Los treinta daguerrotipos romanceados de Yolanda Zamora
Juan Carlos Núñez
Doy fe…
Yolanda Zamora
Alicia Alonso
Javier Arévalo
Juan José Arreola
Emmanuel Carballo
Alejandro Colunga
Gilda Cruz Romo
José Luis Cuevas
Gabriel Chávez de la Mora
Fernando del Paso
Guillermo del Toro
Ignacio Díaz Morales
Blas Galindo
Gabriel García Márquez
Vicente Garrido
Andrés Henestrosa
Vicente Leñero
Domingo Lobato
Arturo Márquez
Jorge Martínez
Carlos Monsiváis
Elías Nandino
Elena Poniatowska
Ramón Rubín
Juan Rulfo
Sebastián
Juan Soriano
Consuelo Velázquez
Alfredo Zalce
Rafael Zamarripa
Eraclio Zepeda
A todos los más de trescientos colaboradores del programa A las nueve con usted..., de 1984 a 2014. Gracias por haber enriquecido nuestro programa y haber hecho suyo, desinteresadamente, el objetivo común de difundir el arte y la cultura para todos.
Yolanda Zamora
Prólogo.
Los treinta daguerrotipos romanceados de Yolanda Zamora
Juan Carlos Núñez
Desde hace más de treinta años, Yolanda Zamora convierte cada mañana una frecuencia radiofónica en un espacio privilegiado para la palabra y la conversación. Su programa A las nueve con usted, que emite el Sistema Jalisciense de Radio y Televisión, es un café, un libro, un aula, un museo o un teatro construidos con palabras y habitados por los más diversos personajes.
Lejos de la estridencia que impera en el cuadrante, el programa de Yolanda es un oasis para la palabra serena y la reflexión. Es un viaje al mundo del arte y la cultura, pero también a los problemas sociales y a la vida cotidiana.
Sus programas han sido una ventana desde la cual podemos ver una pintura, analizar un cuento, imaginar un tablero de ajedrez, desmenuzar un problema filosófico, recrear la escena de una película y disfrutar de una ópera o una canción popular, pero ha sido, sobre todo, una conversación permanente con los grandes personajes de la cultura, con sus familiares y amigos, con los especialistas que los han estudiado.
Como buena entrevistadora, Yolanda sale de los lugares comunes e indaga con profundidad en la vida, obra y procesos creativos de sus entrevistados que encuentran en la otrora bailarina de ballet una interlocutora culta y bien informada, que desata de manera natural una conversación inteligente. Así logra la magia de la entrevista:
Ese es el gran valor de la entrevista periodística, esa es su magia, la posibilidad creadora que tiene el diálogo de dos personas que al ser únicas hacen también único el resultado. Las mejores entrevistas son aquellas en las que tanto el entrevistador como el entrevistado descubren cosas que al comenzar el encuentro no habían previsto. Si el periodista termina la entrevista sin haber descubierto nada nuevo, habrá cumplido con la tarea, pero no podrá sentir el gozo del paleontólogo que descubre un fósil. Para el entrevistado, el diálogo con un periodista es una oportunidad que le permite generar nuevas reflexiones, profundizar en sus convicciones y ordenar algunos de sus puntos de vista [...] eso sólo ocurre con las buenas entrevistas en las que los periodistas logran convertirse, como dice Miguel Ángel Bastenier, en agentes que desatan lenguas. 1
Y así, día tras día Yolanda desata lenguas. Pero no para obtener la noticia efímera o la frase escandalosa, sino para desatar procesos reflexivos y gozosos que nos llevan a explorar y descubrir nuevos horizontes. Estos encuentros en torno a la palabra son una invitación cotidiana a tejer ideas, a relacionar diversas disciplinas y a conocer más y mejor la cultura y a sus creadores. A la periodista cultural no le interesa conseguir la noticia de ocho columnas que morirá mañana, sino profundizar en la humanidad a partir de la conversación con la persona que tiene enfrente.
Lo dice ella muy claramente en la introducción del libro:
No pretende esta compilación, entonces, ir en busca del artista y del intelectual fríamente hablando, imantados por el halo que emite su talento, sino intentar, en cambio, atisbar en el ser humano que vibra, sueña, anhela y tiembla, más allá del rostro que reproduce una y otra vez la fama y el prestigio, para encontrarnos con el fluir de su sensibilidad propia, puerta de entrada a su mundo personalísimo y aprender a ver desde sus ojos ese horizonte que nos comparte, su presencia, sus palabras, y participar de ese momento capturado en un encuentro.
Pero las palabras viajeras en las ondas sonoras se pierden en el viento, aunque algunas se queden anidadas en la memoria o en el corazón. La magia de la radio nos permite saborear los matices, los énfasis y la calidez con que se dicen, pero es una magia efímera.
Aunque las tecnologías actuales nos permiten grabar y conservar esas palabras, lo habitual es que los radioescuchas hagamos de la radio una compañía para la vida cotidiana y no un ejercicio de registro y archivo. Escuchamos a Yolanda mientras cocinamos, manejamos, trabajamos.
Por eso, los daguerrotipos de Yolanda son un regalo que nos permite re–vivir, re–crear y re–cordar (volver a pasar por el corazón) treinta conversaciones que sostuvo con destacados personajes de la cultura.
Bailarinas, cantantes, novelistas, poetas, compositores, pintores, escultores, críticos, arquitectos, cineastas y dramaturgos nos cuentan, a través de la periodista, muchas cosas. Hablan de su obra, de sus procesos creativos, de su historia y de su vida.
En esta amplia gama de artistas aparecen personajes emblemáticos de la cultura que borran las fronteras entre lo local, lo nacional y lo internacional. De Alicia Alonso a García Márquez; de fray Gabriel Chávez de la Mora a Consuelo Velázquez; de Elías Nandino a Gilda Cruz.
Por supuesto, están presentes emblemas de la cultura jalisciense como Juan Rulfo y Juan José Arreola. Este último fue, por cierto, colaborador habitual de A las nueve con usted, lo mismo que otro de los entrevistados, Guillermo del Toro.
En esta diversidad de perfiles hay un trasfondo común que es el que le interesa a Yolanda: el humanismo. La exploración de lo que es y lo que expresa el ser humano a partir de sus creaciones, y de la relación de esas creaciones con la vida.
Como profesional de la comunicación fui en busca del periodismo cultural... y me encontré con el rostro humano (“demasiado humano”, diría el filósofo); porque cada encuentro es un semblante que nos refleja a nosotros mismos en su sensibilidad, en su manera de concebir y enfrentar el mundo, en su incansable lucha cotidiana en el camino del estar siendo.
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