Luigi Garofalo - Lo jurídico como categoría del espíritu.

Здесь есть возможность читать онлайн «Luigi Garofalo - Lo jurídico como categoría del espíritu.» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Lo jurídico como categoría del espíritu.: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Lo jurídico como categoría del espíritu.»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En el estudio de Luigi Garofalo se reconstruye y analiza a fondo el pensamiento, en particular jurídico, de Nicolás Gómez Dávila, que, al concepto de derecho, a la noción de justicia y a la institución del Estado dedico un denso y penetrante trabajo, titulado De iure (redactado en torno a 1970 y
publicado en 1988 en Bogotá), junto a tantas de sus breves y agudas reflexiones recogidas sobre todo en los Cinco volúmenes de Escolios (editados también en Bogotá entre 1977 y 1992), los cuales han despertado gran interés por parte de varios filósofos europeos, especialmente alemanes e italianos, comenzando por Franco Volpi.

Lo jurídico como categoría del espíritu. — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Lo jurídico como categoría del espíritu.», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Ideal para una obra que no quiere ser “lineal”, sino “concéntrica” 64–y concéntrica, precisa Volpi 65, respecto al tema de fondo de la reacción 66, enfocado de forma progresiva por Gómez Dávila 67–, el fragmento, se lee aún en los Escolios , “incluye más que el sistema” 68, pese a basarse o precisamente por basarse en “la enunciación seca y directa de la idea” 69, la cual se levanta sostenida por un armazón demostrativo oculto o visible solo en mínima parte 70, en el que puede e incluso debe tener espacio la contradicción 71(la cual, en efecto, si es “lúcidamente asumida”, conduce a un “pensamiento vigoroso” 72); el fragmento, además, es “el medio de expresión del que aprendió que el hombre vive entre fragmentos” 73y una de las armas de las que dispone quien, a modo de guerrillero, quiere combatir contra el dogmatismo impertérrito del hombre contemporáneo, invencible si se siguen “las tácticas de la polémica tradicional” y se le oponen, por tanto, argumentaciones sistemáticas o soluciones alternativas que responden a un método 74; además, el fragmento es el vehículo del “pensamiento honesto”, mientras que “el discurso continuo tiende a ocultar las rupturas del ser” 75: de modo que “en filosofía lo que no sea fragmento es estafa” 76. Ello sin necesidad de decir que “la historia del pensamiento no es evolución, ni proceso dialéctico, sino aparición contingente de los fragmentos de una estructura donde cada verdad halla su sitio” 77. Añádase que, siempre según los Escolios , mientras el escrito continuo cae fácilmente víctima de la prolijidad, que “no es un exceso de palabras, sino escasez de ideas” 78o de conocimiento 79, el escrito fragmentario incluso “conquista su poesía al obligarnos a completar sus curvas mutiladas” 80.

Pero el fragmento se hace poesía, en Gómez Dávila, también porque él cuida meticulosamente el aspecto estilístico, de modo que la frase en general tenga “la dureza de la piedra y el temblor de la rama” 81y el enunciado filosófico en particular no se degrade de texto en “simple documento” 82; cincela sabiamente los descarnados elementos léxicos de sus afilados periodos inspirándose en el registro de la pura belleza 83, persuadido como está de que el autor que no ha torturado sus frases tortura al lector 84. Afirmación en la que está implícito el elogio del escritor que procede lentamente, con paciencia: precisamente a él, en efecto, llegarán las palabras un día “como bandadas de palomas”, afirma Gómez Dávila 85. Como si se dijera, comenta al respecto Volpi 86, que el refinado resultado de la creatividad llegará antes o después a quien sabe cultivar sin prisa la justa disciplina de la lengua.

Y esto precisamente podrá ser saboreado por el lector, al menos por el lector dotado y bien formado. Para el sudamericano es claro, en efecto, que quien ignora lo mucho a que se alude en los Escolios encontrará “banal” todo cuanto en ellos se encuentra sedimentado 87; y asimismo que, siendo las frases como “piedrecillas que el escritor arroja en el alma del lector”, el diámetro de las olas concéntricas que forman depende de las dimensiones del estanque 88. De donde la constatación de que “el volumen de aplausos no mide el valor de una idea”, ya que “la doctrina imperante puede ser una estupidez pomposa” 89. Pero también la amarga conclusión de que “tener razón es una razón de más para no lograr ningún éxito” 90.

En cuanto al contenido, los fragmentos recogidos en los Escolios , como ya se ha advertido, exhiben el pensamiento de un reaccionario 91, de un antimodernista 92: no de un conservador 93, el cual, según el autor, se encuentra siempre rodeado de algo digno de ser salvaguardado 94, al contrario que él, seguro de vivir en una época en la que no existe nada que lo merezca 95y nadie por quien luchar, sino solo alguien contra el que combatir 96, al menos para que “los derechos del alma no prescriban” 97.

