1 b) La Teoría Metafísica relaciona el arte y la poesía con el juego. Platón consideraba que los niños sentían gran interés por las canciones, porque, además de ocuparles el tiempo, era una manera de transmisión de valores culturales. Aristóteles consideraba este tipo de juego con carácter medicinal.
2 a) La Teoría de la Energía Sobrante consideraba el juego como un instrumento para eliminar la energía que no se ha gastado durante el día. El juego motor, por tanto, consume mucha energía y encuentra su explicación en esta teoría.
3 d) La Teoría del Trabajo afirma que el niño aprende en el juego a emplear sus fuerzas en tareas que le serán útiles en la vida de adulto. Así, los juegos de imitación, en los que se adquieren destrezas de la vida cotidiana o el trabajo encuentran en esta teoría su principal apoyo.
4 c) La Teoría del Ejercicio Preparatorio afirma que cuando un niño juega persigue adquirir cierto grado de madurez de los órganos mediante la práctica. Una actividad, como la ejercida por los niños en un parque, puede ser considerada inútil o falta de fin, pero desde esta teoría se afirma que puede tener una finalidad biológica importante.
Las teorías modernas se caracterizan por tratar las corrientes de pensamiento propias de nuestra época y por entrar más en discusión con otras interpretaciones sobre el mismo problema: el juego, su origen y su explicación como fenómeno.
3.1. Teoría de la ficción (Claparède, 1934)
E. Claparède(1873-1940), psicólogo suizo, fue discípulo de Gross. Para él, la definición de juego viene dada por quien juega y por su modo de interaccionar con el entorno. Define el juego como una actitud del individuo ante la realidad.
La clave del juego es la ficción, es decir, la forma en la que las personas representan la realidad y reaccionan ante ella. Las reacciones son distintas porque dependen de cada persona (influye la edad, la cultura, el sexo, el contexto social, etc.).
Para Claparède, lo importante es la ficción que crea el juego y la manera en la que el jugador transforma la conducta real en una conducta lúdica.
El juego puede ser el refugio donde se cumplen los deseos, los anhelos de jugar con lo prohibido. En el juego se satisfacen tendencias profundas y deseos prohibidos que en la vida real serían más difíciles de cumplir.
Gross y Claparède establecieron una categoría llamada juegos de experimentación, en la que agrupan los juegos sensoriales, motores, intelectuales y afectivos.
3.2. Teoría de la infancia (F.J.J. Buytendijk, 1935)
También llamada Teoría General del Juego, elaborada por F.J.J. Buytendijk(1887-1974). Este autor hizo un nuevo y original intento de crear una teoría general del juego. Defiende que la infancia explica el juego, ya que el niño juega porque es joven. Para Buytendijk, las distintas peculiaridades del juego se explican en los cambios de la conducta en la infancia.
Esta teoría es el punto de partida más radicalmente opuesto a la de K. Gross. Las dos objeciones principales que Buytendijk hace a la Teoría del Preejercicio son:
1 En primer lugar, que no hay demostración alguna de que un animal que no haya jugado nunca posea instintos en menor grado de percepción. Por lo tanto, el ejercicio no tiene para el desarrollo de la actividad instintiva la importancia que le atribuye Gross, ya que la actividad psicomotora no necesita ser ensayada.
2 En segundo lugar, afirma que los ejercicios preparatorios existen pero que, mientras son preparatorios, no constituyen juego, es decir, cuando el niño aprende a andar sus intentos son reales, aunque imperfectos, y sólo cuando sabe caminar puede jugar a andar.
Buytendijk basa su teoría en principios opuestos a la tesis de Gross. Si para este, el juego explica la importancia de la niñez, para Buytendijk, la infancia explica el juego, es decir, dentro de las características de la infancia se puede situar el juego.
Para este autor “el niño juega porque es niño”, su carácter infantil no le permite desarrollar una actividad seria y sistemática como el trabajo del adulto. La infancia tiene rasgos y características distintas de la adultez, y el niño juega porque su carácter no le deja hacer nada más que jugar.
Esta teoría reduce a cuatro rasgos principales los cambios de conducta en la infancia, que son los que posibilitan el juego en la infancia:
1 La ambigüedad de los movimientos, ya que, cuando los niños juegan, no se observa una finalidad clara en sus movimientos.
2 El carácter impulsivo de los movimientos, pues el niño nunca está quieto.
3 La actitud ante la realidad, ya que el niño se distrae y se deja llevar por estímulos.
4 La timidez y la presteza en avergonzarse no es producto del miedo.
Buytendijk también critica la idea del juego como manifestación de instintos, y considera que la base del juego no está constituida por estos, sino por impulsos. En esta cuestión influyó mucho la teoría general de Sigmund Freud, y señaló tres impulsos de partida que conducen al juego:
1 El impulso de libertad, el juego satisface el deseo de autonomía individual.
2 El deseo de fusión, de ser como los demás.
3 La tendencia a la reiteración, o de jugar siempre a lo mismo.
Este autor afirmó que el juego es consecuencia de las características propias de la infancia, que son completamente diferentes de las de la edad adulta.
Para Elkonin, con Buytendijk terminan los teóricos preocupados por la construcción de una teoría global sobre el juego, aunque para otros autores, como Claparède, este autor es algo parcial, en cuanto a que no explica el juego de los adultos.
3.3. Teoría freudiana sobre el juego (S. Freud, 1898-1932)
Sigmund Freud(1856-1939), neurólogo y psiquiatra austriaco, formuló la teoría clásica en psicología del Psicoanálisis.
Para este autor, el juego está ligado al sueño, por medio del recuerdo de las emociones placenteras que intentan expresarse. Consideró el juego como un medio para expresar y satisfacer las necesidades. Por eso, lo vinculó a la expresión de los instintos y, en particular, al instinto de placer.
Sabía que...
Freud vivió con su nieto de dieciocho meses durante un tiempo y lo observó en sus momentos de juego. Fue a partir de aquí cuando reconoció que en el juego también actúan las experiencias reales y no solo la realización de los deseos.
Pero, el juego también puede cumplir la función de medio de expresión de los sentimientos reprimidos, las proyecciones del inconsciente y la realización de los deseos. Mediante la actividad lúdica, el niño manifiesta sus deseos insatisfechos y puede incluso revivir experiencias desagradables.
El juego simbólico permite un proceso análogo de realización de deseos insatisfechos y proporciona una oportunidad de expresión de la sexualidad infantil, semejante a la que el sueño brinda al adulto. Así, el juego es la expresión de sentimientos inconscientes.
Freud, además, reconoció que en el juego también actúan las experiencias reales, y no sólo las proyecciones del inconsciente y la realización de los deseos. Los niños en el juego repiten las experiencias que les han impresionado y, de esta forma, van soportándolas mejor hasta llegar a dominar los acontecimientos que para ellos fueron traumáticos y que, en un momento dado, les dominaron (catarsis).
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