En nuestros días, se ha avanzado por un procedimiento similar pero invertido: en vez de la realidad degollar a las ideas, fueron las ideas las que degollaron a la realidad. Y así se suprimieron materias en que se tocaba la realidad en ella (libros, documentos, testimonios reales), como las literaturas y los cursos de lectura y comentario. Hubo cursos de lectura y comentario de textos literarios, históricos, filosóficos, científicos, etc. Pero lo cierto es que se produjo lo que llamaría “el degüello de las realidades”.
Las competencias lectoras no son universales aplicables a todos los textos indiferenciadamente. El alumno debe aprender a leer textos con diversas dificultades crecientes y no siempre lo puede lograr por sí mismo y, en modo creciente, necesita asistencia para ello.
Es imprescindible que las autoridades de cada universidad presten atención a esta realidad y busquen la solución a este problema. Si la casa universitaria recibe, por promedio, más de la mitad de sus ingresantes, carenciados en la comprensión textual, cabe asumir esta realidad y darle respuesta. Estimamos que una vía efectiva que contribuiría a modificar esa situación es la restauración de los cursos de Lectura y Comprensión de Textos.
Y decimos restauración en medio de las sobreabundantes propuestas educativas de innovación. Este vocablo ha cobrado un peso notable y aparece en todos los discursos pedagógicos que aspiran a modificar la deteriorada condición de nuestro sistema educativo. Este deslumbramiento por la innovación responde al radicado rasgo identitario argentino del neofililismo: lo nuevo es bueno, aunque no esté debidamente probado, como está ocurriendo con la mayoría de las propuestas que abundan en el supermercado pedagógico.45
Cabe, frente al deslumbramiento de lo innovador, rescatar y restaurar muchos procedimientos y vías pedagógicas que supimos asumir en nuestra historia de la educación y que rindieron generosa y probadamente lo suyo en nuestra historia educativa, pero que fueron barridos por la tendencia innovadora.46
El profesor titular es el principal responsable en su cátedra de abrir las puertas y facilitar la comunicación de los integrantes de la cátedra con los alumnos. En esta articulación cumplen un papel capital los ayudantes de cátedra y el JTP.
El curso de Lectura y Comentario de Textos tiene la virtud específica de mejorar la comprensión lectora,47 pero aporta otras conveniencias, como es la de descubrir recursos y expedientes en la escritura ajena para aplicarlos a la propia, pues ofrece el valor agregado de hacernos conscientes del manejo de procedimientos expresivos y comunicativos que descubrimos al analizar el texto trabajado. Ello nos aporta conciencia estilística aprovechable para nuestras propias producciones. La lectura es una vía de aprendizaje no solo de contenidos, sino de la manera de expresarlos. Es una asistencia efectiva para el aprendizaje de la escritura.
Comprender un texto es alcanzar una clara y completa aprehensión de su contenido, en lo que expresa literalmente, en lo que alude y en lo que implica, con la debida jerarquización conceptual que supone.
A la vez, al ser una actividad colectiva dirigida por un docente, se avanza en la participación y complementariedad. Es factible que alguna universidad disponga de talleres de iniciación en Lectura y Comentario de Textos de diversa naturaleza, que convoquen al estudiantado. Aunque lo más positivo, y recomendable, como hemos dicho, es que estos talleres aplicables en casi todas las cátedras de las Facultades se organicen desde las cátedras y manejen material de lecturas específicas de cada asignatura. Sin duda son de mayor provecho como propedéuticos a la preparación de otros géneros comunicativos.
El alumno entiende que, al mejorar su comprensión lectora y sus competencias orales y escritas referidas a las materias de su propia carrera, lo ayudan a integrarse de manera más eficaz: lee, habla y escribe motivado por los talleres o cursos sobre las materias de la carrera elegida. Avanza mejorando sus competencias comunicativas en el seno de las materias con gradual y cada vez más firme jerga profesional y dominio de temas básicos de su carrera, consolidando su vocación y reforzando su futuro desempeño profesional. Pero, a la vez, importa que contribuyan su “apueblamiento” en la comunidad universitaria y se lo contenga en ella, desalentando ideas de abandono.
El procedimiento de la LyCT tiene dos valores destacados: se puede aplicar a todos los textos, de cualquier disciplina, y es válido en todos los niveles de la enseñanza.
Este enfoque, lo reiteramos, es un fuerte factor incluyente del alumno en su carrera; mediante él deja de ser una isla flotante en el mar de sargazos o revuelto de la universidad. Se refuerza en lo vocacional y destierra el riesgo de la deserción.
Curiosamente, poco se advierte la importancia de este factor como elemento incluyente del alumno, que siente que progresa en la comunicación cotidiana con sus compañeros y sus docentes.
Razonar sobre la naturaleza y forma de los escritos académicos ayuda poco a la tarea de elaborar los propios. Es el comentario de textos el que abre las puertas de la comprensión de la estructura y organización interna de los escritos, las formas de decir, de aludir, de precisar, etc.
7.1. Pasos del comentario de textos
Debemos leer lentamente.48 Obviamente, esta indicación está destinada a los textos valiosos. Los métodos de lectura rápida sirven para cursar textos intrascendentes. No obstante, Pascal señala que cada texto tiene su ritmo y que si leemos demasiado rápido no entenderemos lo que leímos; y que si leemos demasiado lentamente, ponemos en el texto más cosas de las que en él están.49 La lectura a saltos, que los ingleses llaman skimming y los franceses écrenage (‘descremada’) es lectura superficial y requiere ejercitación para rescatar en ella lo aprovechable. Es lo que llamamos “lectura en diagonal” o “lectura digital”, con alusión al dedo dígito que hace desfilar las páginas. Los buenos textos y los textos arduos requieren siempre relectura.50
Las dificultades mismas del texto imponen el ritmo lector.
Veamos los pasos ordenados para desarrollar el comentario de textos.
Cabe apuntar algunas premisas de sentido común a las que conviene atenerse en todos los pasos del análisis y comentario:
a) No debe olvidarse que el texto es una unidad con sentido completo. Esa idea de unidad debe ser rastreada y destacada en todo momento.
b) No debe explicarse lo obvio.
c) Debe evitarse el contexto mental cuando se escribe el comentario de un texto. Entendemos por “contexto mental” el conjunto de saberes de los que disponemos en nuestra enciclopedia personal, y que actúan en el acto de la comprensión. No dé por sabido por todos lo que usted entendió a la luz de sus saberes.
d) No hay textos, sino textos en ciertos contextos.
La primera fidelidad es con lo que el texto dice y lo que alude o quiere decir. Esto, a veces, exige más de una lectura.
7.1.1. Tipos de lectura
Tiene cuatro momentos: lectura comprensiva, lectura interpretativa, lectura analítica del contenido y lectura analítica formal. Las dos primeras se dan inicialmente.
1. Lectura comprensiva
Lectura comprensiva: supone entender el texto, su léxico, sus expresiones, las alusiones culturales, la enunciación de las ideas. Es la base de lo que proseguirá. Lo primero que el lector debe entender con claridad es el sentido literal del texto, que es lo que la sobrehaz textual dice. El sentido literal es la base de otros sentidos textuales.
a. Comprensión del sentido de todas las palabras desconocidas para usted del texto que cursa. Las voces de la lengua que desconoce las allana compulsando un diccionario general de la lengua: DEL, u otro similar.51 O diccionario específico de una disciplina, si el término es un tecnicismo (“zeugma”, “focomelia)”;52 o el diccionario correspondiente si es un extranjerismo (“hovercraft”); o expresiones en otra lengua (latín, italiano, etc.).53
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