4. El Freie Jüdische Lehrhaus –Instituto Libre de Enseñanza Judía– fue fundado en 1920 por el rabino Anton Nobel e inspirada por Martin Buber y Franz Rosenweig, recuperadores de la tradición mesiánica del pensamiento judío y autores de una nueva traducción de la Biblia. En la Alemania de los años veinte esta institución, frecuentada por jóvenes intelectuales como Leo Löwenthal y Erich Fromm, representó la renovación religiosa y espiritual del judaísmo en respuesta al auge del antisemitismo y la subsiguiente crisis del proceso de asimilación de los judíos en la sociedad germana.
5. Traverso dedica un capítulo a analizar el recorrido intelectual que lleva a Kracauer de Weber a Marx (Traverso, 1998: 59-88).
6. En este sentido cabe citar el estudio Los empleados (2008 b ), el análisis sobre «George Simmel» (2006: 59-106) de 1920, el ensayo Soziologie als Wissenschaft de 1922 así como su obra de filosofía de la historia History. The Last Things Before the Last escrita en sus años de exilio en Nueva York y editada póstumamente en 1969.
7. Valga como muestra el estudio del París del Segundo Imperio a través de las operetas del compositor Offenbach, Jacques Offenbach ou le secret du Second Empire (1994 a ) publicado en 1937 durante su exilio en la capital francesa.
8. Durante sus años en el Frankfurter Zeitung Kracauer ejerció una intensa actividad como crítico cinematográfico. Después, en su exilio en los Estados Unidos, siguió realizando esta actividad para diversas publicaciones pero sin duda sus obras notables sobre cine son los libros, De Caligari a Hitler. Una historia psicológica del cine alemán (1985) de 1947, y Teoría del cine. La redención de la realidad física (1996) editado en 1960. El primero fue escrito mientras trabajó en la Film Library del Museum of Modern Art de Nueva York, con la intención de encontrar en las historias y personajes del cine expresionista de la época de Weimar los signos psicológicos que revelaban una actitud de sumisión del pueblo alemán al poder que propició el advenimiento del nazismo. El segundo libro fue redactado en la década de los cincuenta, plasmando un estudio sobre el cine que llevaba gestando en su cabeza desde los años de exilio en Francia y en el que el autor alemán desarrolla una sistemática reflexión sobre las potencialidades estéticas del cine como medio de reproducción de la realidad.
9. En 1928 publicó de manera anónima Ginster , una novela autobiográfica en la que el personaje protagonista, en una combinación de cómico e intelectual, es caracterizado como un antihéroe en tiempos de guerra. En la reseña al libro realizada para el Frankfurter Zeitung , Joseph Roth definió al personaje como un « Charlot literario» en alusión al célebre personaje cinematográfico creado por Charles Chaplin (citado por Traverso, 1998: 16), mientras que el propio Kracauer lo presentaba como un « Schweik intelectual» (Adorno, 2003: 384), en analogía con el soldado del ejército austro-húngaro protagonista de la novela El buen soldado Schweik escrita por el checo Jaroslav Hasek (1863-1923) tras las Primera Guerra Mundial, cuya ingenua incompetencia desenmascaró con humor el absurdo del sistema disciplinario militar y del mismo conflicto bélico. No olvidemos que cuando estalló la guerra Kracauer se intentó alistar como voluntario pero fue declarado no apto y quedó como reservista. Unos años después, en 1934, acabó de redactar Georg , novela que permaneció inédita hasta 1973.
10. «Pienso en el exilio como a quien, como persona adulta, han obligado a dejar su país o que ha perdido su libre albedrío. Conforme se establece en otras partes, todas esas lealtades, esperanzas y aspiraciones que comprimen una gran parte de su ser se cortan automáticamente de raíz. La historia de su vida se trastorna, su yo «natural» se relega en su mente a paisaje de fondo. Sin duda, sus esfuerzos inevitables por afrontar los retos de un entorno extraño afectarán a su perspectiva, a toda su estructura mental. Pero puesto que el yo que era continua candente por debajo de la persona en la que se va a convertir, su identidad está obligada a permanecer en estado de flujo; y nunca será posible que pertenezca completamente a la comunidad a la que ahora en cierto sentido pertenece. (Ni que sus miembros piensen fácilmente en él como uno de los suyos.) De hecho, ha dejado de «pertenecer». ¿Dónde vive? En el precario vacío de la extraterritorialidad.» (Kracauer, 1969: 83). Un análisis detallado del tema del exilio se encuentra en Martin Jay (1985: 217-236).
