Luis Pescetti - Historias De Los Señores Moc Y Poc

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Historias de los señores Moc y Poc
Moc y Poc son dos caballeros capaces de mantener diálogos desopilantes, redactar cartas absurdas y protagonizar divertidísimas situaciones, pero sin proponérselo. Un libro para explorar las conexiones entre la lógica y el humor, y para que nos reconozcamos en lo poco o mucho que tenemos de ellos. Ilustraciones de O?Kif. Buenos Aires, Editorial Alfaguara, 2003. Colección Próxima Parada Alfaguara, Serie Naranja.

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Luis María Pescetti Historias De Los Señores Moc Y Poc Ilustraciones de OKif - фото 1

Luis María Pescetti

Historias De Los Señores Moc Y Poc

Ilustraciones de O'Kif

Las enemigas naturales de la Luna

– Perdón, Poc, ¿puedo hacerle una pregunta?

– Sí.

– ¿A cuánto queda la Luna?

– ¿De ahí donde está parado usted o de donde estoy yo?

– A ver, déjeme pensar.

– De donde estoy yo.

– ¿Quiere saber en horas o en libras esterlinas?

– Bueno, había pensado en kilos, pero me da lo mismo.

– Yo calculo que a unos quince litros.

– ¿Litros por segundo o por minuto?

– Por kilo, ¿por qué?

– Estaba tratando de calcular el tamaño en relación con el Sol.

– ¿Por qué le preocupa eso?

– Si la Luna se cayera, quisiera estar seguro de que lo haría en dirección al Sol y no en dirección a mi casa.

– Podríamos pensar que es la Tierra la que se va a caer encima de la Luna.

– Perdón, no entiendo el vuelco de su razonamiento.

– Siendo la Tierra más grande que la Luna, la que saldrá lastimada será ella y no la Tierra.

– Sí, pero… ¿qué pasa si yo me caigo encima de la Luna? Al ser más pequeño, ¿no seré yo el más lastimado?

– En ese caso, sí. ¿Ha notado alguna tendencia a caerse hacia arriba?

– Bueno, no es exactamente eso, pero la semana pasada me cansaba al subir tres pisos por escalera… y, ayer, subí seis pisos como si nada.

– Caramba…

– Incluso llevaba una bolsa cargada de naranjas, quizás unos tres kilos.

– ¿No serán las naranjas las causantes de su ingravidez… o las que lo vuelven atractivo para la Luna?

– No lo había pensado… déjeme ir por un par y hacemos un experimento (entra en su casa).

(Regresa con dos naranjas.) Veamos, usted debe controlar. Primero saltaré sin ninguna naranja. ¿Quiere tenerlas, por favor?

– Prefiero no hacerlo hasta no estar seguro de que ellas no son las causantes.

– Lo comprendo. Las dejaré en el suelo (deja las naranjas).

(Da un salto.) ¿Cómo estuvo?

– Normal, diría que un salto común y corriente.

– De acuerdo, ahora veamos con una naranja (la toma).

(Da otro salto.) ¿Y ahora?

– Bueno, no quiero asustarlo, pero casi le podría asegurar que fue un poco más alto.

– Qué terrible. Y yo, cargando naranjas como nada. Sigamos con la que falta (la toma).

– … (Da otro salto.)

– ¡No puedo creerlo! Fue evidentemente más alto. Se confirma mi hipótesis.

(Apoya una mano en el hombro del se ñ or Poc.) Estimado amigo… le debo la vida, jamás hubiera sospechado que estaba siendo atraído por la Luna.

– ¿Usted cree que a la Luna le gustan las naranjas?

– Quizás no le gusten, pero tiene poder sobre ellas.

– Tal vez las naranjas son a nosotros lo que los anzuelos a los peces.

– ¡Qué horror! Si no hubiera sido por su oportuna intervención quién sabe, quizás en un par de meses, o días, ya estaría flotando, elevándome irremediablemente.

– No quiero alarmarlo, pero… ¿ha comido mucha naranja últimamente?

– Tiene razón. Sí, como postre, en jugo, en ensaladas de frutas, en mermelada, pato a la naranja, lomo de cerdo a la naranja… estoy en peligro.

– No desespere, debemos pensar algo. Tiene que haber alguna solución.

