Esther Pascua Echegaray - Señores del paisaje

Здесь есть возможность читать онлайн «Esther Pascua Echegaray - Señores del paisaje» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Señores del paisaje: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Señores del paisaje»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Este libro es un estudio revisionista de ciertas asunciones de la historia económica, la historia social y la historia medieval cuando abordan el tema del pastoreo en España. La investigación cuestiona una narrativa dominante que sostiene que la actividad ganadera tuvo efectos negativos como la deforestación y el atraso de la agricultura española. En este libro se propone que los fundamentos comunitarios de la ganadería en la península Ibérica y sus usos colectivos sobre la tierra preservaron una demografía y una explotación sostenida de los montes hasta el siglo xvii que favoreció la reproducción de los pequeños ganaderos junto a los grandes y un paisaje de gran diversidad.

Señores del paisaje — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Señores del paisaje», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Las políticas públicas desarrolladas por el estado desde los siglos XIX y XX para reordenar las zonas de montaña, hacer públicos sus recursos naturales y proteger amplias zonas del territorio no han hecho sino restar habitantes a las provincias de Huesca y Teruel. 9 En la actualidad, Huesca tiene 13 hab./ km 2, Teruel 19 hab./km 2, que baja a 9,3 hab./km 2en la provincia sin contar la capital. Zaragoza tiene 49 hab./km 2pero la población se concentra básicamente en Zaragoza, con 1.187.546 habitantes, es decir, el 50% del total de la población de Aragón. 10 En el valle del Gállego, las densidades demográficas van de 16 hasta 1,7 hab./km 2(Cáncer Pomar, 1995: 29). La trashumancia es una actividad que se relaciona con bajas densidades demográficas, de manera que los rebaños dispongan de mucha tierra y en la actualidad se identifica con comunidades pobres de pequeños propietarios de ganado (Castán Esteban, 2002: 104). Los municipios trashumantes de Teruel tienen una densidad media de población de 3,57 hab./km 2, cifras medievales (Bacaicoa Salaverri, 1993: 13, Farnós, 1993: 20). La comarca de Gúdar-Maestrazgo ha pasado de 33.087 habitantes en 1900 a 6.811 en 1991 y su pirámide de edad se engrosa a partir de los 55 años, como corresponde a poblaciones que envejecen porque no hay actividades económicas ni infraestructuras que mantengan a los jóvenes en sus pueblos (Farnós, 1993: 20-21). El abandono de la ganadería tiene un profundo efecto demográfico, pero también ecológico, pues tanto el sobrepastoreo como el subpastoreo afectan a la calidad de la vegetación y los suelos (Cleary, 1986: 31). Las zonas bajas de pastos abandonadas han sido invadidas de matorral basto de boj ( Buxus sempervirens ) y aliaga (G enista scorpius ) y las zonas altas, como los puertos, por pino silvestre ( Pinus sylvestris ) y pino uncinata ( Pinus nigra ) (Cáncer Pomar, 1995: 28).

Esta relación entre condición económica y demográfica solo tiene sentido si se incluye una explicación de naturaleza política. La constitución de Aragón no podía haber sido más específica y distinta que la de Castilla. El reino de Aragón quedó sin frontera muy pronto, cuando Castilla bloqueó sus áreas naturales de expansión tras la conquista de Murcia en el siglo XIII. Aragón perdió peso en el conjunto de la corona ya que no tuvo parte ni en la conquista del sur ni en la expansión Mediterránea. Esto explica que los característicos fenómenos de implosión interna de la formación política al frenarse la anexión territorial se dieran más temprano que en otros reinos peninsulares.

Los reyes medievales, interesados en las regiones más activas de la Corona, usaron el territorio aragonés como proveedor de hombres, animales y productos para las empresas de otros. Sus políticas fluctuaron sin clara orientación intentando paliar los contratiempos políticos que iban surgiendo en Aragón. Así, por un lado, los reyes otorgaron máximo poder a la nobleza sobre sus vasallos y emparentaron con las casas de la región para mantenerlas bajo su tutela (García Marco, 1986: 46-57; Sesma Múñoz, 1982: 11). El levantamiento de la Unión , que alineó a ciudades y nobleza en guerra durante todo el siglo XIII contra la monarquía, creó una constitución política muy peculiar que se plasmó en la compilación de 1247, que imponía una foralidad nobiliaria. Por otro lado, los monarcas se apoyaron en las ciudades contra la poderosa nobleza a lo largo del siglo XIII y, desde el siglo XIV, en las aldeas contra las poderosas ciudades. El régimen de concejos, con sus aldeas, estaba muy consolidado en la zona central del Ebro y en el sur, en la sierra Ibérica, y, de hecho, desde el siglo XIII, las villas definieron sus áreas de influencia y cerraron sus espacios municipales con precisión. Los reyes favorecieron el proceso, al apoyar asociaciones, juntas y hermandades urbanas y aldeanas durante el siglo XIV, y con ellas la existencia de una lucha constante por el reconocimiento político. La representación de las aldeas por las villas se rompió muy pronto en un escenario en el que la monarquía apoyó al mejor aliado en cada situación. Así, la política prourbana del rey Alfonso I fue seguida por una política pronobiliaria de Ramón Berenguer IV y Alfonso II, quienes entregaron constantes honores, castillos y tierras a nobles. Pedro II intentó recuperar poder, pero tuvo que hacer concesiones. Jaime I dio a la nobleza auténticas donaciones de señorío dominical, rentas y vasallos hasta mero y mixto imperio, si bien mantuvo fuerte el poder regio multiplicando los actores reconocidos en el escenario político. Las grandes casas nobiliarias, como los Martínez de Luna o los Jiménez de Urrea, los Olzina, Palafox y los Luna, no dejaron de aumentar su poder señorial hasta el siglo XV. A su vez, valles pirenaicos, concejos del Ebro y comunidades de aldea del Sistema Ibérico se convirtieron en los protagonistas netos de la producción ganadera aragonesa y los dueños de sus paisajes y de su fiscalidad.

