Eric Frattini - El Laberinto de Agua

Здесь есть возможность читать онлайн «Eric Frattini - El Laberinto de Agua» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Laberinto de Agua: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Laberinto de Agua»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Experto en los servicios secretos vaticanos, Frattini se ha inspirado para su segunda novela en uno de los personajes más controvertidos y desconocidos del cristianismo, Judas, el apóstol traidor. ¿Qué pasaría si su historia no fue como nos la han contado? Los cimientos de la Iglesia se tambalearían, y eso es lo que quiere impedir a toda costa el malvado cardenal Lienart.

El Laberinto de Agua — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Laberinto de Agua», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– La verdad es que me importa poco el dinero. Lo que me molestaría es que lo adquiriese un tipo y lo guardase en una urna de cristal sólo para él. Si nos aseguran que el comprador lo donará a una institución para su estudio y tú crees que debemos venderlo, hagámoslo. Adelante, vendámoslo a esa fundación -afirmó Assal.

– Te quiero, hermanita -dijo Afdera, levantándose del sofá en el que estaba acurrucada para darle un beso en la cabeza.

– ¿Adónde vas ahora?

– Tengo llamadas importantes que hacer-respondió, perdiéndose ya en las estancias de la Ca' d'Oro, rumbo a la biblioteca, con un vaso de zumo en una mano y un cruasán caliente en la otra.

– ¿Es que no va a comer nada más que eso, señorita Afdera? -protestó Rosa.

– Sí, Rosa, sólo esto. No quiero ponerme gorda antes de los treinta y cinco.

En aquella gran biblioteca, decorada con la Madonna con ni ñ o de Alvise Vivarini y la Flagelaci ón de Luca Signorelli, su abuela había pasado largas horas revisando documentos, escribiendo cartas a museos o respondiendo a llamadas telefónicas procedentes de todas partes del mundo. Aquella estancia estaba impregnada de recuerdos de su abuela. Incluso Assal solía decir que de vez en cuando oía pasos en la biblioteca cuando no había nadie en ella.

Acurrucada en un confortable sillón de cuero marrón, envuelta todavía en la manta de lana, Afdera escribió de forma metódica en una pequeña hoja en blanco la lista de llamadas que debía hacer. La primera a Sabine Hubert. Afdera escribió junto a su nombre diversos puntos que debía tratar con ella: «Radiocarbono, traducción». La segunda llamada sería a Renard Aguilar. Afdera volvió a escribir: «Venta, pago, ¿comprador?». En tercer lugar llamaría a Abdel Gabriel Sayed. La joven escribió: «Manuscrito, familia». Y, por último, trataría de hablar con Rezek Badani. Junto al nombre escribió: «Identidad del tipo, ¿quién lo envía? Colaiani + Eolande = Kalamatiano, salud».

En la soledad de la biblioteca y mientras sonaba de fondo la Sinfo nía n° 3 de Rachmaninov, Afdera marcó el número de teléfono de la Fundación Helsing de Berna.

– Hola, querida, ¿cómo estás?

– Estoy bien, Sabine, muchas gracias. Recuperándome del largo viaje en mi casa de Venecia.

– ¡Qué suerte tienes! Ya me gustaría estar estos días en Venecia y no aquí, en Berna -replicó la restauradora de forma misteriosa.

– ¿Por qué? ¿Ha pasado algo con el libro?

– ¡Oh…, no! ¡Con el libro no! Pero ¿te acuerdas de Werner? ¿Werner Hoffman, nuestro experto en papiro?

– Sí, por supuesto, claro que me acuerdo. ¿Le ha sucedido algo?

– Justo el mismo día en que nos reunimos contigo, tuvo un accidente de tráfico y cayó con su coche a un río helado. Murió ahogado.

Un estremecimiento recorrió su cuerpo. Afdera se puso rígida en el sofá y preguntó a la restauradora:

– ¿Cómo fue el accidente?

– La policía de Berna dice que fue muy extraño, ya que hay casi un kilómetro de distancia entre la autopista por la que circulaba y el lago en donde cayó el vehículo. La policía incluso nos ha preguntado si habíamos notado a Werner deprimido o con tendencias suicidas. ¿Te imaginas a Werner suicidándose? Era el tipo más alegre que he conocido y amaba su profesión. No creo que tuviese muchas ganas de arrojarse a un lago helado para morir ahogado. No puedo creerlo de Werner.

– ¿Piensas que alguien podría haberle arrojado al lago?

– ¿A qué te refieres?

– ¿Podría alguien haber arrojado a Hoffman al lago?

