Eric Frattini - El Laberinto de Agua

Здесь есть возможность читать онлайн «Eric Frattini - El Laberinto de Agua» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Laberinto de Agua: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Laberinto de Agua»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Experto en los servicios secretos vaticanos, Frattini se ha inspirado para su segunda novela en uno de los personajes más controvertidos y desconocidos del cristianismo, Judas, el apóstol traidor. ¿Qué pasaría si su historia no fue como nos la han contado? Los cimientos de la Iglesia se tambalearían, y eso es lo que quiere impedir a toda costa el malvado cardenal Lienart.

El Laberinto de Agua — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Laberinto de Agua», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– También lo ha sido para mí. Recuerde que estoy a su disposición, más aún si acepta mi invitación para una cena más íntima en mi casa.

– Lo siento, pero nunca asisto a cenas íntimas con aquéllos con los que hago negocios, señor Aguilar. Haga que su mecenas cumpla su palabra y la transacción será perfecta.

Antes de colgar el teléfono, Afdera dejó caer una última pregunta.

– Ah, por cierto, ha sido una terrible pérdida la de Werner Hoffman, ¿no le parece?

– Sí, desde luego. Era uno de los más importantes expertos en papiros. El mundo académico ha perdido a uno de sus grandes científicos. Lo cierto es que esa carretera es muy peligrosa en esta época del año debido al hielo que hay en la calzada.

– Oh, ¿es que tuvo un accidente en la autopista?

– Sí, al parecer en una maniobra brusca se salió de la carretera.

– ¡Qué curioso! Creo que alguien me dijo que lo habían encontrado muerto a un kilómetro de la autopista, en el fondo de un lago helado y que había muerto ahogado.

– Oh, sí, claro. Murió ahogado, es verdad. No me acordaba en este momento. De cualquier forma, ha sido una pérdida terrible.

– Sí que lo ha sido -asintió Afdera antes de cortar la comunicación.

En el silencio de la biblioteca recordó las palabras de su abogado advirtiéndole de que no debía fiarse de un tipo como Aguilar y la misteriosa Fundación Helsing. Tal vez debería hacer caso a Sampson y desconfiar de Aguilar.

A continuación, se dispuso a llamar a Abdel Gabriel Sayed. Afdera extrajo del diario de su abuela un pequeño papel con el número de teléfono de un locutorio cercano a la casa de la familia Sayed.

– ¿Diga? ¿Diga? ¿Quién habla? -preguntó una voz al otro lado de la línea.

– Necesito hablar con Abdel Gabriel Sayed, por favor. Llamo desde Italia.

– Espere. Enviaré a alguien a buscar a su esposa. Espere un momento.

Afdera pudo oír cómo el encargado del locutorio daba órdenes en árabe a alguien para que fuese a avisar a Binnaz Sayed.

– ¿Afdera? ¿Eres Afdera?

– Sí, Binnaz, soy Afdera. Necesito hablar con su esposo.

– Está muerto… -respondió la esposa del excavador entre sollozos.

A Afdera se le heló la sangre al oír aquellas palabras. No podía estar muerto. Hacía poco tiempo que había estado con él y disfrutado de su compañía en aquel viaje a las cuevas de Gebel Qarara. No podía creerlo.

– ¿Cómo que está muerto? -balbuceó Afdera.

– Sí, niña. Alguien lo mató cuando regresaba de dejarte a ti en Giza -replicó Binnaz, intentando controlar su llanto.

– Intenta calmarte, Binnaz, y dime qué ocurrió.

– La policía dice que Abdel, en su eterna bondad, recogió a alguien en la estación de servicio de Biba, y en la carretera parece ser que intentaron robarle. Lo más seguro es que se resistiese y lo matasen pensando que llevaba dinero o algo valioso.

Afdera intentaba reponerse de la terrible noticia. Sentía una fuerte presión en el pecho.

– ¿Qué más dice la policía?

– Aquí la policía tiene pocos medios. Un amigo de Abdel me contó que un testigo dijo que se detuvo en la gasolinera y recogió a dos hombres que parecían extranjeros. Uno de ellos era muy alto y fuerte, pero es la única descripción que tiene la policía.

– ¿Le ha devuelto la policía el coche de su esposo? -preguntó intrigada.

– No. Dicen que están investigando y buscando huellas. Todavía no me lo han devuelto, pero lo más seguro es que lo venda. ¿Qué puedo yo hacer con un coche? Lo que sí me han dado son las pertenencias de Abdel.

– ¿Has podido ver algo entre ellas que te haya llamado la atención…?

– ¿Cómo qué?

– No sé, algún objeto que te resultase extraño.

