Jorge Semprún - El Largo Viaje

Здесь есть возможность читать онлайн «Jorge Semprún - El Largo Viaje» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Largo Viaje: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Largo Viaje»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Corre el año 1943.En un angosto vagón de mercancías precintado, ciento veinte deportados cruzan las tierras francesas camino del campo de concentración. Es un viaje claustrofóbico, vejatorio: los cuerpos hacinados caen de agotamiento, han perdido la cuenta de los días que llevan allí, y la angustia crece porque nadie sabe cuándo acabará ese viaje hacia el horror.

El Largo Viaje — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Largo Viaje», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Las cabañas, recuerdo, eran medio subterráneas. Los muchachos habían cavado la tierra profundamente, y habían apuntalado con tablas las paredes. Apenas un metro de tablas y bálago sobresalía de la tierra. Había tres cabañas así dispuestas en los tres vértices de un posible triángulo, y en cada una de ellas había espacio para alojar por lo menos diez muchachos. Más lejos, al fondo del claro, habían construido una especie de cobertizo para los dos Citroen, el 402 y la camioneta. Los bidones de gasolina, ocultos bajo lonas y ramaje, estaban también en este lado del claro; todo aquello debió de arder, la noche del «Tabou». Todavía se ven zonas grises y rojizas, entre los matorrales, y árboles medio calcinados. Nos acercamos al centro del claro, al lugar donde se encontraban las cabañas. Pero el bosque está borrando todas las huellas de aquella vida de hace tres años, de aquella muerte tan antigua. Todavía se distinguen, bajo montones de tierra removida, trozos de tablas podridas y algunos pedazos de chatarra. Pero todo esto está perdiendo su aspecto humano, su apariencia de objetos creados por el hombre para necesidades humanas. Estas tablas volverán a convertirse de nuevo en madera, madera podrida, claro está, madera muerta, visiblemente, pero madera que escapa de nuevo a todo destino humano, que ha regresado otra vez al ciclo de las estaciones, al ciclo de la vida y la muerte vegetativas. Sólo un gran esfuerzo de atención permitiría volver a encontrar de nuevo, aún, la forma de una escudilla, de una taza de hojalata, de una culata móvil de una metralleta Sten. Esta chatarra regresa al mundo mineral, al proceso de intercambio con el mantillo en que está enterrada. El bosque está borrando todo rastro de vida antigua, de esta muerte ya vieja, y envejecida, del «Tabou». Y aquí estamos, dando con el pie sin razón ninguna, removiendo con el pie los vestigios de este pasado que las altas hierbas borran, que los helechos oprimen en sus brazos múltiples y susurrantes.

Me decía, hace algunas semanas, me decía que me gustaría mucho ver eso mismo, las hierbas y los matorrales, las zarzas y las raíces socavando al curso de las estaciones, bajo la lluvia persistente del Ettersberg, bajo la nieve del invierno, bajo el sol de abril breve y rumoroso, socavando sin descanso, obstinadamente, con esa obstinación desmesurada de las cosas naturales, entre los crujidos de las maderas separadas y el desmenuzamiento polvoriento del cemento que estallaría bajo el empuje del bosque de hayas, socavando sin cesar este paisaje humano en el flanco de la colina, este campo construido por los hombres, las hierbas y las raices volviendo a cubrir este paisaje del campo de concentración. Primero se derrumbarían los barracones de madera, los del Campo Grande, de un verde tan bonito, confundiéndose fácilmente, y enseguida ahogados por la invasora marea de las hierbas y arbolillos, y después los bloques de cemento de dos pisos, y por último, ciertamente, mucho después de las demás construcciones, muchos años más tarde, permaneciendo en pie la mayor cantidad de tiempo posible, como un recuerdo o un testimonio, la señal más específica de este conjunto, la cuadrada y maciza chimenea del crematorio, hasta el día en que las zarzas y las raíces hayan vencido también esta salvaje resistencia de la piedra y el ladrillo, esta obstinada resistencia de la muerte erigida en medio de montones de matorrales verdes recubriendo lo que fue un campo de exterminio, y, más aún, quizás, estas sombras de humo denso, negro, veteado de amarillo, flotantes en el paisaje, este olor a carne quemada que tiembla todavía sobre este paisaje, cuando los últimos supervivientes, todos nosotros, hayamos desaparecido hace ya mucho tiempo, cuando ya no quede ningún recuerdo real de todo esto, sino sólo recuerdos de recuerdos, relatos de recuerdos narrados por quienes ya nunca sabrán verdaderamente (como se sabe la acidez de un limón, lo lanoso de un tejido, la suavidad de un hombro) lo que todo esto, en realidad, ha sido.

– Bien -dice Michel-, no hay nada más que buscar aquí.

