La entrevista y la observación participante suponen una situación de interacción con los sujetos de estudio, que vinculará al investigador con sus narraciones sobre la vida social o con su comportamiento en determinados contextos sociales. Estas técnicas de recolección, que a primera vista son sencillas, se basan en criterios definidos de diseño, aplicación y análisis, y cumplen funciones diversas en la investigación. A veces, la información de primera mano obtenida sólo complementa o apoya a otras formas de recolección y análisis de información (documentos, censos, estadísticas, encuestas, informes, etcétera). En otras ocasiones, estas técnicas adquieren vuelo propio, pues se convierten en metodologías al articularse con ciertos supuestos teóricos y paradigmáticos. Es el caso de las biografías, las historias de vida o de los relatos biográficos, que utilizan la entrevista para reconstruir las trayectorias individuales y colectivas o para recuperar fragmentos de procesos históricos que facilitan la comprensión de la vida social.
Si bien la biografía en sus inicios fue una herramienta monopolizada por la historia, que elabora hechos a partir de memorias, vida de personajes, etcétera, hoy es un método compartido por las distintas disciplinas sociales interesadas en comprender la realidad social a partir de la vida cotidiana de la gente común. De este modo, el diseño y los objetivos originales de la biografía han cambiado pues se ha transformado en un método con fundamentos teóricos y un desarrollo técnico importante. La contribución de la biografía a la tradición cualitativa se expone en la segunda parte de este libro Desde los individuos a lo social.
El capítulo de Ramón Reséndiz “Biografía: proceso y nudos teórico-metodológicos” presenta la biografía como un método que se vincula con distintos objetos de estudio, disciplinas, así como con diversas orientaciones teóricas. Pese a esta diversidad, el método biográfico siempre explora y trata de comprender la realidad social a partir de la subjetividad y la representación de los individuos sobre procesos o situaciones relevantes que forman parte de su vida personal. El capítulo se detiene en el amplio desarrollo teórico y metodológico de las biografías y ubica las distintas etapas que exige este método durante el proceso de una investigación. Cada etapa y cada uno de los problemas que Reséndiz detecta en la aplicación de este método se ejemplifican con investigaciones empíricas que han utilizado la biografía para conocer ya sea la vida de una persona, de un grupo o de una experiencia histórica sobresaliente para una colectividad. También en este capítulo se esbozan las formas de análisis que pueden aplicarse a una biografía, así como los mecanismos de confiabilidad y validez de las observaciones construidas a partir de lo biográfico.
Martha Luz Rojas Wiesner, en el trabajo “Lo biográfico en sociología. Entre la diversidad de contenidos y la necesidad de especificar conceptos”, presenta los antecedentes de la biografía en las ciencias sociales, para centrarse posteriormente en los rasgos que adquieren en la práctica sociológica. Su capítulo señala que en los años setenta resurge el interés por los testimonios, la historia oral, los relatos e historias de vida, etcétera. La autora destaca los principales enfoques teóricos desarrollados alrededor de lo biográfico y se preocupa por indicar los rasgos de sus manifestaciones metodológicas. El trabajo finaliza con una reflexión de interés sobre las posibilidades y limitaciones para lograr validez y confiabilidad de la información y los resultados proporcionados por un método que ha tenido un desarrollo importante, tanto en las aproximaciones positivistas como en las interpretativas.
En la tercera parte, se presentan metodologías que operan desde lo colectivo y que se agruparon bajo el nombre de La búsqueda de lo colectivo: intervención en grupos. Dos capítulos intentan mostrar la contribución de la tradición cualitativa a un campo que hasta hace pocos años se abordó principalmente por medio de métodos experimentales o cuantitativos, desarrollados principalmente por la psicología. Interesados por conocer las formas en que el comportamiento es modificado en situaciones de interacción, o por entender a los actores insertos en las relaciones sociales y los significados que adquiere el comportamiento individual en sociedad, distintos autores han generado metodologías de observación de grupos. Los estudios comprenden una gran gama de situaciones. Se estudian los encuentros cotidianos espontáneos, el grupo informal, las organizaciones, las instituciones o los movimientos sociales.