– La verdad es que todavía no he tenido el valor de abrir el paquete que me envió la policía. Cada vez que lo veo sobre la mesa me echo a llorar.

– ¿Podría abrirlo y decirme qué hay en él?

– ¿Y para qué quieres saberlo?

– Necesito comprobar si hay un objeto entre las pertenencias de Abdel.

– ¿Algo cómo qué? -preguntó Binnaz.

– Un octógono de tela.

– ¿Qué es eso?

– Un trozo de tela con ocho lados. Y en su interior debe haber escrita una frase en latín.

– ¿Cuándo quieres llamarme para que pueda confirmártelo? -preguntó la viuda del excavador.

– Mírelo ahora, por favor, se lo ruego. Esperaré al teléfono hasta que me lo confirme.

– De acuerdo. Enviaré a mi hijo a casa para que me traiga el paquete. Espérame y no cortes…

– No se preocupe. No pienso cortar la comunicación -dijo Arderá.

Transcurrieron varios minutos sin que la joven oyese nada al otro lado del aparato. Mientras esperaba se hacía cientos de preguntas pensando en diferentes circunstancias y personas: Boutros Reyko, el socio de Badani, el tipo que intentó matar a Rezek Badani, la extraña muerte de Liliana, el extraño accidente de Werner Hoffman y ahora la inesperada muerte de Abdel. «¿Qué pasaría si todas las muertes estuvieran relacionadas entre sí?», se preguntó. Tenía que confirmar que junto a los cadáveres de todos ellos se había encontrado un octógono de tela. En una pequeña página en blanco, Afdera escribió varios nombres: Boutros Reyko y a continuación escribió: «sí»; Rezek Badani, «sí»; Liliana Ransom, «¿?»; Werner Hoffman, «¿?»; y Abdel Gabriel Sayed…

De repente sus pensamientos quedaron interrumpidos por la voz de Binnaz al otro lado del aparato.

– ¿Niña? ¿Estás ahí? -Sí, Binnaz, estoy aquí. ¿Tiene el paquete?

– Sí, me lo ha traído mi hijo. Déjame que lo abra. Tengo que cortar la cuerda con la que viene atado.

La espera se hizo interminable para Afdera mientras oía cómo Binnaz abría el paquete y buscaba entre las pertenencias de su difunto esposo. De pronto escuchó la voz de la viuda.

– Aquí está. Tenías razón. ¿Cómo podías saberlo? Hay un pedazo de tela como tú dices, de ocho lados, y una frase escrita en un idioma que no entiendo.

Dispuesto al dolor por el tormento, en nombre de Dios -pronunció Afdera.

La expresión de la joven fue tornando de la sorpresa al miedo. Ahora estaba claro que por lo menos las muertes de Reyko y Sayed y el intento de asesinato de Badani estaban relacionados. Sólo le quedaba comprobar las muertes de Liliana Ransom y Werner Hoffman. Antes de colgar, Afdera escribió un «sí» al lado del nombre del excavador.

Sus pensamientos quedaron interrumpidos otra vez de forma repentina al entrar Assal en la biblioteca.

– ¿Hermanita?

– Oh…, sí…, perdona, Assal, no te he oído entrar.

– Se te ve cara de preocupación.

– No, no es nada… ¿Necesitas algo?

– Sampson viene para aquí y quiere hablar contigo. Creo que quiere que firmes unos documentos relacionados con la abuela y entregarte una carta suya. Al parecer tenía una caja de seguridad en un banco de aquí, en la Cassa di Risparmio di Venezia. Sampson me ha dicho que debes leer unos papeles que tiene.

– De acuerdo, dile a Rosa que cuando llegue me avise. Al fin y al cabo, va a ser mi cuñado.

– Te dejo ahora -dijo Assal, pero antes de que cerrase la puerta tras de sí, su hermana la detuvo.

– Assal, espera un momento.

– ¿Qué quieres?

– Sólo quería preguntarte si la abuela te contó alguna vez el accidente de nuestros padres.

– ¿A qué te refieres?

– ¿Te contó alguna vez cómo murieron nuestros padres?

– No. Ya sabes que de la muerte de papá y mamá la abuela prefería no hablar. Una vez, sólo una, recuerdo que me dijo que habían fallecido en un accidente en Colorado, pero Sampson me comentó después que la abuela le había contado hacía muchos años que papá y mamá fallecieron en un accidente mientras escalaban en Aspen. La verdad es que para mí tiene poca importancia. ¿Por qué te preocupa eso ahora? -preguntó intrigada.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Laberinto de Agua»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Laberinto de Agua» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Laberinto de Agua»

Обсуждение, отзывы о книге «El Laberinto de Agua» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x