Y abandonamos el claro del bosque por el lado por donde los muchachos habían construido una pista para los vehículos. La pista conducía a este camino forestal que desembocaba en la carretera, algunos centenares de metros más abajo. Michel se para otra vez.

– Me pregunto si los centinelas estaban en su puesto aquel día -dice, frunciendo el ceño.

– ¿Cómo? -digo.

Miro a Michel y no comprendo qué importancia puede tener, a estas alturas, este detalle.

– Pero sí, acuérdate -dice-, aquella vez lo hicimos adrede, para ver qué pasaba, caímos sobre ellos, en el claro, y los centinelas no estaban en sus puestos.

Sí, lo recuerdo, nos acercamos a ellos de improviso, cualquier patrulla de la Feld, de ronda, hubiera podido hacer lo mismo. Y nos peleamos con los muchachos del «Tabou» por esa causa.

– Pero ¿qué importancia tiene eso ahora? -pregunto.

– No importa -dice Michel-, pero debieron de dejarse sorprender, estoy seguro.

– Empiezas a tener espíritu militar, está bien para un ex alumno de la Escuela Normal Superior.

Me mira y sonríe.

– Tienes razón -dice-, dejémoslo.

– De todas formas -digo-, si las SS vinieron en tromba, con centinelas o no, debieron de darse cuenta.

– Sí -dice Michel inclinando la cabeza-, ¿vamos ahora hasta la granja?

– Desde luego, mi capitán, pero pasen ustedes, mi capitán -dice el granjero.

Nos hace señas para que entremos, pero antes de seguir a mi capitán al interior, me vuelvo y miro. La granja se levanta a unos doscientos metros del lindero del bosque, y domina un gran trecho de los zigzags del camino que asciende hacía el «Tabou». Debieron de ver llegar los camiones de las SS, y me pregunto si tuvieron tiempo para avisar a los muchachos. Seguramente lo hicieron, si les dio tiempo, estos granjeros estaban en muy buenas relaciones con los muchachos del «Tabou».

Entro a mi vez, Michel ya está tomando una copita, es algo a lo que uno no puede negarse.

– ¿Tuvieron ustedes tiempo -pregunto, cuando ya también tengo mi copa de aguardiente en la mano-, tuvieron tiempo de avisar a los muchachos?

El granjero inclina la cabeza y se vuelve para gritar hacia el interior de la casa.

– Jeanine -grita.

Inclina la cabeza y nos lo cuenta. En efecto, les dio tiempo, y fue su propia hija la que corrió hacia los muchachos para avisarles.

– ¿Estaban los centinelas en sus puestos? -pregunta Michel.

Tengo ganas de decir que eso, esta pregunta, no tiene nada que ver, que es un síntoma de senilidad precoz este interés por los centinelas, pero el granjero parece perplejo, como si tomara la pregunta en serio, se diría casi que se siente descubierto en una falta, al no poder responder como se debe a esta pregunta estúpida.

– Ya entiendo, perfectamente, mi capitán -dice-, habrá que preguntar a Jeanine a ver si se acuerda de este detalle. -Pero se corrige enseguida-. Es decir, se trata de una cuestión importante… Los centinelas, mi capitán, comprendo perfectamente, los centinelas…

Menea la cabeza lentamente, antes de vaciar su copa de aguardiente, con un brusco movimiento de todo su cuerpo hacia atrás.

A Jeanine, a su madre y a la mujer del mozo de la granja, los alemanes las dejaron por fin tranquilas. Se llevaron a los hombres y el ganado. El que no tuvo suerte fue su hijo, pues lo deportaron a Alemania.

– Ya no tardará en volver -dice el granjero, con voz dubitativa-, todos los días hay gente que vuelve, lo dicen los periódicos.

Michel me mira, yo miro al granjero, y el granjero mira al vacío. Se hace un silencio.

– ¿Han tenido ustedes noticias suyas desde que se lo llevaron a Alemania? -pregunta Michel por fin.

– La madre recibió dos cartas -dice el granjero-, hasta el desembarco. Después, nada más. Y hasta le obligaban a escribir en alemán. Me pregunto cómo se las arreglaría el chico.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Largo Viaje»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Largo Viaje» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Harry Harrison - Largo! Largo!
Harry Harrison
Francisco Cabrera Sánchez - Viaje por el camino sanabrés
Francisco Cabrera Sánchez
Jorge Semprún
Неизвестный Автор
Simon Ortiz - Un buen viaje
Simon Ortiz
Jorge Bericat - En viaje a Way Point
Jorge Bericat
José Fernández Díaz - El viaje de Enrique
José Fernández Díaz
Fernando González - Viaje a pie 1929
Fernando González
Jorge Larrosa Bondia - Elogio del profesor
Jorge Larrosa Bondia
Отзывы о книге «El Largo Viaje»

Обсуждение, отзывы о книге «El Largo Viaje» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x