El fin del arte
Hegel y Danto cara a cara
Raquel Cascales
El fin del arte
Hegel y Danto cara a cara
PUV
44
Estètica & Crítica
Anacleto Ferrer, director
Romà de la Calle, director fundador
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© Raquel Cascales Tornel, 2020
© De esta edición: Universitat de València, 2020
Coordinación editorial: Maite Simón
Diseño del interior: Inmaculada Mesa
Maquetación: Celso Hernández de la Figuera
Diseño de la cubierta:
Celso Hernández de la Figuera y Maite Simón
Corrección: Iván García Esteve
ISBN: 978-84-9134-585-5
Edición digital
A mi madre y a mi iaio ,
in memoriam
Allí donde crece el peligro
crece también la salvación.
Hölderlin
El arte tiene la bonita costumbre
de echar a perder todas las teorías artísticas.
R. Selavy
Índice
INTRODUCCIÓN. Cara a cara
1. LA HISTORIZACIÓN DEL ARTE
La conciencia histórica como base de la estética moderna
La concepción romántica del arte
La religión del arte
La mistificación estética del idealismo
2. La PROFECÍA HEGELIANA DEL «FIN DEL ARTE»
El lugar del arte en la filosofía hegeliana
La religión del arte en la Fenomenología del espíritu
La sistematicidad del arte en la Enciclopedia
La emancipación del arte en las Lecciones de estética
Distintas concepciones del carácter pretérito del arte
Fin en sentido artístico
Fin del arte en sentido gnoseológico
Fin de la religión del arte
Fin en sentido de una nueva etapa histórica
Fin del arte como liberación del arte
La actualidad perenne del arte
3. EL GIRO HEGELIANO EN LA FILOSOFÍA DE DANTO
Más allá de la filosofía analítica
El «mundo del arte» y el arte como representación
La ontología como respuesta a los indiscernibles
La configuración histórica del arte
La propuesta dantiana de la comprensión histórica
La función de las leyes generales en la historia
La historia como representación
La historia como narración
El cumplimiento de la profecía hegeliana
La aceptación del realismo narrativo y la progresión histórica
Pasado y futuro del arte
4. LA PROCLAMACIÓN DANTIANA DEL «FIN DEL ARTE»
La transfiguración de la filosofía del arte
La definición esencialista del arte
El papel transfigurador de la interpretación
La unión de esencialismo e historicismo
El desarrollo del sentido del «fin del arte»
Fin en sentido hegeliano
Fin del relato (moderno) de la historia del arte
Fin como comienzo de la época posthistórica
Después del fin
EPÍLOGO. Larga vida al arte
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Introducción
Cara a cara
Hoy en día la sociedad tiende a tener una buena imagen del arte. Se respetan y admiran la arquitectura de Bramante, las pinturas de Rafael o la música de Bach. Sin embargo, muchas personas encuentran serias dificultades para comprender obras o autores más contemporáneos. En la actualidad alcanzan récords históricos los números de visitantes que acuden a museos; se llenan los conciertos y teatros; se tiene al alcance de la mano toda la información que se necesita para saber más sobre aquello que se escucha o contempla. Pero, curiosamente, cuanto más «contemporáneo» es el arte, menos parece entenderse. Mucha gente se pregunta qué le ocurre al arte contemporáneo y achaca a la posmodernidad o a la degeneración de Occidente el problema de su incomprensibilidad. Sin embargo, aunque hay muchos elementos que han podido conducir a un exceso de producción y a una inflación de banalidades artísticas, la pregunta quizá debería enfocarse de otro modo. Pocas veces nos preguntamos qué nos ocurre a nosotros. ¿Cuánto tiempo dedicamos ya no a profundizar, sino al menos a tratar de conocer algo sobre el arte que estamos «consumiendo»?
Es verdad que para entender el arte contemporáneo se necesita tiempo. Pero no menos que el tiempo necesario para comprender cualquier tipo de arte de cualquier otra época y lugar. Lo único que ocurre es que la parte de la humanidad que ha recibido algún tipo de instrucción artística lo ha hecho según unos parámetros renacentistas. Y si bien esos parámetros son correctos, solo rigen para el tipo de arte que cumple los parámetros renacentistas. De esos parámetros ha vivido el arte hasta el siglo XX, pero ya no son los únicos que rigen en el panorama artístico actual.
Parece claro, entonces, que algo ha cambiado y que algo ha acabado. La cuestión es saber qué es precisamente lo que ha finalizado para poder andar por el bosque artístico contemporáneo sin perdernos. Ya Hegel, en su filosofía del arte, predijo ese final, pero sin llegar a entender cómo se produciría. Danto fue quien, al verlo realizado, comprendió con más claridad la profecía hegeliana y pudo dar cuenta de lo que significaba.
A lo largo de estas páginas trataré de enfrentar cara a cara a estos dos autores, ya que la lectura dantiana ayuda a comprender mejor la teoría hegeliana y permite ponerla en conexión con las problemáticas actuales; asimismo, ver a Danto desde Hegel permite comprender mejor el pensamiento del autor norteamericano, pues deja traslucir su gran coherencia y profundidad. Considero que el análisis de las reflexiones de ambos autores en torno al arte y a su fin aporta luces para comprender nuestro mundo contemporáneo.
Para llevar a cabo esta empresa, considero que es de vital importancia atender, como se verá en el primer capítulo, al proceso de historización que configuró el arte tal y como lo concebimos hoy en día. Puesto que la relación entre arte e historia es intrínseca, podría intentar estudiarse desde los albores de la práctica artística. Sin embargo, este trabajo se confina al comienzo de la conciencia histórica y artística que nació con la modernidad. Obviamente, la reflexión estética, la pregunta por la belleza o el arte están presentes desde la Antigüedad. No pueden ignorarse las reflexiones de Platón o Aristóteles, pero no se debe tampoco trasladar sin más la preocupación sobre la belleza de los Diálogos o la descripción aristotélica del arte como techne a nuestra manera de concebir el arte y el mundo del arte hoy en día. 1
Con el auge de la Ilustración y el desarrollo de la conciencia histórica, la obra de arte asumió el cariz que tiene hoy en día. Tanto el espíritu ilustrado como el romántico y su interés por lo histórico condujeron a un progresivo traslado de la reflexión desde un concepto intemporal de belleza hacia la obra artística concreta. La modernidad, al interrogarse sobre las condiciones de posibilidad del propio conocimiento y desarrollar la preocupación metódica, puso la reflexión estética en primer plano y le otorgó la autonomía necesaria para que pudiera independizarse del resto de ámbitos filosóficos (Labrada, 1990: 18). Como acabo de decir, la preocupación por la historia centró pronto el interés estético en las obras de arte, lo que permitió al arte y a la estética ganar cierta autonomía en la modernidad.
Con el Romanticismo, el arte se revalorizó hasta ser considerado como uno de los aspectos más importantes en la vida humana. Este aprecio, unido a la convicción de que la ciencia más adecuada para su estudio era la histórica, condujo a un notable aumento de los estudios históricos del arte. Dichos estudios trataron de recoger en una narración progresiva y coherente lo que había sido el arte hasta entonces. Todo este proceso, en el que lo histórico gana cada vez más peso, es lo que denomino «historización del arte».
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