—Es una aspiración, sí, y trabajo en ello diariamente. No lo veo en el sentido de refugiarme en el niño, sino en el sentido de contactar al niño que comparte la paleta, el dulce, el chocolate con el compañerito de al lado; el niño compartidor, amoroso, porque eso me dieron mi madre y mis hermanos.
—El niño no disfraza sus emociones, están ahí presentes.
—Claro. No hay por qué temerle a las emociones, el niño es muy importante llevarlo siempre, porque así se disfruta más la vida. Se trata de disfrutar la vida, a pesar de la tragedia.
Efectivamente, Alejandro Colunga transforma lo solemne, lo oscuro, en una categoría estética.
—¿Algo que desees añadir, Alejandro?
—Pues que me vuelvas a invitar, Yolanda, porque es muy bonito estar en contacto con tu gente y con mi gente, y que verdaderamente les mando todo mi cariño a los que me aguantaron, incluyéndote, toda esta hora. Y sí, espero que me vuelvas a invitar otra vez.
—Estás invitado. Es tu casa, Alejandro.
—Gracias, va a haber novedades, ya les avisaré.
—Es tu casa, lo subrayo. Además, les recuerdo que aquí en el Sistema Jalisciense de Radio y Televisión tenemos dos símbolos en la parte exterior. Precisamente dos esculturas de Alejandro Colunga: la radio y la televisión.
—Vengan a verlas, y a sentarse e interactuar con ellas.
Así llegamos al final de la entrevista. En un momento cité a Nietzsche, y justamente el filósofo habló de que el arte es eso sin lo cual la vida sería insoportable. Nietzsche escribió: “El arte existe para que la vida sea más disfrutable”, y creo que todos estamos de acuerdo.
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