Esta concepción del siglo XIX prevaleció en las ciencias sociales de América Latina en la mayor parte del siglo XX, pese a que ya en las últimas décadas del siglo pasado, muchos estudiosos se rebelaban contra estas concepciones. Así, se puso en entredicho la similitud epistémica entre las ciencias sociales y naturales, y se revivió la antigua polémica iniciada por el historicismo alemán sobre la diferencia entre las ciencias sociales, ciencias ideográficas, que intentan comprender la especificidad histórica particular y las ciencias naturales, ciencias nomotéticas, que intentan explicar por medio de leyes.
En la sociedad contemporánea muchos estudiosos recuperaron los planteamientos del individualismo metodológico expuestos por Max Weber y la atención pasó de los grandes procesos estructurales a las construcciones sociales de significados en las comunidades locales. Fue un salto del universalismo positivista al individualismo metodológico, un cambio de enfoque de lo macro a lo micro, de las grandes estructuras a la acción particular, de la historia a la biografía. Esta transformación ha significado una búsqueda de identidad como científicos sociales, de aquello que nos diferencia en la comunidad académica, de lo que constituye nuestra especificidad.
En este contexto genealógico las metodologías cualitativas se han redescubierto en la comunidad académica latinoamericana. Si el método dialéctico privilegiaba el marxismo y el uso de encuestas y métodos cuantitativos era lo característico del funcionalismo, los métodos cualitativos son el instrumento analítico privilegiado de quienes se preocupan por la comprensión de significados.
A pesar del gran interés que existe en la comunidad académica, los investigadores preocupados por aprehender estos métodos se enfrentan a la difícil tarea de consultar una bibliografía muy dispersa y generada en lenguas extranjeras. Por ello, El Colegio de México y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Sede México (Flacso México), se hacen cargo de ofrecer a la comunidad académica mexicana y latinoamericana esta obra colectiva, en la que el lector podrá encontrar un pormenorizado panorama de los distintos métodos de la investigación cualitativa, que en gran medida orientan las prácticas de investigación de un creciente número de estudiosos de las ciencias sociales en el siglo que apenas se inicia.
La reflexión que nos ofrece este libro en torno a los métodos cualitativos en la investigación social se dirige a precisar las cualidades, potencialidades, alcances y acoplamientos que estos métodos tienen en la explicación e interpretación de nuestros problemas sociales, y además proporciona una base teórica y epistemológica que nos ayuda a evaluar el verdadero alcance de estos métodos, evitando transformar este esfuerzo científico del desarrollo de los métodos cualitativos en un simple conjunto de técnicas que puedan utilizarse con un alto grado de discrecionalidad.
Así, Observar, escuchar y comprender nos ofrece una sistematización rigurosa de las distintas técnicas e instrumentos que componen el acerbo metodológico del enfoque cualitativo, que además logra penetrar en una reflexión crucial de las ciencias sociales, esto es, el de las diversas formas de producción del conocimiento científico. Las distintas secciones que estructuran el texto conforman un mapa que delinea los contornos por los cuales debe atravesar la discusión teórico-metodológica sobre lo cualitativo, traza las fronteras y los límites de esta tradición y ayuda a reubicar las epistemes que subyacen en ella. Los capítulos guardan una estructura interna equivalente que incluye una exhaustiva revisión bibliográfica sobre cada una de las modalidades del quehacer cualitativo, una confrontación de sus límites y potencialidades (confiabilidad y validez), y la presentación de ciertas investigaciones, algunas de ellas efectuadas en el ámbito latinoamericano, ejemplificadoras. En suma, las contribuciones de este texto exceden el marco de lo descriptivo y de la mera enumeración de técnicas e instrumentos de recolección de información. Se trata de un texto que nos plantea debates y desafíos centrales para estudiar el tema del sujeto a partir del rescate y la resignificación de la palabra.
Se pretende así dar un impulso significativo al esfuerzo realizado en las últimas décadas por un creciente grupo de investigadores, que han tratado de imaginar nuevas rutas en el camino de la investigación social en nuestro continente.
María Luisa Tarrés
[México, D.F., 2001]
Prólogo
María Luisa Tarrés
Hay libros que no se planean. Resultan de la curiosidad por aclarar algún asunto, del ejercicio de una cierta disciplina o de una dosis de obstinación para aquietar ese interés.
Es probable que este volumen responda a ese perfil. Me atrevería a afirmarlo, pues como coordinadora de un curso sobre métodos cualitativos, origen de la elaboración de este libro, fui testigo de la demanda inusitada que despertó el tema entre los estudiantes. Debí elegir entre los solicitantes, ya que, si los hubiera aceptado a todos, no habría podido ejercer la tradición pedagógica fundada en el pequeño grupo, en la práctica docente definida como un lugar de debate y gestación de ideas.
Sin embargo, si esta experiencia se lee desde una perspectiva sociológica, no es posible pensar que el interés por la materia obedeció al atractivo del curso. Es más razonable suponer que la oferta del tema apareció en un momento especial, pues coincidió, y tal vez todavía coincide, con el surgimiento de una necesidad de esas que Fraser (1989) llama “fugitiva”, para referirse a un problema que no encuentra respuesta en los espacios institucionales o privados, destinados a ofrecerla, y por tanto se transforma en una especie de malestar compartido. Esa necesidad está presente en la investigación de las ciencias sociales contemporáneas, que se enfrenta a problemas que no encuentran respuesta fácil en las concepciones teóricas o en las aproximaciones metodológicas convencionales. Debo reconocer que, aunque no soy ajena a este clima, el auge de las aproximaciones cualitativas me desconcierta. Desde hace años, utilizo las distintas metodologías disponibles a la investigación en forma más bien económica, es decir, de acuerdo con los beneficios o ventajas que parecen ofrecer para definir, analizar o interpretar un determinado problema desde la sociología. Sin embargo, no fue sino hasta que se comenzaron a divulgar los llamados métodos cualitativos, de manera muchas veces abusiva, que consideré necesario revisarlos para ubicarme en una práctica que repentinamente se puso de moda y con la que no coincido, pese a que mi experiencia como investigadora se acerca a esa tradición. Así surge primero la idea de organizar este curso, luego un seminario de trabajo orientado a sistematizar en artículos lo allí debatido y por último, este libro.
Un hecho que llama la atención es que la gente busque respuestas a las transformaciones de las ciencias sociales en los llamados métodos cualitativos, como si no formaran parte de ella desde sus orígenes. Y esta sorpresa es mayor si se revisa el programa del curso. Su contenido corresponde a criterios que, por un lado, pueden ser considerados básicos o elementales por los conocedores de la materia y, por otro, revela que su temario no es completo porque obedece a una selección y al interés por vincularlos con la investigación empírica. En este sentido el curso, y quizás el libro, posee un sello particular. Su objetivo principal se orientó a proporcionar herramientas de utilidad para quien investiga. La idea fue revisar los llamados métodos cualitativos para evaluarlos a la luz de su capacidad y así proporcionar conocimiento válido y confiable sobre la realidad social. Por ello, además de examinar cuidadosamente los métodos mencionados y comparar las diversas posturas disciplinarias y teóricas sobre ellos, se hizo un esfuerzo por aquilatar su utilización en algunas investigaciones empíricas. Si bien no fue posible revisar la inmensa gama de investigaciones que ocupan estas aproximaciones metodológicas, hubo la preocupación por conocer y discutir sus resultados. No hubo desde un comienzo una actitud favorable hacia ellos. La curiosidad, la necesidad de obtener respuestas, fueron la fuerza motora de esta sistematización.
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