Jorge Semprún - El Largo Viaje
Здесь есть возможность читать онлайн «Jorge Semprún - El Largo Viaje» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:El Largo Viaje
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:4 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 80
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
El Largo Viaje: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Largo Viaje»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
El Largo Viaje — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Largo Viaje», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
– Ojalá dure -digo.
– ¿El qué? -dice el chico de Semur.
– La velocidad -contesto.
– Mierda, sí -dice-, ya empiezo a estar harto.
El tren corre y el vagón es un bronco murmullo de quejas, de gritos amortiguados, de conversaciones. Los cuerpos amontonados y reblandecidos por la noche forman una gelatina espesa que oscila brutalmente a cada curva de la vía. Y luego, de repente, hay largos momentos de un silencio pesado, como si todo el mundo se hundiese a la vez en la soledad de la angustia, en una duermevela de pesadilla.
– Este imbécil de Ramaillet -digo-, ¡qué cara pondría!
– ¿Quién es Ramaillet? -pregunta el chico de Semur.
No es que tenga muchas ganas de hablar de Ramaillet. Pero, desde que anocheció, he advertido un cambio sutil en el chico de Semur. Me parece que necesita conversación. He advertido que se le quiebra a veces la voz, desde que anocheció. La cuarta noche de este viaje.
– Un tipo que estaba en chirona conmigo -explico.
Ramaillet nos dijo que abastecía a los del maquis, pero sospechábamos que hacía estraperlo, simplemente. Era un campesino de las cercanías de Nuits-Saint-Georges y parecía tener una pasión insaciable por la teosofía, el esperanto, la homeopatía, el nudismo y las teorías vegetarianas. En cuanto a estas últimas, era una pasión puramente platónica, ya que su plato preferido era el pollo asado.
– Era un cabrón -digo al chico de Semur-, recibía paquetes enormes que no quería compartir.
En verdad, cuando estuvimos solos en la celda, antes de que llegara el muchacho del bosque de Othe, no se negaba a compartir conmigo los paquetes: claro, no se planteaba el problema. ¿Cómo me hubiese atrevido a pedirle yo nada? Era inconcebible que yo le planteara un problema semejante. Por lo tanto, no se negaba a compartir. Simplemente, no compartía. Tomábamos la sopa en nuestras escudillas de hierro colado, grasientas y sospechosas. Nos sentábamos el uno frente al otro, en los camastros de hierro. Tomábamos la sopa en silencio. Yo procuraba que durara lo más posible. Me metía en la boca cucharaditas de caldo insípido, que me esforzaba en saborear. Jugaba a colocar aparte, para después, los pocos restos sólidos que nadaban ocasionalmente en el caldo insulso. Pero era difícil hacer trampa, engañarse, hacer que durara la sopa. Me contaba historias para distraerme, para obligarme a comer
despacio. Me recitaba en voz baja El cementerio marino, intentando no olvidar nada. Además, nunca lo conseguía. Entre «tout va sous terre et rentre dans le jeu» [11]y el final, no conseguía colmar un vacío en mi memoria. Entre «tout va sous terre et rentre dans le jeu» y «le vent se leve, il faut tenter de vivre» [12]** no había modo de colmar el vacío de mi memoria. Permanecía con la cuchara en el aire, intentando acordarme. A veces, ia gente se pregunta por qué empiezo a recitar de repente El cementerio marino, cuando me estoy haciendo el nudo de la corbata, o abriendo una botella de cerveza. Ésta es la explicación. He recitado muchas veces El cementerio marino en esta celda de la prisión de Auxerre, frente a Ramaület. Debe de ser la única vez en que El cementerio marino ha servido para algo. Debe de ser la única vez que ese imbécil distinguido de Valéry ha servido para algo. Pero era imposible hacer trampas. Ni siquiera «L'assaut au soleil de la blancheur des corps des femmes» [13]''"' permitía hacer trampa. Siempre había demasiada poca sopa. Llegaba siempre un momento en que la sopa se acababa. Ya no había más sopa, nunca había habido sopa. Yo miraba la escudilla vacía, rebañaba la escudilla vacía, pero no había nada que hacer. Ramaillet, él, siempre se tomaba la sopa ruidosamente. La sopa, para él, no era más que un entretenimiento. Debajo de la cama tenía dos cajas grandes repletas de comida, de alimentos mucho más consistentes. Tomaba la sopa ruidosamente, y después eructaba. «Perdón», decía llevándose la mano a la boca. Y después: "Sienta bien». Todos los días, después de la sopa, eructaba. «Perdón», decía, y luego: «Sienta bien». Todos los días lo mismo. Era necesario oírle eructar, decir «perdón, sienta bien», y quedarse tranquilo. Era preciso, sobre todo, permanecer tranquilo.
