El ornamento que se desprende de sus portadores hay que concebirlo racionalmente . Consisten en estructuras lineales y círculos tal como los que se encuentran en los libros de geometría euclidiana; también se incluyen configuraciones elementales de la física, ondas y espirales. Quedan excluidas las proliferaciones de formas orgánicas y las irradiaciones de la vida anímica. Por lo demás, las Tiller girls ya no se dejan calificar como seres humanos; los libres ejercicios de masas no son emprendidos nunca por el cuerpo enteramente sustentado, cuyas curvaturas se resisten a la comprensión racional. Brazos, muslos y otras partes del cuerpo no son sino elementos mínimos integrantes de la composición.
La estructura del ornamento de masas es un reflejo de la situación actual en su conjunto. Dado que el principio del proceso de producción capitalista no proviene puramente de la naturaleza, debe hacer estallar los organismos naturales que son para él medios o centros de resistencia. Comunidad de pueblo y personalidad desaparecen cuando lo que se reclama es calculabilidad; en cuanto que partícula de la masa, el hombre solo puede, sin dificultad, trepar estadísticamente encuadrado y servir a las máquinas. El sistema, indiferente ante la especificidad de las configuraciones, conduce por sí mismo al borrado de las particularidades nacionales y a la fabricación de masas de trabajadores que se puedan emplear con regularidad en cualquier punto del planeta. Como el ornamento de masas, el proceso de producción capitalista es un fin en sí mismo. Las mercancías que pone en circulación no están realmente producidas para ser poseídas, sino por el beneficio, que se quiere ilimitado. Su crecimiento está ligado al de la empresa. El productor no trabaja para obtener una ganancia privada –en los Estados Unidos, los excedentes se llevan a los asilos del espíritu, como las Bibliotecas o las Universidades, en donde se hace madurar a los intelectuales que a través de su posterior actividad reembolsan con interés compuesto el dinero adelantado–, el productor trabaja para el engrandecimiento de la empresa. El hecho de que produzca valores no se da por mor de esos valores. Si el trabajo podía antes servir, hasta cierto punto, para su fabricación y su uso, éstos se han convertido ahora en efectos secundarios al servicio del proceso de producción. Las actividades en él implicadas han quedado desposeídas de su contenido sustancial. El proceso de producción discurre manifiestamente en lo oculto. Cada uno, por así decir, despacha a su presa en la cinta rodante de la cadena de producción, ejerce una función parcial sin conocer el todo. Como el modelo del estadio, así se ofrece la organización sobre las masas, una figura monstruosa sustraída por su autor a los ojos de sus portadores y que apenas le tiene como espectador. Ha sido diseñada según unos principios racionales de los que el taylorismo no ha hecho sino extraer la última consecuencia. Las piernas de las Tiller girls corresponden a las manos en la fábrica. Más allá de la destreza manual, se intenta computar también ciertas disposiciones mentales por medio de pruebas de aptitud. El ornamento de masas es el reflejo estético de la racionalidad a la que aspira el sistema económico dominante.
Los cultivados, algo que no todos llegan a ser, han tomado a mal la irrupción de las Tiller girls y las imágenes del estadio. Lo que divierte a la multitud, lo juzgan como dispersión. Pero, en contra de su opinión, la complacencia estética en los movimientos ornamentales de masas es legítima . De hecho, forman parte de esas aisladas configuraciones de la época que prestan forma a un material previamente dado. La masa que en ellos se organiza ha sido extraída de las oficinas y las fábricas; el principio formal que las moldea las determina también en el ámbito de lo real. Cuando importantes contenidos de realidad quedan sustraídos a la visibilidad de nuestro mundo, el arte debe explotar los elementos residuales que queden, puesto que una representación estética es tanto más real cuanto menos ingrese en ella la realidad exterior a la esfera estética. Por muy insignificante que sea el valor que se asigne al ornamento de masas, su grado de realidad lo ubica por encima de las producciones artísticas, que recrean unos más altos sentimientos depositados en formas pretéritas, incluso podría ser que no significase nada más.
*Siegfreid Kracauer: El ornamento de la masa , Barcelona, Gedisa, 2009, epígrafe 2, trad. Valeria Grinberg.
1.También Lenin (1974) había destacado la importancia de la Lógica de Hegel en la interpretación de Marx, pero, al renunciar explícitamente a la noción de totalidad, concluía que lo que se precisaba era profundizar en la inversión materialista de Hegel.
2.Esta relación es un ejemplo de la «amistad de día festivo», que Kracauer teorizó en sus artículos juveniles sobre la amistad (Kracauer: en prensa). Puede verse también la correspondencia entre ambos (Adorno y Kracauer, 2008).
3.Ecos de esta tesis también se encuentran en la obra de Adorno, así, por ejemplo: «La modernidad no está en una situación de fragilidad allí donde […] va demasiado lejos, sino allí donde no ha ido suficientemente lejos, donde, a causa de su inconsecuencia, las obras cojean.» (Adorno, 1997: 58; trad. cast.: 53-54; cf. también p. 226, trad. cast.: 203).
4.El tema de la masa era un asunto muy debatido en aquella época. También está presente en la filosofía de Unamuno y en la de Ortega y Gasset. Para el primero representa una claudicación en la lucha del individuo por singularizarse, lo que le reporta un sentimiento trágico; para el segundo, la integración en la masa exonera de la angustia y el individuo pasa a sentirse como todo el mundo.
5.Hay una afirmación en el prefacio del libro De Caligari a Hitler que pudiera interpretarse en sentido contrario, pero, en realidad, no está articulada con el análisis fílmico que realiza. Escribe Kracauer que estudios como el suyo pueden contribuir a planear películas que pongan en práctica los objetivos de la Naciones Unidas. Esta referencia se puede entender en el marco de las esperanzas suscitadas por la organización entonces recientemente fundada.
6.La denominación Tiller Girls se refiere a compañías de bailarinas sicalípticas, que ejecutaban coreografías en las que todas realizaban el mismo movimiento o movimientos simultáneos, de manera mecánica, primero en escenarios, que llegaron a quedar caracterizados por estos espectáculos (como el Folies Bergère de París) y luego en películas musicales. La denominación tiene su origen en la compañía formada por John Tiller en Manchester, en 1890.
3.
La primera Teoría Crítica.
Las constelaciones y el arte postaurático
según W. Benjamin
Una segunda orientación en el desciframiento social relacionado con el arte es la que se alude con el concepto de «constelación», divulgado por Walter Benjamin. El uso de este concepto parte de una crítica a la concepción lineal de la historia, en la que los acontecimientos se presentan encadenados con una cierta lógica, de manera que el significado de un evento estaría relacionado con los eventos contiguos. Al igual que Kracauer, también Benjamin relaciona su concepción del desciframiento con la tradición judía, pero no tanto con las alegorías cabalísticas, sino con la concepción del tiempo mesiánico. Para el judaísmo (así como para el cristianismo y el islamismo), el tiempo histórico no es un todo homogéneo. Hay momentos privilegiados, como aquellos en los que la divinidad se hace presente mediante su enviado, el mesías. Así afirma Benjamín en el segundo de los fragmentos que cierran sus «Tesis sobre la Filosofía de la Historia»:
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