Manuel Vicent - Balada De Caín
Здесь есть возможность читать онлайн «Manuel Vicent - Balada De Caín» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Balada De Caín
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:3 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Balada De Caín: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Balada De Caín»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Balada De Caín — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Balada De Caín», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Ahora está amaneciendo. Una luz sucia ha comenzado a vibrar en el cristal de la ventana y los sonidos de la ciudad que despierta se van haciendo sólidos lentamente. Oigo el ruido de la ducha en la habitación de al lado, la descarga de un retrete, las gárgaras o la tos violenta del vecino y en el pasillo del hotel cierra la puerta alguien que se va. El rumor del tráfico en el asfalto crece dentro de mí y en este momento acabo de tumbar la botella de whisky después de una noche en blanco e incluso puede que esté un poco borracho. Bajo el peso del alcohol abandono la adolescencia y miro el calendario de la agenda. Octubre 18 de 1985. Cierro los ojos y en la cavidad luminosa de los párpados descubro una gruta acuática donde navego como una carpa sorteando a ciegas una red de algas viscosas. Las paredes de esa bolsa son de carne y en ellas hay escritos signos magnéticos o fosforescentes, que parecen fortuitos. Cambian de forma según fluctúa el líquido que me sustenta, pero entre esos caracteres brilla intensamente un cero rojo. Dentro de ese útero que es dulce en extremo percibo vibraciones musicales cuando con una aleta o escama rozo las cuerdas de un arpa submarina. El cero sirve de puerta. Para salir a la intemperie meto la nuez moscada del cerebro y me deslizo con suavidad por el interior de ese círculo o cero rojo que llevo en la frente y en seguida me sorprende la luz del sol. De pronto me encuentro otra vez sentado en el polvo del desierto o en una butaca raída como rey saxofonista de Manhattan. Había niebla esta mañana y en medio de un concierto de sirenas de la policía bajé a la calle a comprar los periódicos. Llevaba los ojos como fresas al final del insomnio. En el vestíbulo del Hotel Chelsea, el conserje me saludó con la cordialidad de costumbre aunque esta vez acompañó la leve reverencia con un guiño de complicidad.
– Enhorabuena. Va usted a ser famoso -me dijo.
– Gracias.
– Sabía que tenía usted talento. Se veía venir.
– Gracias. ¿De qué se trata?
– Lea los periódicos. Le felicito.
Mi rostro no estaba todavía en las paredes de la ciudad ni tampoco adornaba los papeles pero toda la prensa del día daba la noticia del crimen en primera página: Abel ha sido asesinado. Perece un bailarín de cuatro puñaladas en el rodaje de una película. Venganza fratricida en el Este del Edén. El cadáver incorrupto de Abel ha sido hallado en el litoral del Mar Muerto. Abel muere en el bombardeo de Jericó. El asesino Caín está en Nueva York.
Cada periódico daba una información distinta. El Washington Post decía que en una cueva de Qumrán, cerca de las ruinas de un poblado esenio, en la orilla occidental del Mar Muerto, acababa de ser descubierto el fiambre más célebre de la historia. Pertenecía a alguien que había sido navajeado mortalmente hace miles de años. Sometido a la prueba del carbono 14 había dado un resultado positivo: los hechos sucedieron en tiempos del Génesis. En un laboratorio de Jerusalén se le había practicado la autopsia a la insigne momia y los investigadores hebreos quedaron desconcertados al descubrir la evidencia del asesino en el intestino sacro del muerto. El puñal que había acabado con la vida de aquel hombre llevaba grabada en la hoja una inicial, un signo o una palabra en arameo antiguo que respondía al nombre de Caín. Este vocablo había quedado inscrito de forma milenaria en las vísceras del cadáver como una prueba pericial. El asesino estaba en Nueva York y se sabía que era saxofonista.
En cambio, The Village Voice fechada el suceso en París y todo había ocurrido en el ambiente nocturno de los jardines del Trocadero como un ajuste de cuentas entre homosexuales. Un bellísimo chapero llamado Abel había sido ultimado con una quijada de asno, si bien fuentes no confirmadas atribuían el crimen a un asunto de drogas o a una reyerta de fanáticos musulmanes que habían efectuado venganza en un neófito escapado de El Cairo con una fórmula de pócimas secretas con el ámbar gris. Inevitablemente el asesino se llamaba Caín.
