Eric Frattini - El Laberinto de Agua

Здесь есть возможность читать онлайн «Eric Frattini - El Laberinto de Agua» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Laberinto de Agua: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Laberinto de Agua»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Experto en los servicios secretos vaticanos, Frattini se ha inspirado para su segunda novela en uno de los personajes más controvertidos y desconocidos del cristianismo, Judas, el apóstol traidor. ¿Qué pasaría si su historia no fue como nos la han contado? Los cimientos de la Iglesia se tambalearían, y eso es lo que quiere impedir a toda costa el malvado cardenal Lienart.

El Laberinto de Agua — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Laberinto de Agua», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¡Es increíble! -dijo en voz alta, sin que el excavador entendiese muy bien a qué se refería-. Este hombre que yace aquí es seguramente uno de los caballeros que acompañaron a Luis de Francia durante la séptima cruzada. Te estoy hablando, Abdel, de mediados del siglo XIII.

– Lo que no entiendo es qué relación tienen estos soldados con el libro : -exclamó el excavador.

– Eso lo descubriré más tarde. Se lo aseguro, Abdel.

Durante el camino de regreso a El Cairo, Abdel Gabriel reveló a Afdera que su siguiente parada debía ser un reconocido negocio de antigüedades en el popular mercado de Jan el-Jalili, propiedad de un extraño tipo llamado Rezek Badani, y que ya había mencionado Liliana Ransom.

– No te fíes de él, niña -le advirtió el excavador-. Cuando se trata de negocios, podría venderte a su madre si con ello fuese capaz de ganar dinero.

– Tendré cuidado, descuide.

A poca distancia de allí y desde una de las oscuras cuevas, alguien les observaba a través de unos potentes prismáticos. Los dos asesinos del Círculo seguían de cerca a la joven Afdera Brooks.

Tras un viaje agotador de regreso por carreteras imposibles y cubierta de polvo, la joven se instaló en el Mena House de Giza. Este hotel palacio, a la sombra de las pirámides, había sido inaugurado en 1869. El olor a jazmín de sus jardines inundaba las estancias. Allí habían dormido reyes y emperadores, generales y príncipes, millonarios y cortesanas, actrices y divas de la ópera.

Cuando Afdera llegó hasta sus puertas en el destartalado vehículo del excavador, sucia, con el rostro tumefacto y con una mochila como único equipaje, el portero la observó con cierta desconfianza. Tras despedirse de Abdel con un beso en la mejilla y enviarle o.tro a Binnaz y a los niños, Afdera se dirigió a la recepción. Reservó una habitación, pidió hora para un masaje y ordenó que le subiesen un sandwich de carne y dos coca-colas bien frías. «Necesito desprenderme de este polvo amarillento que me cubre», pensó la joven mientras el ascensorista la miraba sin disimulo.

A varios kilómetros de allí, Abdel Gabriel se detenía en el puesto de Beni Suef para repostar combustible, llamar por teléfono a su esposa y comer algo para reponer fuerzas. Tras hablar con Binnaz y saludar a sus hijos, Abdel se acercó a un puesto de comida cercano para degustar un buen bocadillo de carne y un té a la menta. Mientras lo hacía, pudo oír cómo un hombre intentaba comunicarse con la gente de su alrededor y les preguntaba cómo ir hacia el sur.

– Yo voy hacia el sur. Puedo llevarles si quieren -propuso Abdel, confiado.

– Oh, muchas gracias -dijo el desconocido-. Somos sacerdotes y venimos desde Italia para seguir la ruta de la Sagrada Familia en Egipto.

– Yo soy también cristiano como ustedes. Soy copto. Mi nombre es Abdel -precisó.

– Si quiere le pagaremos el viaje hasta donde nos lleve -propuso uno de los sacerdotes.

– No es necesario. Es de buenos cristianos ayudarse en el duro camino de la peregrinación y mi deber como tal es llevarles hasta donde digan.

– Le diré al hermano Pedro que se dé prisa y nos iremos cuando usted quiera.

Pasados unos minutos, Abdel vio a los dos sacerdotes acercarse hasta donde estaba detenido su coche.

– Soy el padre Miguel -se presentó uno de ellos, sentándose en el asiento delantero, junto al conductor-. Él es el hermano Pedro, aunque la verdad es que habla poco.

El padre Pedro era un gigantón de enormes manos que se intentaba acomodar detrás del asiento del conductor.

– Siéntese en el otro lado -le propuso Abdel Gabriel-, así podrá estirar mejor las piernas.

