Sinopsis
¿Por qué el culto es la fiesta del Espíritu?
¿Qué razgos caracterizan a una espiritualidad integral?
¿Qué elementos configuran la identidad pentecostal y cómo ésta describe una forma especial de ser evangélico en América Latina?
¡Qué correctivos serían necesarios en un contexto de un marcado énfasis en el "poder" o la "unción" que muchas veces no presta la debida atención a la santidad y la ética?
Basado en el Nuevo Testamento, el autor describe los razgos de una espiritualidad integral y analiza la acción permanente del Espíritu Santo en la vida y la misión de la iglesia. Esta acción es la que produce un nuevo estilo de vida que fundamentalmente implica "ruptura radical con los valores que informan y modelan el estilo de vida de la sociedad predominante".
La fiesta del Espíritu
Espiritualidad y celabración pentecostal
Darío López Rodríguez
© 2014 Centro de Investigaciones y Publicaciones (cenip) – Ediciones Puma
ISBN N° 978-612-4252-01-3
Primera edición digital: setiembre 2014
Categoría: Teología - Espiritualidad
Primera edición impresa: noviembre 2006
ISBN N° 978-9972-701-43-6
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Las citas bíblicas corresponden a la versión Reina Valera 1960
A los pioneros de la Iglesia de Dios del Perú que aún están con nosotros: Juan Urbano, Luis Ruiz, Juan Villanca, Clodoaldo Borges, Miguel López. Modelos vivientes de servicio fiel y comprometido al Dios de la vida. Ejemplos concretos de misioneros desde abajo.
Prólogo
El crecimiento del movimiento pentecostal tanto en América Latina como en el resto del mundo durante el siglo pasado ha sido espectacular. Siendo un fenómeno global desde sus primeros años 1 1 Se considera que el movimiento pentecostal moderno se origina en 1901, cuando Agnes Ozman recibió el don de lenguas en el Bethel Bible College, en Topeka, Kansas. Su expansión se inicia en 1906 con el avivamiento de la calle Azusa, Los Angeles, donde el pastor afroamericano William J. Seymour también dijo haber tenido la misma experiencia, historia que la revista Los Angeles Times publicó en primera plana en esos días. A partir de ahí este avivamiento dejó de ser la experiencia de una iglesia local para convertirse en el movimiento más dinámico y vivo que el cristianismo ha visto en el siglo pasado. 2 Hollenweger creció en una iglesia pentecostal, pero más tarde se ordenó como pastor de la Iglesia Reformada Suiza. Su otro libro, Pentecostalism: Origins and Developments Worldwide (Hendrickson, 1997), es una secuencia del primero. 3 «La realidad de la iglesia evangélica latinoamericana», en Fe cristiana y Latinoamérica hoy (editor René Padilla). Buenos Aires: Ediciones Certeza, 1974. pp. 35–66.
, observadores y estudiosos de lo que se conoce como la «tercera fuerza» del cristianismo, lamentaron que paralelamente al desborde de éste no se haya dado también un desarrollo de la teología y pneumatología pentecostales con la misma fuerza que su crecimiento numérico.
En un sentido, gracias a la monumental obra del teólogo suizo Walter J. Hollenweger, El pentecostalismo: Historia y doctrinas (Hollenweger 1976) 2 2 Hollenweger creció en una iglesia pentecostal, pero más tarde se ordenó como pastor de la Iglesia Reformada Suiza. Su otro libro, Pentecostalism: Origins and Developments Worldwide (Hendrickson, 1997), es una secuencia del primero. 3 «La realidad de la iglesia evangélica latinoamericana», en Fe cristiana y Latinoamérica hoy (editor René Padilla). Buenos Aires: Ediciones Certeza, 1974. pp. 35–66.
, el pentecostalismo dejó de ser visto con sospecha pues este autor lo define como una manera diferente de ser cristiano. En general, esta apreciación ha servido para que las iglesias pentecostales ya no sean consideradas como «sectas» o grupos seudo-cristianos, sino que sean reconocidas como denominaciones pujantes cuyos miembros confiesan tener una experiencia extática con el Espíritu Santo, la que les faculta para moverse con facilidad en el campo de los dones y ministerios sobrenaturales; experiencia que un vasto sector evangélico desconoce o prefiere simplemente no hablar de ella.
En el contexto latinoamericano, autores pentecostales como Norberto Saracco, Carmelo Alvarez, Bernardo Campos, Juan Sepúlveda, Eldin Villafañe y otros, también han venido escribiendo distintos aspectos de la espiritualidad y la «pentecostalidad» de este sector del evangelicalismo, contribuyendo así a definir mejor su teología. Es en esta línea que podríamos ubicar La fiesta del Espíritu, nuevo libro de Darío López, que viene a llenar un vacío en la reflexión pneumatológica pentecostal.
Las tres secciones de esta obra —el culto, la presencia del Espíritu en el creyente y los dones espirituales— están hilvanadas con lo que podríamos llamar la «fe pentecostal», la cual se expresa en el quehacer diario del creyente en la comunidad donde se desenvuelve, así como también en su vida de servicio y adoración en la iglesia. Basándose en el recuento lucano, López analiza la intervención de la tercera persona de la Trinidad en diversos momentos de diferentes personajes bíblicos y acontecimientos de la primera iglesia, con el fin de comprender el actuar holístico del Espíritu Santo en el día de hoy. El resultado de esta intervención divina, más que marcas visibles de glosolalia y códigos de vestimenta y conducta, es una vida nueva que está conectada estrechamente con la «ruptura radical con los valores que informan y moldean el estilo de vida de la sociedad predominante».
En otras palabras, la espiritualidad pentecostal debe reflejarse en exigencias éticas puntuales, como dice el autor, tema que reviste mucha relevancia para la iglesia evangélica en general de América Latina en la actualidad, ya que en los últimos años hemos visto un exagerado énfasis en el llamado «poder» o «unción» del Espíritu, el cual está ocupando un lugar preponderante en las iglesias en desmedro de la santidad. Esta tendencia generalizada ha producido consecuencias negativas, al punto que muchos creen que puede haber «poder» sin santidad (o por lo menos sus prácticas así lo demuestran), o que la «unción» precede a la ética, ideas que minan los valores más fundamentales de la doctrina cristiana.
Darío López inicia su libro con el tema del culto, al que llama fiesta del Espíritu. López dice que hay cuatro rasgos distintivos que caracterizan esta celebración: la oración, el canto, el testimonio y la predicación. Existen muchos estudios sobre el culto pentecostal latinoamericano, siendo quizás el de Orlando Costas uno de los primeros de su tipo donde el misiólogo puertorriqueño resaltó el tono alegre, creativo y autóctono de su liturgia(Costas 1974) 3 3 «La realidad de la iglesia evangélica latinoamericana», en Fe cristiana y Latinoamérica hoy (editor René Padilla). Buenos Aires: Ediciones Certeza, 1974. pp. 35–66.
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