Para el New York Times, la víctima era un bailarín que fue ejecutado durante el rodaje de una película. En la estación del suburbano de la calle 42, Abel aún palpitaba cuando llegaron los guardias. Según testimonio de los ciudadanos que presenciaron el hecho, la escena parecía un montaje o decorado de un film de tipo esteticista. Una multitud de pasajeros reales aunque de baja calaña ocupaba los pasillos y parte del andén donde se había montado el equipo de iluminación. Focos y cineastas, técnicos y artistas melenudos con aparatos y maquilladoras hacían los preparativos para una acción que debía ocurrir en el metro de Nueva York, si bien se trataba de la ficción de una historia sagrada. Algunos negros en los túneles vendían papelinas de jaco, rayas de coca, chocolate y esos turrones que hacen estallar el cerebro. Por allí campaban algunos patriarcas o figuras del Antiguo Testamento, figuras bíblicas desnudas. El director reclamó silencio. Luego dijo: motor. Finalmente gritó: acción. El protagonista era Abel. Entró en campo rodeado de ovejas mecánicas que se pusieron en círculo, dentro del cual comenzó el actor a bailar una danza quebrada de cariz moderno. Iba con una solitaria piel de raposa que le servía de taparrabos. En medio del acto llegó un tren a la estación y al abrirse las puertas automáticas cayó sobre el andén una avalancha de morralla. Hubo que repetir la escena varias veces. Corten. Corten. Siempre había que comenzar de nuevo, pero, según los testigos, en esta ocasión todo salía rodado. Abel bailaba, las ovejas le miraban y un convoy con ojos de búho apareció en la oscuridad del subterráneo. Se detuvo delante de la escena, se abrieron los vagones y de uno de ellos emergió un sujeto con calma estudiada, se acercó al bailarín con un puñal grabado, se abatió sobre él y le incrustó el acero dorado en el corazón. El nombre de Caín también se descubrió durante la autopsia inscrito en el ventrículo izquierdo. El asesino desapareció en el mismo tren que lo trajo al rodaje y todo sucedió como en la ficción de cine, aunque tirado en el andén ahora había un cadáver real y muchos ciudadanos, incluidos los compañeros de reparto, oyeron que antes de expirar la víctima había pronunciado unas palabras misteriosas referidas a su hermano.
– Ha dicho algo acerca de una vasija de Qumrán.
– He oído que aludía al Mar Muerto.
– No ha hablado.
– Ha pronunciado el nombre de su hermano.
– ¿Caín?
– Así es.
Cuando llegó la policía, el cuerpo de Abel aún palpitaba y en un punto todos los testigos coincidían. El asesino era un sujeto de ojos verdes y rasgos árabes, de un metro ochenta de altura aproximadamente, con perilla de Alí Baba, pelo rizado y con un cero rojo marcado en la frente. Entre todas las versiones ésta parecía la más acreditada.
Los periódicos de habla hispana daban una explicación más familiar del caso. Uno de ellos titulaba así la noticia: Carnicería en el Este del Edén. El escueto telegrama de agencia decía que una prostituta llamada Eva contempló en la puerta del cabaret donde trabajaba cómo su hijo Abel era asesinado por su hermano, de profesión saxofonista. Otro diario refería la reyerta a una cuestión de herencia: una bolsa de cuero llena de esmeraldas, rubíes y diamantes ensangrentados, que formaban un tesoro bíblico, había desencadenado el crimen.
Yo leía todo esto en la cafetería donde trabajaba de camarera mi amiga Helen y mientras la culpabilidad me inundaba como un dulce veneno tomaba un vaso de leche con unas tartitas de crema y sirope. Tal vez el pecado olía a margarina caliente. Pensé en ir a una tienda a comprar un esparadrapo para cubrirme esta marca que llevo entre las cejas. Pero la negrita Helen se acercó a mi mesa y abrió la boca más que de costumbre. Venía orgullosa. Me dio con el codo.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Balada De Caín»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Balada De Caín» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Balada De Caín» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.