Señalaré la dificultad principal con la que nos encontramos en la investigación sobre el juicio en Arendt: que no escribió la tercera parte de La vida del espíritu , en la que tenía que ocuparse de la actividad del juicio. Hannah Arendt murió cuando había acabado la segunda parte y solo quedó un folio en su máquina de escribir con la palabra: judgin (juzgar).
Pero hay que tener en cuenta que ella no pretendía dar una genuina interpretación de Kant, sino encontrar, en el diálogo con sus textos, elementos que le permitieran avanzar en su afirmación de lo político frente a una filosofía que despreciaba los asuntos humanos. Para ella, Kant era de los pocos filósofos que se tomaron en serio estos asuntos.
Muestro cómo se produce ese diálogo con Kant y sistematizo aquellos aspectos que me hacen avanzar en el argumento que estoy siguiendo: el pensamiento crítico en Arendt. Precisamente por sostener esta interpretación considero que no se puede afirmar que haya en ella una teoría del juicio .
Doy cuenta de las tesis generales que recoge Kant para defender que hay en él una filosofía política no escrita, así como de las nociones y argumentaciones que entresaca de su obra, como son: la percepción de que los hombres dependen de sus semejantes no solo para cubrir las necesidades, sino por sus facultades mentales, lo que es relevante para lo político; la separación entre la moralidad y la buena ciudadanía que introduce el tema de lo público; el hecho del filosofar como una necesidad general de la humanidad, es decir, la necesidad de la razón en tanto que facultad humana.
La relación del pensar con el examen público y libre lleva a que el diálogo silencioso sea comunicable y que, de no serlo, desaparecería. Lo que significa que la condición de posibilidad del pensar es la comunicabilidad. Todas estas afirmaciones básicas se van concretando en aspectos más técnicos del análisis, como el que se refiere a la noción de enlardged mentality (la mentalidad ampliada ). Es la imparcialidad, no la objetividad, de los juicios la que interesa. Formar juicios ampliando el propio pensamiento tomando en consideración todos los puntos de vista concebibles. Lo que requiere que la imaginación vaya de visita . Esa imparcialidad es la condición de posibilidad de la aparición de un espacio nuevo , el espacio público de la opinión ( public realm ) de los espectadores.
Otra noción relevante es que la característica del espectador está en su perspectiva desinteresada . Es en la Crítica del juicio donde se encuentra el análisis de esta noción. Pero al concretarlo, nos vamos a encontrar con la analogía entre lo estético y lo político en tanto que ambos son fenómenos. Lo genuinamente político se da en tanto que aparece, porque se crea un espacio de aparición . Se trata de juzgar el espectáculo desde posiciones de público en general. Genuinamente político en tanto que proporciona el significado del acontecimiento .
Otro aspecto que destaco del libro, desde la tesis que estoy defendiendo, es la relevancia del sensus communis , del sentido de comunidad, capacidad para integrarse en la comunidad. Arendt interpreta que en Kant es una condición de lo político. Las máximas del sensus communis son: pensar por sí mismo , pensar poniéndose en el lugar del otro y pensar de acuerdo con uno mismo .
Esta interpretación arendtiana es posible porque también desde el análisis del gusto introduce la noción de placer desinteresado y el juicio al que da lugar: el juicio reflexivo. Juzgar presupone la presencia de otros, reflexionar sobre su propio juicio partiendo de un punto de vista general (que solo puede determinar colocándose en el punto de vista de otros).
Teniendo en cuenta las dificultades interpretativas desde Wollrath hasta Forti, pasando por Wellmer y Benhabib, lo que señalo es lo siguiente: no creo que el interés de Arendt fuera elaborar una teoría del juicio, como defienden algunos de sus intérpretes (Wollrath, Wellmer). Su interés era comprender cómo lo imposible había sido posible, y reconciliarnos con un mundo en el que lo imposible se había hecho posible. No creía que hubiera que construir ninguna teoría , pero, para evitar que el totalitarismo se realizara, buscaba en la condición humana antídotos que no destruyeran la pluralidad sino que la mantuvieran.
Cuarta parte: totalitarismo y filosofía
Los campos de concentración son el vivo ejemplo de una sociedad totalitaria, pero el totalitarismo no se da solo en ellos. En la cuarta parte del libro presento dos ideas. La primera es la relevancia del análisis que hace Arendt de la sociedad de consumo y la cultura de masas para entender el fenómeno totalitario, y la segunda es la importancia de elaborar una cultura crítica que se contraponga al fenómeno totalitario y que haga posible una filosofía de la humanidad.
Uno de los elementos que cristalizan en el totalitarismo es el moderno fenómeno de las masas. Pero más allá del fenómeno totalitario, las masas constituyen una forma de cultura –la cultura de masas– que se da en las sociedades de consumo.
Pongo de manifiesto las relaciones entre el análisis de Arendt y el de Ortega y Gasset, a pesar de que no alude a este, sobre todo en la apreciación, por parte de ambos, de que es la eliminación de reglas y normas de convivencia pública lo que representan las masas, así como el papel de las élites, la dicotomía masas-minorías, el triunfo de la vulgaridad que se impone como modelo, la alianza élites-populacho basada en la fascinación que a las élites artísticas les producía la destrucción de la respetabilidad.
Pongo de relieve también cómo, para Arendt, la relación de las masas con la cultura aparece como problemática. La contraposición entre cultura de masas y cultura crítica es central. La relación entre cultura y normatividad y la aceptación de las reglas de juego de la verdad y justificar la obra de arte son elementos comunes también a Arendt y a Ortega.
Pero, además, es central su crítica de la sociedad de consumo en términos tales que afectan a la propia cultura, en tanto que en esta sociedad el arte se convierte en entretenimiento.
Mi objetivo ha sido, en esta parte final, dar cuenta de una contraposición que Arendt pone de manifiesto desde La condición humana en su análisis de la modernidad como auge de lo social. Se trata de la contraposición que muestra entre, por una parte, el elemento originario de la sociedad , un proceso fagocitador de lo que en otros tiempos fueran obras durables y que por esa inmortalidad y la admiración se constituían en obras de arte, y, por otra parte, la posibilidad de creación de un antídoto a ese proceso.
Lo que me ha interesado destacar es su tesis de que la crisis de la cultura se da por el carácter consumidor de la sociedad, que utiliza ahora el tiempo libre de trabajo para más y más consumo.
Conclusiones
En Hannah Arendt el pensamiento crítico se vincula a lo político. Logra transformar la jerarquía entre vita contemplativa y vita activa no invirtiendo la jerarquía (poniendo la práctica en lo alto de la jerarquía), sino cambiando la misma estructura que la sustentaba. Por lo tanto, no es que introduzca en lo alto de la jerarquía la vita activa , lo que cambia es el significado de la acción y el del pensamiento. Ni la acción será exclusivamente producción ni el pensamiento será teoría.
La filosofía será pensamiento crítico que tiene en cuenta los asuntos humanos. Un pensamiento crítico articulado a una fenomenología de lo político. De manera que la actividad más propia del hombre no será el bios theoretikós ni un saber sobre el ser como presencia, ni un saber práctico como frónesis . Pero tampoco será la consideración de la existencia auténtica ni la transformación del mundo.
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