102 Angus MACKAY, «Andalucía y la guerra del fin del mundo», en Actas del V Coloquio Internacional de Historia Medieval Andaluza. Andalucía entre Oriente y Occidente ( 1236-1492 ), Córdoba, 1988, pp. 329-342.
103 David B. RUDERMAN, «Hope against Hope: Jewish and Christian Messianic Expectations in the Late Middle Ages», en A. Mirsky-A. Grossman-Y. Kaplan (eds.), Exilio y diáspora: Estudios sobre la historia del pueblo judio en homenaje al profesor Haim Beinart , Jerusalén, 1991, pp. 185-200.
104 Manuel GONZÁLEZ JIMÉNEZ, «El fracaso de la convivencia. Moros y judíos en Andalucía (Siglos XIII-XV)», en Proyección Histórica de España en sus tres culturas ( Castilla y León, América y el Mediterráneo ), I, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1993, pp. 129-149.
105 Antonio de la TORRE y Luis SUÁREZ FERNANDEZ, Documentos referentes a las relaciones con Portugal durante el reinado de los Reyes Católicos , Valladolid, 1958; Antonio de la TORRE, Documentos sobre las relaciones internacionales de los Reyes Católicos , Barcelona, 1962; Luis SUÁREZ FERNÁNDEZ, Documentos acerca de la expulsión de los judíos , Valladolid, 1964.
106 Miguel Ángel LADERO QUESADA, «Grupos marginales», La Historia Medieval en España: un balance historiográfico ( 1968-1998 ) . Actas de la XXV Semana de Estudios Medievales de Estella , Pamplona, Gobierno de Navarra, 1999, pp. 505-601.
107 Óscar PEREA RODRÍGUEZ, «Minorías en la España de los Trastámara (II); judíos y conversos», eHumanista , 10, 2008, pp. 353-468.
108 Isabel MONTES ROMERO-CAMACHO, «Los judíos sevillanos en la baja Edad Media. Estado de la cuestión y perspectivas de la investigación», Historia. Instituciones y Documentos , 19, 1992, pp. 277-305, tomando como pretexto el caso sevillano; «Judíos y mudéjares», en El mundo social de Isabel la Católica , Madrid, 2004, pp. 241-274, y Medievalismo. Boletín de la Sociedad Española de Estudios Medievales , 13-14, 2004, pp. 241-274; «El problema converso. Un intento de aproximación historiográfica (1998-2008)», Medieval-ismo. Boletín de la Sociedad Española de Estudios Medievales », 18, 2008, pp. 109-248.
109 Miguel SERRANO Y SANZ, Orígenes de la dominación española en América , Madrid, 1918.
110 Antonio DOMÍNGUEZ ORTIZ, Los judeoconversos en España y América , Madrid, 1971.
111 Maurice KRIEGEL, Les juifs dans le monde mediterranéen a la fin du Moyen Age , París, 1979.
112 Henry KAMEN, «The Mediterranean and the Expulsion of Spanish Jews in 1492», Past & Present , 119, mayo, 1988, pp. 30-55.
113 Beatrice Leroy, L’aventure sefarade. De la Péninsule Ibérique à la diaspora , París, 1991.
114 Jane S. GERBER, The Jews of Spain. A History of the Sephardic Experience , New York, 1992; Le juifs d’Espagne, histoire d’une diaspora. 1492-1992 , París, Liana Levi, 1992.
115 Haim BEINART, «La formación del mundo sefardí», Actas del primer Simposio de Estudios Sefardíes , Madrid, 1970.
116 Un estado de la cuestión en Ángel ALCALá (ed.), Judíos. Sefarditas. Conversos. La expulsión de 1492 y sus consecuencias , Valladolid, 1995.