11. En textos anteriores como «Aburrimiento» (2006: 181-186) de 1924, «El viaje y la danza» (2006: 187-199) de 1925 o «Culto a la distracción» (2006: 215-223) de 1926, ya se desarrolla este enfoque metodológico.
12. Por su parte, Gerwin Zohlen ha puesto de manifiesto cómo la alegoría y la analogía conforman los recursos metodológicos con los que Kracauer se opone a la «petrificación» del pensamiento conceptualizador y abstracto (Zohlen, 1980: 62-72)
13. Aunque solía ocultar los años de profesión como arquitecto, Adorno señala que la huella de la arquitectura quedó en él presente de una forma «intelectualizada» a través de la «primacía de lo óptico» que esta disciplina requiere y que en sus escritos vertebra la mayoría de los análisis sociológicos resueltos a modo de imágenes espaciales (Adorno, 2003: 375). Por otra parte, si es verdad que la arquitectura como tal no fue objeto de un verdadero interés profesional ni intelectual, no es menos cierto que la ciudad y lo relacionado con los espacios públicos fue objeto de reflexión casi constante, como lo muestran el mencionado ensayo sobre Jacques Offebanch y una serie artículos publicados en el Frankfurter Zeitung , y recogidos años después en el libro Strassen in Berlin und anderswo (1964), que nos descubren la figura de un Kracauer paseante por las calles de Berlín, París, Niza o Marsella. Henrik Reeh ha llevado a cabo una interesante investigación sobre los escritos relacionados con el análisis de la metrópolis y lo urbano en relación con la noción de ornamento (Reeh, 2004).
14. Como indicación de la relevancia de «Ornamento y delito» para las nuevas ideas sobre la arquitectura desarrolladas tras la Primera Guerra Mundial, Le Corbusier publicó el texto en el número 2 de su revista L’Esprit Nouveau en 1919. Añadamos que en otro escrito posterior publicado en 1924 titulado «Ornamento y educación» Adolf Loos vuelve sobre los argumentos de descrédito del ornamento (1993 b : 214-219).
15. Las primeras formas artísticas estarían ejemplificadas en la organicidad del arte gótico y la pintura expresionista alemana mientras que las segundas en el rigor del arte griego, del egipcio y del funcionalismo arquitectónico moderno. El filósofo alemán basó esta oposición estética entre ornamento y estilo en el historiador y teórico del arte Wilhelm Worringer (1881-1965), creador del concepto de Einfühlung , quien establecía el antagonismo entre la horizontalidad del arte clásico y la verticalidad y la voluntad de abstracción del gótico. Para un análisis detallado del Espíritu de la utopía véase Collomb (1988: 195-210) y Raulet (1988: 211-244).
16. En este sentido es significativo que la disertación para la obtención del doctorado en arquitectura se titulara El desarrollo del arte de la forja en Berlín, Potsdam y algunas ciudades de la Marca del siglo XVII al XIX .
17. A este respeto es interesante mencionar la reflexión que tiempo después realiza Adorno sobre la oposición entre función y ornamento en la cultura de masas, tomando precisamente como referente conceptual el modelo de la arquitectura. Mientras que en la arquitectura «objetiva» o funcionalista «lo práctico es tanto más bello cuanto más renuncia a la apariencia de belleza», esto es, cuanto más prescinde del ornamento; en la cultura de masas, en cambio –aún a pesar de adoptar métodos industriales–, la «objetividad» o funcionalidad es aparente y se elabora como un «estilo», como una especie de estandarización de lo ornamental, una repetición de lo «irrepetible». «La cultura de masas, sentencia Adorno, es incompatible con su propia objetividad»: su intención es, en realidad, más ornamental que «objetiva» o funcional (Adorno, 2007: 298-299).
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