– Si hoy inviertes en sacrificio y dolor, mañana ganarás regocijo, logro y satisfacción. No lo dude, querido Abdel. El padre Pedro prefiere permanecer detrás de usted.

– Como quiera, padre -respondió el excavador mientras reiniciaba la marcha hacia el sur.

Cuando el vehículo se encontraba cerca de Biba, el padre Miguel pidió a Abdel que los dejase en un lado del camino.

– ¿Quieren bajarse aquí? -preguntó el excavador.

– Sí, por favor. Deseamos caminar un rato por el desierto y orar.

El vehículo redujo su marcha y Abdel aparcó en un lado de la cuneta.

– Aquí les dejo, padres. Que la paz sea con ustedes…

– … y con tu espíritu -dijo el padre Spiridon Pontius, que se encontraba detrás del asiento del conductor. En ese mismo momento y con un rápido movimiento, el asesino rodeó el cuello del excavador con un fino alambre y comenzó a estrangularlo. Abdel luchaba y pataleaba intentando llevar algo de aire a sus pulmones. De una brutal patada, rompió el cristal delantero del vehículo. Instantes después, el excavador quedó inmóvil.

Los dos hombres salieron del vehículo. El padre Eugenio Cornelius, levantando su mano derecha, pronunció las palabras del Círculo mientras arrojaba sobre el cadáver un octógono de tela. A continuación se perdieron en la oscuridad de la noche, dejando tras de sí, abandonado en la cuneta, el vehículo destartalado de Abdel Gabriel Sayed con el cuerpo del excavador en el maletero.

VI

El Cairo

Quiero hablar con la señora Sabine Hubert, por favor. Dígale que soy Afdera Brooks y que llamo desde El Cairo.

– Bien, señorita Brooks, espere un momento, por favor, mientras localizo a la señora Hubert -dijo la telefonista de la Fundación Hel sing.

Afdera, aún con la cara marcada por los golpes de la paliza que le habían propinado los dos árabes en Maghagha, se puso nerviosa con aquella estúpida música que se oía al otro lado de la línea.

– ¿Señorita Brooks? Le paso con la señora Hubert.

Al instante, Afdera pudo oír la amable voz de la restauradora de manuscritos antiguos.

– Afdera, ¿dónde estás?

– Te llamo desde El Cairo. Quiero saber cómo lleváis la restauración del evangelio.

– ¡Es fantástico!, ¡fantástico! -gritó Sabine al otro lado de la línea-. Es un documento muy importante. En una de las páginas restauradas aparece el nombre de Judas Iscariote. También el nombre de Judas cierra la última página del libro. Estoy segura de que es el evangelio de Judas Iscariote. Burt Herman, el experto en origen del cristianismo del que te hablé, de la Universidad de Chicago, dice que posiblemente sea el documento condenado por Irineo de Lyon. Ven a Berna en cuanto puedas. Tenemos ya bastante información sobre el libro.

– Tengo que ver a una persona relacionada con el libro aquí, en El Cairo. Después de entrevistarme con él, tomaré un avión directamente a Berna.

– Estamos trabajando contrarreloj para recuperar el libro y saber qué dicen sus páginas. Seguro que cuando llegues a Berna podremos darte muchos más datos sobre tu libro.

– De acuerdo. Perdona mis presiones, Sabine, pero es importante que sepa lo que dice ese libro y por qué mi abuela lo escondió durante tantos años.

– No te preocupes. Me has dado uno de los mejores regalos de mi carrera, poder restaurar las palabras de Judas Iscariote nada más y nada menos, así es que no puedo reprocharte nada. Ven a Berna en cuanto puedas.

– Un beso muy grande, Sabine, y cuídate.

– Cuídate tú también, Afdera.

Una pregunta rondaba en la cabeza de la joven desde que había sacado el libro de la caja de seguridad del First National Bank de Hicksville. ¿Por qué su abuela lo había escondido tantos años en un banco perdido de Nueva York? ¿Qué temía para tener que ocultarlo y no restaurarlo y traducirlo?

De repente miró su reloj y vio que se le echaba encima la hora de reunirse con el famoso Rezek Badani, el comerciante que había entregado el evangelio a Liliana para después vendérselo a su abuela. Cogió una chaqueta, salió del hotel y subió en un taxi rumbo al bullicioso mercado de Jan el-Jalili.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Laberinto de Agua»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Laberinto de Agua» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Laberinto de Agua»

Обсуждение, отзывы о книге «El Laberinto de Agua» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x