Como se verá en próximos capítulos, los métodos de las ciencias paleoambientales van demostrando que los paisajes aragoneses están marcados por la longeva habitación y transformación durante milenios de comunidades desde el Neolítico. Las formas de ocupación estaban ya planteadas para cuando empezamos a tener los primeros documentos de cómo musulmanes y cristianos se disputaban el dominio por la zona entre los Pirineos y el valle del Ebro. Desde entonces hasta el presente, los cambios han sido muy matizados y progresivos, sin grandes hecatombes, y ninguno ha estado relacionado con prácticas depredadoras de los ganaderos. De hecho, el bosque en Aragón ocupa todavía un millón de hectáreas.

Los dos momentos de cambio más dramático del paisaje aragonés tuvieron lugar al acabar la Edad Media. Uno en el siglo XVIII, cuando se produjo el primer envite contra los comunales, como relata Ignacio de Asso en su libro sobre la economía política de Aragón. La Pragmática de 1773 del rey Carlos III dio luz verde al rompimiento de baldíos y al repartimiento del monte común. Según el conocido argumento de Asso, estas medidas trajeron la miseria en la zona de Albarracín, pues las tierras novales , es decir, aquellas recién roturadas tras la quema de monte bajo, rindieron buenas cosechas durante dos años, pero después fueron abandonadas ante la falta de mano de obra necesaria para cultivarlas. El resultado fue no solo la pérdida del cultivo, sino también la destrucción de pinares y montes y de la ganadería. El autor concluye que donde no había cultivadores suficientes ni tierras con una determinada calidad era más rentable mantener la agricultura intensiva en las áreas fértiles y dedicar a ganadería extensiva el resto. 11 El texto es interesante porque muestra un pensamiento crítico en un agrarista convencido del siglo XVIII, al ser testigo de los estragos que la teoría aplicada inflexiblemente producía en regiones de vocación ganadera. Pero muestra también que el impacto de estos cambios en el paisaje no se dejó notar rápidamente, sino hasta la desarticulación definitiva de los comunales a mediados del siglo XX, cuando los sistemas omnipresentes de producción ganadera fueron substituidos por producción agrícola de cereal.

Excepto en determinadas áreas de fertilidad excepcional alrededor de los ríos, el paisaje anterior al siglo XX era un paisaje modelado por la ganadería local y trashumante. Las explotaciones cerealistas extensivas de secano se situaban en los alrededores de poblaciones, ríos y ribazos. Casi ninguna extensión de matorral semiestepario se cultivaba, bien al contrario, se dejaba para pasto de invierno o verano. Como ha mostrado Sabio Alcutén para Cinco Villas, las tierras comunales sobrevivieron hasta bien entrado el siglo XX. En esta comarca, las amplias extensiones de herbaje de pasto común, donde se compartían cabañas y corralizas, se arrendaban para los pastores que venían en invierno de los valles de Pirineos, Roncal, Salazar, Hecho y Ansó. En el siglo XVIII, de las 57.000 hectáreas del término municipal de Ejea solo 2.000 eran de uso agrícola. El potencial ganadero en las demás villas era igualmente alto: Tauste, Sádaba, Biel, etc. (Sabio Alcutén, 2002: 25-29). En Huesca, todavía en 1860, el 78% de la provincia eran montes, dehesas y pastos (Moreno Fernández, 2002: 55, n. 26). La roturación del baldío de los llanos se produjo a mediados del siglo XX con cambios tecnológicos extraordinarios y consecuencias en el paisaje que se pueden observar actualmente. Los efectos sociales no fueron menores. La pérdida de recursos comunales afectó a la familia campesina, que tendría que entrar en el mercado de bienes o emplearse para otros. El esquilmo del monte por las comunidades en ese período tuvo que ver con unos campesinos que veían denegado su acceso a los recursos naturales y con la desarticulación de prácticas tradicionales de producción y consumo (Sabio Alcutén, 2002: 466). En la montaña, se produjo un colapso demográfico y productivo, casi único en Europa, que alejó definitivamente estas áreas de la media de ingresos y niveles del vida del resto del país (Ayuda y Pinilla, 2002; Collantes, 2004; Collantes y Pinilla, 2004).

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Señores del paisaje»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Señores del paisaje» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Señores del paisaje»

Обсуждение, отзывы о книге «Señores del paisaje» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x