Un episodio interesantísimo de la historia del libro manuscrito, íntimamente relacionado con la definición de un producto de lujo, lo constituye un conjunto de manuscritos de ambiente jurídico copiados en la Península Ibérica, en los que se imita la mise en page característica de los libros de derecho copiados a la sombra del Studium Bononiæ . Servirá, como ejemplo, el ms misceláneo: Constitucions i altres drets de Catalunya , 55 en el que la parte de los Usatges imita el modelo de libro universitario, mientras que el resto de páginas de dicho manuscrito presentan el texto a doble columna. 56 Con cierta frecuencia los textos jurídicos que dieron lugar a una glosa explicativa de los pasajes oscuros o de difícil comprensión generaron una página, cuya parte central estaba reservada al texto jurídico y los márgenes a las glosas explicativas autorizadas. La relación que se establecía entre ambos queda perfectamente manifiesta a través del diferente módulo de la escritura gótica redonda empleada, de tamaño mayor en el centro y menor en los escolios. Asimismo un complejo dispositivo de signos gráficos y extra gráficos guiaba y ordenaba la lectura de dicho entramado textual, acompañando al lector en su deambular. 57 De modo similar sucedía en el ámbito de la producción de manuscritos con el texto glosado de la Biblia. 58
TRADICIONES ROMÁNICAS
No permanecieron al margen del encargo de lujo las tradiciones manuscritas de los textos en lenguas románicas. En los primeros pasos de su largo caminar se sirvieron de productos manuscritos pertenecientes a la tradición eclesiástico-universitaria. Y, posiblemente, en este contexto nada más representativo que los manuscritos producidos por la corte alfonsí en la transmisión de textos en castellano y galaico-portugués. Ilustrarían, perfectamente, estos momentos iniciales manuscritos tales como el códice rico de las Cantigas de santa María 59 de Alfonso X o el Libro de axedrez, dados e tablas , 60 por citar algunos ejemplos.
A partir del siglo XIV las literaturas románicas dispondrán de un modelo de libro propio, no prestado, que Armando Petrucci definía como el libro registro, 61 caracterizado por el empleo del papel como soporte y escrituras cursivas de procedencia documental, ejecutadas de manera caligráfica y armónica. También este contexto estrechamente vinculado a los ambientes culturales alejados de las tradiciones eclesiástica y universitaria vio como los bibliófilos invirtieron definiendo el libro registro de lujo. Este modelo de libro estuvo presente, desde la segunda mitad del siglo XIV en todas las tradiciones textuales románicas. Su mayor o menor decoración fue el resultado de la posición social alcanzada por los futuros propietarios, que encargaban las copias de dichos manuscritos. Unos pocos manuscritos servirán para ilustrar el comportamiento y las actitudes características de este ambiente de la cultura escrita tardo medieval, como por ejemplo la L’Épitre d’Othéa à Héctor 62 de Christine de Pisan, copiado entre 1404 y 1408; de Sancho IV, el bravo, los Castigos y documentos ; 63 el Breviari d’Amor de Matfré Ermengaud; 64 [fig. 4.5] o de la Commedia de Dante Alighieri el ms Strozzi florentino. 65
No obstante durante la segunda mitad del siglo XIV y todo el siglo XV continuó utilizándose el libro cortés de lectura, cuando el comitente decidía encargar un libro de lujo: Grandes crónicas de Francia de Carlos V. 66
LIBROS HUMANÍSTICOS
Las formas de los manuscritos, descritas hasta el momento, le resultaban muy familiares a una persona como Francesco Petrarca. 