Entre febrero y mayo, frente al desarrollo de un discurso más bien libertario y, en algunos casos, profundamente anticomunista, el partido va a intentar rápidamente poner en marcha dos tácticas, sobre todo tras los actos violentos del 10 de mayo: poner en movimiento sus fuerzas, principalmente la CGT, organizando grandes manifestaciones de solidaridad con los estudiantes reprimidos, y, por otra parte, aislar políticamente al izquierdismo, considerado «el enemigo principal». La primera iniciativa va a obtener grandes resultados, puesto que el día 13 las manifestaciones de solidaridad son multitudinarias, algo nunca visto desde hace más de veinte años y cuya dinámica abre un periodo de intensa lucha social en todo el país. La segunda va a corresponder a una intensa campaña ideológica contra el izquierdismo que se prolongará durante años. En 1968 aparece en los medios de comunicación la figura del secretario de organización del partido, Georges Marchais. Dirigente joven y dinámico, pertenece a la generación que intenta poner en órbita Waldeck Rochet, bajo la mirada vigilante de Roland Leroy y, más en la sombra, de Jean Kanapa. 30La escasa cultura política de Georges Marchais, entonces secretario de organización, se ve compensada por su dinamismo y su capacidad casi innata para usar los medios de comunicación modernos, en concreto la televisión. Es un contraste absoluto. Waldeck Rochet era un comunista de gran cultura filosófica, 31gran lector, hombre interiormente libre, pero totalmente entregado a la causa y al partido. Georges Marchais había tenido una trayectoria diferente, no procedía del aparato dirigente que había vivido los tiempos del Frente Popular, ni había participado en la resistencia; su adhesión al partido en 1947 era la de un obrero metalúrgico, cuadro intermedio sindicalista de la entonces muy potente Federación del metal de la CGT. Aparece públicamente a través de un artículo publicado por L’Humanité el 3 de mayo. Se trata de un ataque contra los izquierdistas. El texto es conocido por un desliz calculado del dirigente cuando tilda de «anarquista alemán» a Daniel Cohn-Bendit. Este artículo intenta poner los puntos sobre las íes frente a lo que llamaríamos unas vacilaciones detectadas dentro de la franja intelectual del partido, vacilaciones que irán creciendo a lo largo de aquellos primeros días de mayo. Georges Marchais aparece como un defensor decidido de la clase obrera, de su partido con un tono siempre firme, tono que no era el propio de Waldeck Rochet. Esta lucha contra el aventurerismo izquierdista se prolongará durante varios años. Los hechos de mayo concluyen con la victoria electoral de la derecha conservadora y el Partido Comunista pierde muchos escaños de diputados, 32pero las huelgas han dado resultados muy positivos: la vuelta a las 40 horas semanales del Frente Popular, un reajuste bastante espectacular del salario mínimo (un 33%) y algunos progresos en la política social, como la creación de la sección sindical de empresa.
Pero ya las nubes se acumulan en Checoslovaquia. La Conferencia de Karlovy-Vary de abril de 1967, que había reunido a los partidos comunistas de Europa, había sido valorada positivamente por el partido francés a pesar de no desembocar en un cambio de rumbo en cuestiones de fondo. Valoración radicalmente contraria a la que hizo el PCI. 33El intento liberal de Dubcek, apoyado con cierta simpatía por una gran fracción de los comunistas franceses, se ve acorralado por la terquedad de la Unión Soviética, que teme el efecto dominó y la pérdida de influencia en los países de su área. Durante el mes de julio, Waldeck Rochet intentará mediar entre los soviéticos y el Gobierno de Dubcek. Los días 15 y 16 de julio se desplaza a Moscú para entrevistarse con Brézhnev; el día 17, el PCF propone que se organice una nueva conferencia de los partidos comunistas de Europa «con el propósito de frenar y parar un proceso que abocaría a un desenlace brutal», es decir, una intervención militar de los soviéticos, vista con gran temor hasta por los sectores más prosoviéticos del partido, sobre todo porque restaría credibilidad a la «vía francesa al socialismo» propiciada por el grupo dirigente. El día 19 se entrevista con Dubcek en Praga, acompañado por Jean Kanapa. En un telegrama dirigido al ministro de Asuntos Exteriores francés, Michel Debré, fechado a 2 de agosto, el entonces embajador de Francia en Praga, Roger Lalouette, informa sobre estas visitas resaltando a la vez el cambio de tono de los comunistas franceses, favorables a una solución pacífica al conflicto latente. 