no habían nacido y hoy ya son adolescentes.
Reconozco ya por esos años cierto afán por “registrar la historia” y que ellos tengan luego elementos para reconstruirla. Advierto ahora a la distancia la ausencia de “registro” de mi propia historia y que no reconocía de manera consiente hace 20 años atrás cuando empecé a escribir.
Estos textos, que fueron escritos entre 2002 y 2008, están agrupados en la primera parte del libro: “¿Cómo contar este cuento?”.
La segunda parte se titula “La Sagrada Familia” y da cuenta de mis años de infancia y adolescencia. Para narrarla busqué en mi “caja de recuerdos” (que literalmente es una caja de zapatos que conservo y traje de la casa de mis padres el día que me casé) cartas, fotos, tarjetas, notas, agendas y recuerdos varios que me permitieron de alguna forma reconstruir esos años de manera lo más fidedigna posible.
En el año 2008 la necesidad de escribir se vuelve imperiosa para mí. Ya había nacido mi segundo hijo y mi padre estaba siendo juzgado por crímenes de lesa humanidad. Puedo pensar ahora que los relatos de esa época son claramente ordenadores y necesarios en mi inquietud de poder contar a mis hijos lo que estaba pasando en la familia y lo que estaba sintiendo. Ya en esos años dejé de pensar que los únicos destinatarios de estos relatos serían mis hijos. Comencé a intuir que esta historia personal se inserta y tiene su correlato en la historia de un país que reclama Memoria, Verdad y Justicia. Estos textos conforman la tercera parte de este libro: “De cara a la verdad”.
En estas tres primeras secciones del libro también indago acerca de la historia de mi padre e incorporo de manera cronológica información que fui recogiendo de distintas fuentes: el legajo de la Policía Federal, registros de testimonios de quienes lo conocieron antes de que yo naciera y lo ventilado en el juicio donde se lo condena a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad.
Siempre procuré en los momentos más significativos de esta historia hacer registros narrativos con lo que me iba pasando o estaba sintiendo en cada momento. Hubo un tiempo que dejé de escribir, alrededor del año 2010, luego de que mi padre fue condenado, mis hijos Gino y Bruno eran chiquitos y ya me había recibido de psicóloga. Retomé la escritura en el año 2015 cuando murió mi mamá y fui recuperando con notas periodísticas, recuerdos personales y registros de mis agendas lo que fueron esos años. En la cuarta parte del libro, “Historia, historias”, están estos textos escritos entre 2015 y 2017.
Por último, en la quinta parte, “Alzar la voz”, narro desde la actualidad la parte más pública de mi historia, la que se conoce por mi participación en el colectivo Historias Desobedientes y por las instancias judiciales con mi padre represor.
Cabe también señalar que a lo largo del libro los relatos se intercalan con citas de las lecturas que fui teniendo en cada momento y que orientaron y acompañaron mi forma de pensar y de sentir. También se incorporan hechos de La Historia con mayúsculas que va entrecruzándose con mi historia personal indefectiblemente.
El resultado es este libro que cuenta con la amorosa colaboración e invaluables aportes de Verónica Estay Stange, Carolina Bartalini y Constanza Brunet que supieron guiarme y acompañarme en este camino de querer poner palabras a esta historia: tan tierno y emotivo a veces y tan doloroso y truculento otras.
Introducción
Ser hija
Y sin embargo, aunque parezca extraño, se podría decir,
sin faltar a la verdad, que Eva es, a su manera, feliz.
Todo lo feliz que puede serlo una mujer de su edad
y con una historia como la suya.
María Teresa Andruetto,
La mujer en cuestión, 2017
31 de octubre de 2019, cumplo 40 años
Tal vez es la fecha. Tal vez es la idea de que otros escriban esta historia, que es la mía, lo que me da resquemor y me motiva a escribir. No creo que esta memoria pueda ser escrita, narrada o interpretada por otros, tampoco creo que pueda ser entendida. Me basta con contarla, pero prefiero contarla yo. En el desgarro. En la contradicción. En la angustia. En este intento por entender lo inentendible. En esta idea que me viene de purgar la tristeza a través de la palabra… y que no se purga.
31 de octubre de 1979, nací. Era miércoles. En Córdoba, nací en Córdoba. Mi mamá tenía 22 años, mi papá tenía 27. Mi hermana Claudia ya tenía 2 años. Nací en dictadura, pero ni sabía, apenas que estaba naciendo. Nació Titi un año después, el día de la Virgen María –Virgen con mayúscula y con g, me enseñó mi mamá–, y después nació Ale, también en dictadura, en el 82. Las cuatro en dictadura, pero ni sabíamos, apenas que estábamos naciendo. Las cuatro mujeres. Lástima que no fuimos varones. Mi papá quería un varón. Se iba a llamar Martín, como San Martín. ¿Qué va a pasar con el apellido? Tendríamos que haber sido varones. Cuatro mujeres, las cuatro en dictadura, y un papá policía.
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