Termina el trabajo diciendo:
“Intentaré ahora un resumen final de estas conclusiones. La función esencial de todas las formas de simbolismo, usando el término en el sentido más amplio y popular, es el de superar la inhibición que impide la libre expresión de una determinada idea-sentimiento y la fuerza derivada de esto, en su presionar, es la causa efectiva del simbolismo. Constituye siempre una regresión a un modo más simple de aprehensión. Si la regresión avanza sólo una cierta distancia, permaneciendo consciente o, como máximo, preconsciente, el resultado es metafórico, o lo que Silberer llama simbolismo ‘funcional’. Si, debido a la fuerza del complejo inconsciente, avanza más allá en su camino regresivo, al nivel de lo inconsciente, el resultado es simbolismo en sentido estricto. La circunstancia de que la misma imagen puede ser empleada para ambas funciones [metafórica y simbólica] no debe cegarnos a las importantes diferencias que hay entre ellas. De éstas, la principal es que con la metáfora el sentimiento a ser expresado está sobresublimado, mientras que con el simbolismo está infrasublimado; una se relaciona con un esfuerzo que intentó, algo más allá de su fuerza, la otra a un esfuerzo al que se le impide lograr lo que debiera”.
Así como antes Jones se refirió predominantemente al camino progresivo en la formación del símbolo (y de la metáfora), aquí describe el camino regresivo en la formación del símbolo “al que se le impide lograr lo que debiera”. Como dije antes, parecería que Jones considerara toda producción psíquica como formaciones sintomáticas; como en Freud, aquí la sublimación tiene un lugar especial, el de la utilización de la energía aplicada originalmente al símbolo verdadero pero con un cambio de significado, que supongo que se refiere al sexual. Pero ¿qué pasa con el levantamiento de la represión, cuando el nuevo (o viejo y reprimido) significado integra dentro de sí los significados anteriores (o derivados de él)? El hacer preconsciente lo inconsciente no implica desexualizar sino, precisamente hacer consciente y disponibles para el yo los contenidos sexuales previamente reprimidos.
Sintetizando: el “verdadero simbolismo” es una formación sintomática, el resto de un sueño de la humanidad, producto de la represión de complejos de ideas que representan partes del propio cuerpo, familiares cercanos (o lo que en aquella época se hubiese caracterizado como lo que hoy designamos como padre, madre y hermanos) y procesos vitales como el nacimiento, el amor y la muerte (¿hay en el inconsciente una representación de la muerte?); estos complejos habrían retornado a la conciencia, como productos encubridores que serían los símbolos. Los símbolos no son símiles ni metáforas, no son comparaciones sino que estarían identificados con los complejos originales: no sólo habrían recibido la energía de dichos complejos sino también su significado, en particular su significado sexual, ya que esos complejos habrían sido reprimidos precisamente por su contenido sexual.
Mi impresión es que en Jones hay una identificación total entre inconsciente e inconsciente reprimido. ¿No existe un desplazamiento de investiduras en el que el mundo se va llenando de significados sin que estas nuevas investiduras sean producto de la represión y tengan necesariamente que encubrir a las anteriores, y que las contengan en sí, como Freud describe la organización de nuevos sistemas de huellas mnémicas en el Capítulo VII de “La interpretación de los sueños”?: es un traslado, una transferencia de energía y de contenidos que se organizan en nuevos sistemas diferenciados sin presuponer una identificación entre estos niveles. Esta identificación que describe Jones ha de ser producto de una regresión a la identificación a partir de la represión; y si se produjo la represión es debido no necesariamente al carácter sexual en general de los complejos originales sino precisamente al carácter incestuoso de los mismos. Este simbolismo que describe Jones es un simbolismo remanente de la represión del Complejo de Edipo y se tiene que haber constituido como recuerdos encubridores de la constitución del totemismo en la humanidad. Este es el simbolismo específicamente trabajado en el psicoanálisis de las neurosis. Dependerá de cómo se lo defina si éste es el “verdadero simbolismo” o una forma especial de símbolo (o tal vez un fracaso en la formación del símbolo).
ETIMOLOGÍA DEL SIMBOLISMO
Simbolon , como sustantivo neutro, significa contrato, tratado de comercio, marca, distintivo, señal, signo, contraseña; emblema, símbolo, insignia, presagio, auspicio.4
Como la mayoría de los términos abstractos simbolon toma el significado partiendo de situaciones concretas: contrato, tratado de comercio. Es una relación jurídica o comercial entre dos personas que, en el contexto de este trabajo (el de Jones) se extiende a la relación o “contrato” entre dos ideas. Los significados que le siguen (posteriores en el tiempo) parecen referirse más al signo, marca, etc. de un contrato que tiende a permanecer en un segundo plano y a hacerse más oculto y misterioso. El Diccionario griego-ingl é s de Liddel-Scott agrega dos nuevos significados: código secreto y credo religioso.
Me inclino a pensar en que más allá de otros significados (que introducen el femenino simbol é y el verbo simballo ) en quedarme con el sentido de un “contrato secreto” entre dos ideas (o complejos de representaciones). El secreto puede expresar un proceso de represión pero también una especie de juego estético de mostrar algo pero no directamente, mostrar algo a la vez que esconderlo (algo parecido al placer generado en el juego del carretel). Me parece que el concepto de Jones deja afuera el simbolismo en el arte.
Otra manera de considerar al simbolismo: el simbolismo en la poesía
Manifiesto de Moréas en el “Figaro” (18 de setiembre de 1886).5
“Enemiga de la enseñanza, de la declamación, de la falsa sensibilidad, de la descripción objetiva, la poesía simbolista busca vestir la Idea de una forma sensible, que, no obstante, no sería su propio objeto, sino que, al servir para expresar la Idea, permanecería sujeta. La Idea, a su vez, no debe dejarse privar de las suntuosas togas de las analogías exteriores; pues el carácter esencial del arte simbólico consiste en no llegar jamás hasta la concepción de la Idea en sí. Así, en este arte, los cuadros de la naturaleza, las acciones de los hombres, todos los fenómenos concretos no sabrían manifestarse ellos mismos: son simples apariencias sensibles destinadas a representar sus afinidades esotéricas con Ideas primordiales”.
En este manifiesto podemos discriminar varios pasos:
1) los hechos de la experiencia sensible inmediata no son sino “simples apariencias sensibles destinadas a representar sus afinidades esotéricas con Ideas primordiales”.
Estas afinidades son “esotéricas” y el simbolismo pretende ponerlas de manifiesto, hacerlas “exotéricas” y 2) rescatar la Idea, que es, supongo yo, una idea abstracta y 3) revestirla de una forma sensible. Acá ya no se trata de la sensibilidad directa dada por la experiencia, sino que es una sensibilidad mediatizada por la Idea. 4) Pero como el objetivo no es llegar hasta la Idea en sí (el objetivo es estético y no filosófico), ni quedar sujeto a la Idea, la viste con “las suntuosas togas de las analogías exteriores”.
En Jones el camino del simbolismo iba de lo concreto a lo abstracto, de la idea primaria a la secundaria; en el simbolismo según Moréas hay un camino de ida y vuelta, de lo sensible a la Idea para darle a ésta un carácter sensible y revestirla con todas las riquezas de los procesos primarios (“las suntuosas togas de las analogías exteriores”). En este último simbolismo, al contrario de la represión, el objetivo es hacer consciente significaciones ocultas.
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