117 Howard M. SACHAR, Adios España. Historia de los sefardíes , Barcelona, 1995.
118 Paloma DÍAZ-MAS, Los sefardíes. Historia, lengua y cultura , 3ª ed., Barcelona, 1997.
119 Haïm Vidal SÉPHIHA, L’agonie des judéo-espagnols , París, 1991.
120 Richard AYOUN Y Haim VIDAL SÉPHIHA, Los sefardíes de ayer y de hoy. 71 retratos . Madrid, 2002.
121 Fritz (Yizthak) BAER : Historia de los Judíos en la España Cristiana , Madrid, Altalena, 1981.
LOS CONVERSOS DE CUENCA. INQUISICIÓN Y MESIANISMO
Juan Carlos Pérez García
IES José Rodrigo Botet-Manises
Hacer todo lo que fuera preciso para conseguir que se restablezca la verdad y honorabilidad de las personas encausadas. Esta es la máxima bajo la que se firma el poder que el regidor de la ciudad de Cuenca Pedro de Alcalá firma a favor de Pedro Gutiérrez. Éste debía presentarse ante el cardenal de España y ante los miembros de Consejo de la Santa Inquisición, para realizar cualquier tipo de petición que pudiera acabar con las investigaciones y encarcelamientos desarrollados por la Inquisición conquense sobre un determinado grupo de personas acusadas de judaizar. 1 Pedro de Alcalá pertenecía a una significativa familia de la Cuenca de fines del siglo XV y al menos la primera mitad del XVI. Una familia surgida para el cristianismo de las oscuras y sangrientas violencias de la Cuenca del siglo XIV.
Es mi intención analizar algunos ejemplos de familias judeoconversas golpeadas por las investigaciones inquisitoriales. Me interesa, en particular, mostrar las debilidades de las ópticas tradicionales acerca del mundo judeoconverso. Un foco de reflexión de extraordinaria importancia para la Historia de España ha sido la cuestión de los conversos, íntimamente relacionado con la Inquisición. El debate global de la Inquisición y el específico converso están también en el nervio de la historia de Cuenca y su territorio; este ámbito geográfico y humano es el que constituye la plataforma de mi contribución. Al propio tiempo, la llamada cuestión conversa está relacionada con otros aspectos esenciales: monarquía, dinero, fiscalidad, teología, relaciones sexuales, etc.
EN LOS ORÍGENES DEL «PROBLEMA CONVERSO» CONQUENSE
Durante la fase de expansión territorial de los reinos cristianos a lo largo de los siglos XI y XIII, Cuenca fue incorporada a la Corona de Castilla a finales del siglo xii. Dadas las espectaculares defensas naturales que protegían la ciudad, la caída de la misma se tuvo que producir mediante algún tipo de capitulación, o bien de colaboración interna de algún sector de la sociedad conquense con las huestes sitiadoras del rey don Alfonso VIII. El territorio sería ampliado progresivamente hasta el río Cabriel tocando con los dominios de Requena, que el obispo Jiménez de Rada trataría de incorporar infructuosamente hacia 1215. Habría que esperar casi veinticinco años para que la Tierra de Requena fuera incorporada a la Corona de Castilla y con ella el solar de lo que más tarde constituyó la provincia conquense. 2
Durante la Edad Media, las relaciones entre la comunidad cristiana y la judía se caracterizaron por una convivencia pacífica, aunque los historiadores subrayan dos momentos históricos decisivos. El uno sería el de 1391-1415, en el que tuvieron lugar numerosísimas conversiones en masa desde el judaísmo al cristianismo; se cree que el grueso de tales conversiones, al estar impulsadas por la violencia de los ataques antihebreos, fueron superficiales e insinceras, eso es, que bajo el aparente manto del bautismo cristiano, los hebreos trataron de salvar su vida, pero también su fe al seguir practicándola desde entonces a escondidas, para que sus vecinos cristianos no los tomaran por judíos. 3 Nunca sabremos cuántos judíos se convirtieron al cristianismo, pero los demógrafos parecen convenir en que no menos de 100.000 individuos hicieron el viaje a la nueva fe. Muchos llegaron al cristianismo con sinceridad; otros decididamente dispuestos a confiar en el secreto del hogar para seguir practicando su vieja fe hebraica. Los dos extremos esconden, realmente, un abanico muy amplio de situaciones personales y familiares.
La otra fecha a la que hacía referencia anteriormente es, sin duda, 1492. Al decretar la expulsión de los judíos, la comunidad hebrea pudo elegir entre conversión o destierro. Al menos la alternativa era más positiva que en 1391, aunque el precio era terrible. Suponer que las conversiones que tuvieron lugar en el año de la expulsión tenían mayor componente de sinceridad, precisamente porque no se realizaban bajo la amenaza de muerte, es suponer demasiado y, sobre todo, minimizar la condena terrible del destierro.
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