– ¿Ponerme pesas en los pies? No, sería peor; por un lado, me atraería la Luna y por otro, me sostendrían las pesas. Moriría descuartizado.

– No, estaba pensando en otra cosa, debemos contrarrestar el efecto de las naranjas. Las naranjas, el color naranja en sí, usted sabe, está formado por…

– La combinación de rojo y amarillo.

– Que son colores cálidos, ¿cuál es el color frío opuesto?

– El azul.

– ¡Perfecto! ¡Debe comer cosas azules!

– Nuevamente me sorprende, es brillante. Veamos, debo comer cosas azules, pero no cualquier cosa, sino frutas azules. Eso es, frutas azules… ¡Las uvas!

– Exacto. Las uvas son las enemigas naturales de la Luna.

– Por favor, acompáñeme al mercado a comprar naranj… perdón, quise decir uvas, fue un lapsus.

– No. Aún está bajo su poder y lo estará por un tiempo. Las naranjas lo tentarán de manera irresistible y sentirá que las uvas son feas o malintencionadas, sucias. Debe cuidarse.

– Tiene razón, le juro que comeré uvas aunque muera aplastado contra la Tierra.

– No, las uvas son buenas. Ellas nunca le harían eso. No permita que se filtren pensamientos negativos, ¿quiere flotar disparado hacia la Luna?

– Por supuesto que no.

– Entonces recuerde que las uvas son las enemigas naturales de la Luna. Dígalo.

– Las naranj… ¡Caramba! ¡De nuevo!

– ¡Inténtelo! ¡Usted es más fuerte que las naranjas!

(Con mucha dificultad.) Laa…as uu-vvvass… ¡Oh, siento que me hierve la sangre!

Siga No se rinda Ssoonnnn lass ennemmmigggass natturales dddee la - фото 2

– ¡Siga! ¡No se rinda!

– … Ssoonnnn lass ennemmmigggass… natturales… dddee la Luuunnaa.

– ¡Bravo! Vayamos al mercado.

– ¡Quiero una naranja! ¡Por favor! ¡Quiero ir a la Luna!

– No se rinda, amigo, vamos al mercado por uvas.

– ¡Agh! ¡Qué asco! Pero tiene razón, vamos por uvas antes de que sea demasiado tarde.

M úsica Los señores Moc y Poc son vecinos y amigos Uno de ellos toca el - фото 3

M úsica

Los señores Moc y Poc son vecinos y amigos. Uno de ellos toca el violín y el otro, el piano. El señor Moc tiene un perro al que saca a pasear. Cuando el perro está cansado u ocupado en algún asunto, de todos modos el señor Moc sale, pero por otras razones.

El señor Poc coloca un plato con semillas y otro con agua, para que los pájaros coman, se bañen y beban, aunque ha ocurrido que las aves, acostumbradas a temer a los humanos, al ver eso tan confortable sospechan que se trata de una trampa, un hotel carísimo, algo así, y no quieren bajar.

Cuando los señores Moc y Poc van a un zoológico se niegan a pagar la entrada porque sería colaborar (dicen). Se detienen enfrente de cada jaula. Se ponen tristes porque sienten que es una lástima, una gran lástima. Saludan a los animales y, sin querer, se les escapan unos chorritos de amor absurdo, porque nadie supone que los animales aprecien eso, pero la lógica del amor no es la de saberse apreciado, sino que se lo deje correr por las paredes y el patio, como un perro que recibe a su dueño (los perros son maestros del amor contento). Qué más quisieran los chorros del amor que no los critiquen ni los aplaudan, porque ellos de lo que más saben es de bailar en compañía y no de que los miren con ojos de turista.

Los guardias tratan de evitar a los señores Moc y Poc. El director del zoológico hace decir que no está. Cuando se van, lo más probable es que lo hagan pensando que el zoológico es una metáfora de una parte de la vida que tendría que correr como una hormiga loca pero está enjaulada; y de esa otra parte de la vida que envidia y teme a las hormigas que corren como locas, y las enjaulan.

Plop Moc y Poc van a un lago están sentados en una lancha que se está - фото 4

Plop!

Moc y Poc van a un lago, están sentados en una lancha que se está hundiendo.

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