La justicia del poder local: esta justicia se desarrolla a partir de la evolución de los movimientos insurgentes, es decir, entre 1985 y 1999; es en esta etapa en donde los grupos al margen de la ley se expanden tanto cuantitativa como cualitativamente, obtienen participación en los procesos electorales, enjuician a los malos alcaldes y a los concejales, conducen las inversiones públicas de las zonas rurales que habitan, continúan realizando la limpieza de delincuentes y construyen obras públicas para la explotación y conservación de los recursos naturales. Como aspecto relevante, continúan apoyando al campesino con aras de ganarse su voluntad (Aguilera, 2000).
3.2.1.2. Contradicciones de los órdenes armados para ofrecer seguridad jurídica
Los diversos grupos guerrilleros trataron de ofrecer alternativas a las insuficiencias del Estado, sin embargo, mientras, por un lado, proporcionaban juicios y limitaban los delitos de los pueblos; por el otro, perpetraron diversas masacres, atemorizaban gravemente a poblaciones enteras y, más aún, carecían de todo respeto por la normatividad o los conceptos de derecho y de derecho internacional humanitario. Es paradójico que sean los grupos al margen de la ley los que hablen de justicia y seguridad jurídica cuando uno de sus principales ideales era el de llevar una lucha contra el Estado y contra las normas que en muchas ocasiones clasificaron como limitantes e inapropiadas; es incoherente que sean grupos al margen de la ley y aquellos peculiarmente violentos los que tratan de generar la misma seguridad que en algunos casos proclaman querer destruir.
Las justicias guerrilleras en Colombia fueron fundamentales a la hora de que al campesinado se le estigmatizara como un ente guerrillero, logrando que, como se menciona en la masacre de El Salado, estos se dejaran permear por dicha estigmatización, creyéndose la idea de que ellos eran personas malas e inútiles que merecían sufrir la guerra; por lo anterior, es fundamental la reconstrucción de la memoria histórica en aras de que la población pueda volver a ser la misma y pueda recuperar la tranquilidad que una vez tuvo, pues, como se expresó en la masacre de El Salado: “Esta guerra no era nuestra”. La reconstrucción de memoria histórica con estas poblaciones, que en su mayoría se podría decir son rurales, se debe realizar a través de mapas mentales, líneas del tiempo, mapas andantes y mapas del cuerpo, ya que dichas herramientas son las más adecuadas para que las víctimas puedan narrar sus historias a partir de las marcas que la guerra ha dejado impregnadas en ellas.
3.2.2. Fernando Cubides. Burocracias armadas
Problemas centrales: según Cubides, el origen del paramilitarismo se debe analizar desde una perspectiva histórica que nos permita reconocer el rasgo específico, nuevo y propio de los paramilitares de hoy: la economía que los financia, los recursos con que cuentan, las redes en las que se apoyan, el dominio territorial que han adquirido y, en fin, el margen de impunidad que los ha revestido. Además, sin dejar de lado los elementos que han tomado de la guerrilla, su imitación consciente de orientaciones estratégicas y de técnicas probadas, y sus nexos con las prácticas corruptas de oficiales y suboficiales del Ejército regular (Cubides, 2005).
3.2.2.1. La mirada organizacional de los actores armados
Para Cubides, los grupos paramilitares han jugado un papel excepcional dentro del conflicto armado colombiano, se han adaptado con tal facilidad y flexibilidad que su impacto ha sido desconcertante. Sus alianzas, sus redes de información, su sistematicidad, su innovación y su funcionamiento les ha permitido asentarse y obtener mayor reconocimiento que sus rivales en muy poco tiempo. El constituirse como una empresa, innovadora desde su seno y completamente abierta a cualquier tecnología o desarrollo que le pudiese impulsar, de la mano de una constante búsqueda de aprendizaje de los diversos actores del conflicto armado y una cooperación o coacción mediante grandes redes y alianzas, es lo que le permite al paramilitarismo construir su macroproyecto de influencia y establecerse en la sociedad colombiana como uno de los más importantes grupos y poderes (Cubides, 2005).
3.2.2.2. Las claves organizacionales del paramilitarismo de las AUC
El grupo creado por los Castaño es extremadamente exitoso; en primer lugar, por el hecho de imitar los métodos guerrilleros que les fuesen pertinentes y dejar de lado todas aquellas técnicas poco provechosas, como los secuestros. Así mismo, establecen diferentes “frentes de guerra” en donde existe una estructura sólida que les permite generar un orden y control social del territorio en el que se encuentran presentes. La estrategia que los Castaño usan para conseguir recursos económicos se basa en organizar algo parecido a una sociedad de inversionistas anónimos con el fin de evitar cualquier nexo directo y correr el riesgo de ser juzgado por entes estatales. Además, su organización cuenta con varios factores determinantes, como la jerarquización y división de labores, la presencia y uso de la inteligencia e investigación como metodología principal, y la innovación constante (Cubides, 2005).
Lo mencionado anteriormente es una muestra de cómo los grupos paramilitares trabajaban para accionar mecanismos de control sobre la población, cómo estos actores hacen usos del horror para someter a las víctimas a sus políticas, por eso, la mayoría de las masacres son claves para la organización del paramilitarismo. Para los sobrevivientes, es esencial la memoria histórica, puesto que las estrategias de grupos paramilitares tienen un efecto psicológico en las víctimas que las llena de miedos. De otra parte, es necesario que los victimarios realicen, a su vez, un proceso de reparación, pues, como bien afirma Todorov, la memoria histórica se construye desde varias perspectivas. Debemos entender que los victimarios están tan influidos por el pensamiento de sus líderes que suelen actuar como una parte más de una maquinaria e, incluso, en muchos casos terminan en la zona gris de la cual habla Primo Levi, así, el victimario se convierte en víctima y la víctima se convierte en victimario.
4. Problema de investigación
El derecho ha descuidado el proceso de memoria histórica, ha dejado de lado la reconciliación y reparación, y se ha centrado en ajusticiar a los actores involucrados en el conflicto, pero el proceso de paz demanda ahora una nueva visión, una mirada crítica que permita la creación de una verdadera nación, todo lo anterior ligado a una análisis y representación del terror en la memoria.
Del otro lado, la memoria en Colombia ha omitido algunos de los actores del conflicto, se ha constituido como un proyecto político, ha santificado y satanizado a las diferentes partes, por ende, nuestra propuesta está dirigida a una nueva concepción un tanto más amplia del proceso de memoria histórica.
Teniendo en cuenta el momento de transición que vive Colombia, la reconstrucción de memoria histórica es fundamental para entender desde el ámbito jurídico cómo es que se deben juzgar a los actores del conflicto armado. ¿Se debe o no tener justicia transicional?, ¿se deben o no aceptar ciertas impunidades? son algunas de las preguntas que relacionan el derecho, la representación del terror y la memoria.
Pues bien, la guerra ha estado presente en la vida de los colombianos por alrededor de 60 años, no obstante, hoy nos enfrentamos a una etapa crucial y difícil, en la cual todos los hechos perpetrados por los actores en conflicto salen a la luz con el objetivo de esclarecer la verdad y aplicar justicia, por ello, se puede decir que nosotras seremos las abogadas del posconflicto y contribuiremos a la nueva organización de la sociedad, somos conscientes de que es un proceso arduo y largo, por lo que tenemos que conocer la historia de la guerra a cabalidad a través de los archivos históricos y preguntarnos qué le hace falta a esta para ser un proyecto completo y cómo podemos contribuir.
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