– ¿Cómo? Para eso habrían tenido que obligarlo a detener el coche, y, por supuesto, tendría que ser alguien conocido o que le inspirase confianza, porque si no, Werner no se hubiese parado. No sé por qué estás haciendo estas preguntas, pero me estás asustando, Afdera.

– Tal vez no sea nada. No te preocupes. Quizá se trate, efectivamente, de un accidente y nada más. ¿Quién lleva la investigación?

– Creo que un tal comisario Grüber, Hans Grüber o algo parecido, de la División Criminal de la Staat Polizei de Berna. Si quieres, puedo buscar la tarjeta que me dio y darte su teléfono.

– Sí, Sabine, te lo agradecería mucho -le pidió Afdera.

Tras unos momentos de espera, la restauradora volvió al otro lado del teléfono.

– Aquí está. Toma nota -dijo Sabine-, el número es el 41 de Suiza, el 31 de Berna, y el teléfono es el 633 53 22.

– Le llamaré.

– ¿Para qué quieres llamarle?

– Quiero hablar con él antes de contarte algo. Déjame hablar con él, y en cuanto aclare mis dudas, volveré a llamarte para comentarte algunas cosas.

– Me da miedo que albergues alguna sospecha sobre un accidente que supuestamente nada tiene que ver contigo.

– Bueno, ahora quiero saber cómo va el libro.

– Muy bien. Está casi terminada la restauración. También tenemos ya la datación por radiocarbono. ¿Prefieres que te envíe los resultados o que te pase con John para que te los explique él mismo? -preguntó Sabine.

– Las dos cosas. Envíame por DHL una copia del informe, aunque también me gustaría hablar con Fessner para que me cuente qué ha averiguado.

– De acuerdo, ahora te paso con John. Por cierto, ¿has pensado qué vas a hacer con el libro de Judas cuando terminemos con él?

– Assal y yo hemos decidido vendérselo a un mecenas que lo donará a una universidad o institución para que puedan acceder a él los investigadores.

– Eres muy generosa, pero creo que es la decisión más acertada desde el punto de vista académico -aseguró Sabine Hubert antes de pasar la llamada de Afdera a John Fessner, el experto del equipo en análisis de carbono 14.

– ¿Afdera? Afdera, soy John Fessner.

– Hola, John, ¿qué tal? Cuéntame qué habéis descubierto.

– ¿Te has enterado ya de la muerte de Werner? Es muy extraño, ¿no te parece?

– Sí, John, me lo acaba de contar Sabine. Lamento muchísimo su pérdida.

– Aquí también lo sentimos mucho todos. Bueno, déjame que coja los informes y te cuento qué hemos averiguado -pidió Fessner-. Primero, quiero decirte que la datación por radiocarbono es el método más exacto para fechar los objetos antiguos derivados de los seres vivos. Mediante este sistema podemos calcular la cantidad de isótopos radioactivos de carbono producido en la atmósfera que se acumulan en todo ser vivo por igual. Cuando una planta o un animal mueren, el radioisótopo se descompone. Tiene una vida media de cinco mil setecientos años, o lo que es lo mismo, en cinco mil setecientos años la mitad del radioisótopo desaparece de forma constante. Eso nos da una medida temporal para poder calcular la edad de cualquier cosa. En este caso hemos datado la edad del papiro desde el mismo momento en que fue cortado. Las muestras recogidas del libro nos darán una datación de cuarenta años, arriba o abajo. Otro método de análisis han sido las informaciones perimetrales, es decir, aquellas que rodean al libro.

– ¿A qué te refieres?

– Es sencillo. Analizamos la procedencia del papiro o qué materiales se usaron para su fabricación, como las tapas de cuero, la tinta, el papel. Se analizaron varias muestras de la cubierta de cuero y de las páginas interiores. Seleccionamos entre los cinco miembros del equipo aquellas partes del libro que eran las más interesantes para analizar. No podíamos arriesgarnos a que el evangelio de Judas fuese más antiguo que la epístola de Jaime o viceversa, así es que decidimos analizar diferentes partes.

– Por favor, ¿puedes decirme cuándo se escribió el libro de Judas?

– ¡Oh, perdona! Soy científico y me gusta explicar con detalle los caminos que me han llevado hasta el final de ese mismo recorrido -respondió el experto con cierto tono molesto-. Teniendo en cuenta una probabilidad del 95 por ciento, tu libro está datado en un periodo comprendido entre los años 220 y 340 d.C.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Laberinto de Agua»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Laberinto de Agua» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Laberinto de Agua»

Обсуждение, отзывы о книге «El Laberinto de Agua» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x