– Yo le hubiera estrangulado -dice el chico de Semur.
– Claro -le respondo-. Yo también lo hubiera hecho.
– ¿Y tras la sopa se daba él solo el gran banquete? -pregunta el chico de Semur.
– No, era durante la noche.
– ¿Cómo, durante la noche?
– Sí, durante la noche.
– Pero ¿por qué durante la noche? -pregunta el chico de Semur.
– Cuando él creía que yo estaba durmiendo.
– ¡Mierdal-dice-, yo le hubiera estrangulado.
Había que conservar la calma, sobre todo había que permanecer tranquilo, era una cuestión de dignidad.
Esperaba que yo me durmiera, durante la noche, para devorar sus provisiones. Pero yo no dormía, o me despertaba al oír que se movía. Permanecía inmóvil, en la oscuridad, y le oía comer. Adivinaba su silueta sentada en la cama, y le oía comer. Por el ruido de sus mandíbulas, adivinaba que comía pollo, oía crujir los huesecillos del pollo bien asado. Oía crujir también las tostadas entre sus dientes, pero no ese crujido seco y arenoso de la tostada seca, no, era un crujido sigiloso, amortiguado por la capa de crema de gruyere que adivinaba extendida por la tostada. Le oía comer, con el corazón palpitante, y me esforzaba en conservar la calma. Ramaillet comía de noche porque no quería ceder a la tentación de compartir nada conmigo. Si hubiera comido de día, hubiera cedido, una u otra vez. Al verme ante él, mirándole comer, quizás habría sucumbido a la tentación de darme un hueso de pollo, un pedacito de queso, quién sabe. Pero eso hubiera creado un precedente. Y esto, al cabo de los días, hubiera creado una costumbre. Temía la posibilidad de esa costumbre, Ramaillet. Porque yo no recibía ningún paquete, y no existía la menor posibilidad de que yo le devolviera jamás el hueso de pollo, el pedazo de queso. De modo que comía de noche.
– Nunca hubiera creído que fuera posible algo así -dice el chico de Semur.
– Todo es posible.
Refunfuña en la oscuridad.
– Tú -me dice-, tú siempre tienes una frase preparada para contestar a todo.
– Sin embargo, así es.
Me entran ganas de reír. Este chico de Semur es asombrosamente reconfortante.
– ¿Y qué? Todo es posible, desde luego. Pero nunca hubiera creído que fuera posible algo así.
Para el chico de Semur, no ha habido ninguna vacilación. Tenía seis manzanitas crujientes y jugosas y me ha dado tres. Mejor dicho, partió por la mitad cada una de las seis manzanitas, y me dio seis mitades de jugosas manzanitas. Había que obrar así, para él no había problema. Y el muchacho del bosque de Othe era parecido. Cuando recibió su primer paquete, dijo: «Bueno, vamos a repartir». Le advertí que yo nunca tendría nada que compartir. Me dijo que yo le fastidiaba. Le dije: «Bueno, te fastidio, pero quería prevenirte». Contestó: «Ya has hablado bastante, ¿no? Ahora vamos a repartir». Entonces propuso a Ramai-üet poner en común las provisiones y hacer tres partes. Pero Ramailiet dijo que no sería justo. Me miraba y decía que no era justo. Se iban a privar ambos de un tercio de sus paquetes para que yo comiera como ellos, yo, que no aportaba nada a la comunidad. Dijo que no sería justo. El muchacho del bosque de Othe comenzó a decirle de todo, exactamente lo mismo que hubiera hecho el chico de Semur. En resumidas cuentas, le mandó a la mierda con sus paquetes de mierda y compartió lo suyo conmigo. El chico de Semur hubiera hecho lo mismo.
Más adelante, he visto a algunos tipos que robaban el trozo de pan negro de un compañero. Cuando la supervivencia de un hombre reside precisamente en esta fina rebanada de pan de centeno, cuando su vida pende de este hilo negruzco de pan húmedo, robar este pedazo de pan de centeno es empujar a ¡a muerte a un compañero. Robar este trozo de pan es decretar la muerte de otro hombre para asegurar su propia vida, o al menos para hacerla más probable. Y sin embargo, había robos de pan. He visto a tipos que palidecían y se derrumbaban al ver que les habían robado su trozo de pan. Y no era solamente un daño que se les infligía directamente a ellos. Era un daño irreparable que se nos causaba a todos. Porque se instalaba la suspicacia, la desconfianza, el odio. No importaba quién hubiera podido robar aquel pedazo de pan, todos éramos culpables. Cada robo de pan hacía de cada uno de nosotros un ladrón de pan en potencia. En los campos de concentración, el hombre se convierte en este animal capaz de robar el pan de un compañero, de empujarle hacia la muerte.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «El Largo Viaje»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Largo Viaje» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «El Largo Viaje» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.