Estos planteamientos metodológicos por lo regular surgen de la detección de una serie de dificultades impuestas por los métodos convencionales para investigar temas definidos desde propuestas teóricas que suponen a un sujeto reflexivo, capaz de argumentar sobre su experiencia en sociedad, se interesan por los significados que los actores atribuyen al comportamiento o simplemente se orientan al análisis de la vida social como relación.
Así, la mayoría de estas metodologías se crea para detectar problemas y temas que las aproximaciones convencionales no captan y por ende para adecuar la investigación empírica a los propósitos y referencias teóricas que privilegian sus autores. Aunque prácticamente todas estas nuevas metodologías, inscritas en la tradición cualitativa, han debido desarrollar una gran cantidad de argumentos filosóficos, políticos, estéticos, etcétera, para legitimarse en las comunidades científicas, es preciso reiterar que su origen, más que obedecer a principios epistemológicos o filosóficos, se ubica en la incompatibilidad de sus objetos teóricos con los métodos convencionales de investigación.
Estas metodologías, herederas de las corrientes interpretativas de la acción, renuevan sus propuestas al interesarse por identificar, describir e interpretar al actor individual o colectivo en situaciones de interacción o relación social. El supuesto es que la acción con sus significados no sólo es distinta cuando se observa individualmente o en una relación social, sino que esta última es la situación más cercana a la vida social real y por tanto conforma un escenario de observación privilegiado para sus objetivos teóricos. Aunque hay varios planteamientos metodológicos, ciertamente novedosos, inscritos en esta línea, en esta parte se presentarán dos métodos dedicados a destacar dos formas de intervención de grupos, orientados por propósitos y orientaciones teóricas diferentes. Su comparación es importante, ya que muestra que, para elaborar una metodología no basta desarrollar una argumentación crítica ante las propuestas convencionales. Se precisa, por un lado, un trabajo de reflexión y evaluación permanente sobre la nueva metodología que, en última instancia, se orienta a la obtención de conocimientos plausibles y universales y por otro, necesita el manejo de una teoría fuerte que fundamente y posibilite el desarrollo de esa herramienta recién creada, ya que su elaboración no se reduce a cuestiones puramente técnicas o lógicas. Las propuestas de Jesús Ibáñez y de Alain Touraine enseñan las dificultades de este desafío y dan elementos para sustentar ciertas ideas sobre las condiciones que requiere el desarrollo de una empresa de esa envergadura.
En este marco, Geyser Margel escribe el capítulo “Para que el sujeto tenga la palabra: presentación y transformación de la técnica de grupo de discusión desde la perspectiva de Jesús Ibáñez”, donde expone la técnica de investigación llamada “grupo de discusión” desarrollada por el sociólogo español Ibáñez, quien concibe al grupo como un dispositivo para estudiar los significados de los discursos sobre ciertos temas que se decide analizar. La técnica supone que los componentes de los marcos discursivos de una sociedad se reproducen a nivel microsocial durante la situación grupal creada por el investigador. La propuesta se funda en una crítica hacia los métodos tradicionales y se elabora alrededor de un complejo paradigma alternativo. Éste se orienta a redefinir la relación entre objeto y sujeto de conocimiento, posibilitar la creatividad y el descubrimiento para evitar los modelos de investigación lineales, basados en fórmulas prescritas. El establecimiento del grupo de discusión, cuya lógica general se basa en estos argumentos, exige definir una serie de requisitos técnicos relacionados con la formación, el tamaño y composición del grupo, y sobre todo con el desarrollo y control de la discusión por un investigador que controla la dinámica grupal y orienta el debate sobre determinados temas. Finalmente, el capítulo expone las propuestas para interpretar el producto del debate, esto es el discurso del grupo con su referente a nivel de la sociedad.
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