67 Tal vez estas modalidades exuberantes eran las que atesoraban todos aquellos que se servían de los libros para decorar habitáculos y estancias de sus respectivas viviendas. Sus críticas no se detuvieron en este uso auto-celebrativo más que discutible de los libros, y alcanzaron aspectos tales como la escritura y la decoración de los libros de la época gótica. En efecto, en sendas cartas dirigidas a Giovanni Boccaccio, datadas los años 1366 (Fam XXIII, 1) y el 11 de abril de 1355 (Fam XVIII, 3), respectivamente, propuso un modelo de libro alternativo en el que se producía una renuncia expresa a la estética del libro gótico bajomedieval, principalmente el vinculado a la tradición eclesiástico-universitaria y al lujo gobernado por el horror vacui . Se mostró muy crítico con la escritura gótica que considera: luxurianti littera ( qualis est scriptorum seu verius pictorum nostri temporis, longe oculos mulcens, prope autem afficiens ac fatigans, quasi ad alium quam ad legendum sit inventa ). Frente a la gótica él propuso una letra « castigata et clara » cuyo modelo encontró en los manuscritos carolinos del siglo XI. De las escrituras de dicha centuria admirará la « vetustioris littere maiestas ». 68 Y frente a los modelos góticos del libro de lujo, exuberantes, Petrarca oponía un modelo diferente. Él prefería el sobrius ornatus de época carolina, como se lo explica a Giovanni Boccaccio ( Ad Iohannem de Certaldo, gratiarum actio pro transmisso Augustini libro in psalterium daviticum ) Huic tali amicitie tue dono, preter eam quam loquor magnitudinem, et libri decor et vetustioris littere maiestas et omnis sobrius accedit ornatus […]. 69
Su propuesta libraria dio lugar, a partir de los primeros años del siglo XV, a un producto de elite, el libro humanístico. 70 Sobrio y elegante, pero exquisito al mismo tiempo. 71 Éste fue el modelo de libro que triunfó entre las cortes humanísticas del Quattrocento italiano. A este tipo de libros y sus decoraciones es al que se refería Vespasiano da Bisticci cuando valoraba los libros que conformaban la biblioteca de los Montefeltro en Urbino.
El manuscrito humanístico se caracterizó por presentar orlas en la primera página del texto y en las correspondientes a los principios de cada capítulo o libro, única y exclusivamente. La elegancia de la página se alcanza gracias al perfecto equilibrio entre la caja de escritura alojada en el centro del folio, envuelta por un amplio margen blanco. Decisivamente contribuyeron a conseguir esta imagen las vitelas empleadas, todas ellas de extrema calidad. Fundamental resultó la escritura, la humanística antiqua , sobria, legible y carente de abreviaturas; admirable en definitiva. El ideal estético del humanismo renacentista chocó con la obsesión medieval por colmar el espacio, como sucedía con el manuscrito gótico.
La lista de los manuscritos humanísticos podría ser extensísima, 72 sin embargo a los efectos de recuperar el modelo ideal de todos los producidos bajo esa nueva estética bastará con recordar, en este momento, algunos de los manuscritos copiados y decorados por Bartolomeo de Sanvito y Gaspare da Padova, como ilustra perfectamente la Iliada 73 bilingüe, griego-latín, copiada entre 1477 y 1483.
El modelo de libro humanístico, concebido como un producto de elite, inalcanzable a los bibliófilos más modestos, circuló ampliamente entre las bibliotecas de los príncipes humanistas y fue utilizado como vehículo transmisor de textos pertenecientes a las literaturas clásica, principalmente, a la medieval y renacentista, así como a traducciones humanísticas de los clásicos. La decoración de sus primeras páginas resulta inigualable, revela una estética elegante y exquisita muy alejada de la medieval. Los incipit , de una obra o de los libros que la componen, suelen presentarse decorados con orlas que enmarcan todo el texto o con portadas de tipo arquitectónico que alojan en su interior el comienzo de la obra, como muestra entre otros el manuscrito copiado en Nápoles el año 1481 con la Vita e fabule de Esopo, en italiano; 74 o impaginando el texto a guisa de inscripción epigráfica, como se puede apreciar en el manuscrito, también napolitano de 1473, con el Liber elegantiarum de Lorenzo Valla; 75 escrita, en ocasiones, con tintas de colores diferentes de manera alternante. Del mismo modo, las escrituras utilizadas –la antiqua o la cursiva itálica–en la transcripción del texto son inigualables y ponen al descubierto junto con las mayúsculas, 76 la jerarquía del orden gráfico humanístico.
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