Orgulloso de ser ajeno a un mundo en descomposición y de resistir, como todo reaccionario, “a la tentación de estar de moda” 98, el colombiano, que se ve a sí mismo como “un campesino medieval indignado” y rechaza la calificación de “intelectual moderno inconforme” 99, sosteniendo que en él y en los que piensan como él revive Platón 100, afirma que prolonga y transmite “una verdad que no muere” 101, antigua y necesitada de recuperación puesto que se encuentra desde hace tiempo sumergida y olvidada. Su convicción es, en efecto, que “la humanidad ha caído en la historia moderna como un animal en una trampa” 102, esencialmente por el concurso de una serie de causas independientes entre sí: “la expansión demográfica 103, la propaganda democrática, la revolución industrial” 104; y asimismo que la misma humanidad, que en la actualidad ha sustituido fatalmente “el mito de una pretérita edad de oro con el de una futura edad de plástico” 105, desde el momento en que se precipitó en la modernidad –y se dividió entre quien “cree en Dios” y quien “se cree dios” 106– destruye “más cuando construye que cuando destruye” 107y resuelve “sus problemas con soluciones todavía peores que los problemas” 108.

Por lo demás, observa todavía Gómez Dávila, “los Evangelios y el Manifiesto comunista palidecen; el futuro del mundo está en poder de la Coca-Cola y la pornografía” 109. Y así se preparan a la victoria definitiva sobre el hombre –o, mejor, sobre el animal que “imagina ser hombre” 110y es probablemente el Anticristo 111– sus tres enemigos más insidiosos: “el demonio, el Estado y la técnica” 112. Los cuales, explica Volpi 113, en la visión del sudamericano equivalen, respectivamente, a la perversión de la trascendencia, la institución cuyo crecimiento conlleva el decrecimiento proporcional del individuo y la mortífera tentación de lo posible 114.

Aun ofreciendo una imagen tétrica y escalofriante, pero también límpida e instructiva, del desolado paisaje de la modernidad y de los resultados nihilistas que ha propiciado 115, contemplados por él como “un fango que no logra modelar mano alguna” 116y como un tiempo que ha otorgado al hombre “el derecho de vomitar en público” 117y un alma desertificada como la corteza lunar 118, nuestro autor no está sin embargo supinamente arraigado en el pasado, no obstante ser el guardián de las herencias, “hasta de la herencia del revolucionario” 119, y el promotor, bien que ante un tribunal de indiferentes, de la rehabilitación de tantos asesinados como ha habido a lo largo de siglos 120; tampoco aspira a su mera restauración 121, porque el reaccionario, que es un juez insobornable y no un soñador nostálgico 122, no quiere “que se retroceda” sino “que se cambie de rumbo”, ya que para él el pasado no es meta sino “ejemplificación de sus sueños” 123. Anhela por tanto que el sórdido presente no se prolongue en el futuro 124, esperando –como un “simple patólogo” que diagnostica la enfermedad y se confía a Dios como “único terapeuta” 125– la producción de un nuevo milagro 126que abra las puertas no a una “sociedad paradisíaca”, sino a “una sociedad semejante a la sociedad que existió en los trechos pacíficos de la vieja sociedad europea, de la Alteuropa , antes de la catástrofe demográfica, industrial y democrática” 127. No olvida, por otra parte, que también en la época moderna se han registrado “tres grandes empresas reaccionarias”, a saber, el humanismo italiano, el clasicismo francés y el romanticismo alemán 128, el cual permitió incluso operar a algunos, como Taine, de la “catarata enciclopedista”, permitiéndoles “discernir la disimilitud de los individuos, la diversidad de los propósitos, la diferencia de las épocas”, por lo que deben ser considerados reaccionarios incluso si a veces se creían deterministas y ateos 129. Sabiendo también que la historia, aunque “irreversible”, no es sin embargo “irreiterable” 130, el reaccionario, mientras espera su momento, si alguna vez llega, se rebela contra el Estado según sus propias posibilidades, aspirando a destruirlo o al menos a debilitarlo en cuanto usurpador de la autoridad 131: al contrario que el revolucionario, que, progresista como es, actúa con el fin de robustecer el Estado, del que es “un funcionario en potencia” 132, olvidando que, a fin de que una sociedad no se marchite, es necesario “un Estado débil y un gobierno fuerte” 133.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Lo jurídico como categoría del espíritu.»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Lo jurídico como categoría del espíritu.» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Lo jurídico como categoría del espíritu.»

Обсуждение, отзывы о книге «Lo jurídico como categoría del espíritu.» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x