34Este maratón diplomático se saldará con un fracaso rotundo en agosto, con la entrada de las tropas soviéticas en Checoslovaquia. Entonces se entremezclan consecuencias políticas y personales. Las políticas serán una etapa de crisis e intensos debates hasta evidenciar diferencias, por no decir divergencias, dentro del partido. Un primer comunicado (redactado por Rochet y Kanapa) habla de «sorpresa y reprobación» frente a la intervención de los soviéticos, mientras que un segundo, adoptado por el Comité Central, solo de «desaprobación». La luchas internas entre prosoviéticos y moderados arrecian y se filtran hacia el exterior, puesto que Jeannette Thorez-Vermeersch, viuda del histórico secretario general, dimite del Buró Político porque no aprueba la protesta de su partido y defiende la legitimidad de la intervención. Los debates internos se hacen muy duros, pero quedan muy abiertos, sin consideraciones jerárquicas y, cosa original, concluyen con un voto de aceptación o rechazo de la posición adoptada por la mayoría de la dirección. En su biografía política de Waldeck Rochet, Jean Vigreux propone un reparto entre unos y otros que muestra el nivel de dificultad: 40% de los militantes aprueban la intervención soviética, el 20% desaprueba la toma de posición pública del PCF, y el 40% se declara de acuerdo con la posición afirmada por el Secretariado y el Comité Central. 35
LA ENFERMEDAD DE WALDECK ROCHET, EL ASCENSO DE GEORGES MARCHAIS
El fracaso de su acción diplomática en el tema checoslovaco apenas unas semanas después de los hechos de mayo y los intentos de encontrar algún tipo de consenso dentro del partido, que suponen una actividad intensa y a veces sin resultado positivo, van a culminar en un documento adoptado en una reunión del Comité Central reunido los días 5 y 6 de diciembre de 1968, documento llamado Manifiesto de Champigny , 36que intenta sintetizar los elementos constitutivos de lo que será una constante del discurso comunista de los años ulteriores: el desarrollo de una vía francesa al socialismo y la definición de una primera etapa de democracia avanzada, que va a constituir el núcleo de la propuesta de programa común, gran reto comunista de los años siguientes. Se trata de un texto de síntesis porque intenta denunciar «los oportunismos», mantener la validez de la idea socialista a pesar de las divergencias definidas como «graves» manifestadas dentro los países socialistas y dentro del movimiento comunista internacional 37y desbloquear las tensiones sufridas en este año 68. La renuncia de De Gaulle como consecuencia del voto negativo de los franceses a su propuesta de reforma institucional inaugura un periodo positivo para los comunistas. Culmina con la candidatura de Jacques Duclos a la elección presidencial y la publicación por el secretario general de un libro en el que desarrolla el concepto de democracia avanzada insistiendo en el papel del pluralismo en una sociedad socialista. 38A partir de octubre de 1969 Waldeck Rochet ya no aparece en público. Enfermo de Parkinson, su abandono de la actividad política será definitivo aunque oficialmente el PCF seguirá manteniéndolo en el puesto de secretario general hasta el XX Congreso de 1972. 39Se abre entonces un periodo de interinidad. Son los años de la gran ofensiva política unitaria de los comunistas en la línea de las propuestas hechas por el partido en los tiempos de la Secretaría General anterior. Se concreta esta política en un primer documento, fechado en diciembre de 1970, que propone un primer balance de las discusiones abiertas entre comunistas y socialistas «sobre las condiciones fundamentales de un acuerdo político». Este balance lo propone Georges Marchais en una reunión del Comité Central del PCF del 22 de diciembre de 1970. 40Por su parte, el Partido Socialista ha mantenido unas discusiones similares con el pequeño Partido Radical, que será la tercera fuerza partícipe del programa común. El Partido Socialista prepara igualmente su congreso, llamado «Congreso de la unidad y de la renovación», que no significa todavía el punto final del ascenso hegemónico de un personaje que se había pasado los cinco años anteriores en la trastienda de la política (François Mitterrand), sino una etapa intermedia antes de su toma del poder definitiva en el Congreso de Épinay, en julio de 1971. 41Se trata de uno de los documentos más ilustrativos de lo que fue la política de unión del PCF. Se ponen en contrapunto las formulaciones partidarias distintas, en muchos casos convergentes, sobre cuatro grandes temas: la práctica unitaria contra la política de la derecha en lo inmediato, los grandes criterios de un nuevo régimen «de democracia económica y política», el fondo del futuro programa común, las vías al socialismo y los criterios –desde luego algo más divergentes– de la democracia socialista. Aclara los términos de un programa de gobierno, de su negociación dentro de imperativos de agenda: las elecciones generales previstas para la primavera de 1973 y la futura elección presidencial prevista para 1976. 42
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