Adorno*
EL SUFRIMIENTO Y EL ARTE
Tal vez hoy haya que comportarse con el arte, kantianamente, como con algo dado; quien abogue por el arte hace ya ideologías y hace del arte una ideología. En todo caso, el pensamiento puede apelar a que algo en la realidad más allá del velo que teje la conjunción de instituciones y necesidad falsa reclama objetivamente el arte; un arte que hable en favor de lo que el velo oculta. Aunque el conocimiento discursivo alcanza a la realidad, también a sus irracionalidades (que brotan de su ley de movimiento), algo en la realidad es esquivo al conocimiento racional. A éste le es ajeno el sufrimiento: puede definirlo subsumiéndolo, puede buscar medios para calmarlo, pero apenas puede expresarlo mediante su experiencia: eso lo consideraría irracional. El sufrimiento llevado al concepto permanece mudo y no tiene consecuencias: esto se puede observar en Alemania después de Hitler. En la era del horror inconcebible, la frase de Hegel (que Brecht adoptó como lema) de que la verdad es concreta tal vez ya solo la pueda satisfacer el arte. El motivo hegeliano del arte como consciencia de las miserias se ha confirmado más allá de lo que cabía esperar. De este modo se ha convertido en una protesta contra el veredicto del propio Hegel sobre el arte, contra un pesimismo cultural que pone de manifiesto su optimismo teleológico apenas secularizado, la expectativa de libertad realizada. El oscurecimiento del mundo vuelve racional la irracionalidad del arte, que es oscuro radicalmente. Lo que los enemigos del arte moderno llaman, con mejor instinto que sus apologetas medrosos, su negatividad es el compendio de lo reprimido por la cultura establecida. Ahí hay que ir. En el placer por lo reprimido, el arte asume al mismo tiempo la desgracia, el principio represor, en vez de protestar simplemente en vano contra él. Que el arte exprese la desgracia mediante la identificación anticipa la destitución de la desgracia; eso, ni la fotografía de la desgracia ni la falsa felicidad, describe la posición del arte actual auténtico frente a la objetividad entenebrecida; cualquier otro arte se delata por el empalago de su propia falsedad.
*Max Horkheimer: «Sobre el concepto de filosofía» (fragmento), en Crítica de la razón instrumental , Madrid, Trotta, 2002, pp. 169-187, cit. pp. 171-173.
*Th. W. Adorno: Dialéctica negativa , Madrid, Taurus, 1975, pp. 203-204, trad. J. M. Ripalda.
*Th. W. Adorno: Teoría estética (Obra completa, 7), Madrid, Akal, 2004, pp. 32-33, trad. Jorge Navarro.
1.La forma básica del lenguaje, la proposición atómica que decía Wittgenstein, es el enunciado «S es P» (sujeto es predicado), por ejemplo, «Sócrates es mortal». El verbo («es») cumple la función de identificar dos elementos («S» y «P»), y por tanto de eliminar la diferencia original porque «S» es reducido a «P». En alemán hay dos palabras para traducir «objeto»: Gegenstand , literalmente «lo que está enfrente» y Objekt , «objeto». En la proposición atómica, aquello que tenemos enfrente es reducido a objeto de la enunciación; el sujeto es, digamos, sujetado, asido por una manera de decir que elimina la diferencia: lo que S «no es», o mejor, que S es y no es P (y también que no es cierto que S sea y no sea P). Esta dinamización de la negación es el nucleo del pensamiento dialéctico.
2.Gracias al establecimiento de la lógica formal por parte de Aristóteles, que se sustenta en el principio de identidad (A es A) y sus dos versiones, el de contradicción (no es cierto que A y no A) y el de tercio excluso (o A o no A).
3.Benjamin: Passagenarbeit , manuscrito, convoluto 6. [Nota de Adorno]
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.