Jorge Semprún - El Largo Viaje

Здесь есть возможность читать онлайн «Jorge Semprún - El Largo Viaje» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Largo Viaje: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Largo Viaje»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Corre el año 1943.En un angosto vagón de mercancías precintado, ciento veinte deportados cruzan las tierras francesas camino del campo de concentración. Es un viaje claustrofóbico, vejatorio: los cuerpos hacinados caen de agotamiento, han perdido la cuenta de los días que llevan allí, y la angustia crece porque nadie sabe cuándo acabará ese viaje hacia el horror.

El Largo Viaje — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Largo Viaje», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Es cuestión de mierda -dice Haroux, definitivo.

El ruido de la discusión atrajo la atención sobre nosotros. Se acerca un individuo. No lleva bata blanca, sino un traje azul. Debe de ser jefe de servicio en esta Administración que administra nuestro regreso al mundo. Se informa cortésmente del motivo de la discusión. Haroux se lo explica, con algunas palabrotas y consideraciones generales sobre la situación de Francia. La joven rubia se lo explica también, administrativamente, con un tono neutro. Es un asunto que la incumbe administrativamente, no tiene por qué tomar partido.

El jefe de servicio de traje azul nos explica cortésmente cuáles son las decisiones de la Administración. No cabe la menor duda, tengo que devolver este billete de mil francos. No tengo derecho a este billete de mil francos. «Tengan en cuenta, por otra parte, que el señor tendrá seguramente derecho, más adelante, a la prima de repatriación, cuando la cuestión de la prima de repatriación y del estatuto de repatriados hayan sido legalmente precisados. Es obvio que la cuestión se planteará, en su conjunto, pues son numerosos los extranjeros que han luchado por Francia, como el señor.» No tengo ganas de decirle que yo no he combatido por Francia, y que de todas formas tampoco soy un repatriado. No tengo ganas de complicar las cosas. Devuelvo el billete de mil francos al que no tengo derecho. «Por otra parte, el señor tiene derecho a transporte y alojamiento gratuitos por todo el territorio nacional, hasta su lugar de residencia. Es en su lugar de residencia donde será examinada, en su conjunto, la cuestión de su estatuto de repatriado.» No le digo que no tengo lugar de residencia. Quizás eso complicaría la cuestión de mi alojamiento y transporte gratuitos por todo el territorio nacional. Haroux ya no dice nada. Parece aplastado por todas estas consideraciones administrativas. Vamos a marcharnos.

– ¿Y los cigarrillos? -dice la joven rubia.

El problema de los cigarrillos, repentinamente recordado, desorbita los ojos del jefe de servicio de traje azul.

– Los cigarrillos -repite.

Haroux, estupefacto, ya no sabe qué decir.

Pero el jefe de servicio ha tomado una rápida y valerosa decisión.

– Evidentemente -dice-, según el texto de esta circular, los cigarrillos y el anticipo de mil francos van unidos. Pero pienso que seremos fieles al espíritu de esta circular si le dejamos los cigarrillos a este señor. A no ser que el señor no fume…

– Pues sí -argumento-, soy más bien fumador.

– Pues quédese con esos cigarrillos -dice-, quédese con ellos. El espíritu de la circular le autoriza a ello.

Haroux mira a derecha e izquierda, al vacío. Tal vez está intentando descubrir el espíritu de esta circular.

– Buena suerte, señores -dice el jefe de servicio-, y buen regreso a sus hogares.

Por el momento, los astutos diosecillos de mi hogar deben de andar de juerga. Haroux y yo nos encontramos otra vez en el patio.

– Es increíble -dice Haroux.

No me atrevo a decirle que todo esto se me antoja bastante significativo, en su conjunto, pues Haroux parece demasiado abrumado. Caminamos por la gran avenida del campo de repatriación. Pero el hecho es que yo no soy un repatriado, casi le estoy agradecido a esta mujer rubia por habérmelo recordado. Llego de un país extranjero a otro más extranjero. Es decir, yo soy el extranjero. Casi me alegro de haber recobrado de pronto mi cualidad de extranjero, esto me ayuda a guardar las distancias. Haroux, desde luego, opina de modo distinto. Parece triste, Haroux, al comprobar la estabilidad de las estructuras administrativas de su país. Los domingos, en el campo, debía de soñar con una Francia completamente nueva, cuando teníamos tiempo de soñar. Y el choque con la realidad le aflige. Ya no dice nada Haroux. Pero, a mí, los choques con la realidad siempre me han parecido prodigiosamente excitantes. Obligan a reflexionar, no cabe duda. Caminamos por la gran avenida del campo de Longuyon y nos paramos a beber en una fuente. Haroux bebe el primero y se seca con el reverso de la mano.

– Es como para morirse, todo esto -dice refunfuñando.

A mí me parece que exagera, que la muerte, pese a todo, es algo mucho más idiota. Yo también bebo, pues el agua está fresca. Pienso que ya ha terminado este viaje. El agua fresca se desliza por mi garganta y recuerdo aquella otra fuente, en la piaza de áque pueblecito alemán. Precisamente, Haroux también estaba allí. Caminábamos por la blanca carretera y tan pronto había sombra como sol. Los edificios del campo de cuarentena estaban a la derecha, entre los árboles. íbamos a beber. Los de las SS habían volado las tuberías el día anterior, a huir. Pero sin duda había una fuente en la plaza de aquel pueblo. Habrá seguramente una fuente, vamos a beber.

Nuestras botas pisan fuerte los guijarros de la blanca carretera y hablamos en voz alta. Sin duda hay una fuente en la plaza de este pueblo. Los domingos solíamos mirar este pueblo, agazapado en la verde llanura. Estábamos en el bosquecillo, justo detrás de los barracones del campo de cuarentena, y mirábamos este pueblo. Flotaban humaredas tranquilas sobre las casas de este pueblo. Pero hoy estamos fuera, caminamos por la carretera pedregosa, hablamos en voz alta. El pueblo estará esperándonos, está al final de nuestra marcha conquistadora, no es otra cosa que la meta de esta marcha.

Miro los árboles, y los árboles se mueven. Sopla el viento de abril sobre los árboles. El paisaje ha dejado de estar inmóvil. Antes, bajo el ritmo lento e inmutable de las estaciones, el paisaje estaba inmóvil. Es decir, nosotros estábamos inmóviles en medio de un paisaje que sólo era un decorado. Pero el paisaje ha comenzado a moverse. Cada sendero que se abre a la izquierda, bajo los árboles, es un camino que conduce a las profundidades del paisaje, hacia la perpetua renovación del paisaje. Todas estas posibles alegrías, al alcance de la mano, me hacen reír. Haroux, que caminaba delante, se ha detenido para esperarme. Me mira, me ve reírme solo.

– ¿Por qué te ríes solo? -pregunta.

– Es divertido andar por una carretera.

Me vuelvo y miro alrededor. Él hace lo mismo.

– Sí -dice-, es bastante divertido.

Encendemos unos cigarrillos. Son Camel, me los ha dado un soldado americano. Era de Nuevo México y hablaba un español cantarín.

– La primavera -digo a Haroux- y el campo siempre me han hecho reír.

– ¿Y por qué? -pregunta.

Tiene el pelo blanco, muy corto, y se pregunta por qué siempre me hacen reír el campo y la primavera.

– No lo sé muy bien, me tranquiliza. Bueno, el caso es que me hace reír.

Volvemos ¡a cabeza y miramos el campo.

Los barracones del campo de cuarentena y los edificios del hospital están en parte ocultos por los árboles. Más arriba, en la ladera de la colina, se alinean las filas de bloques de cemento, y en el perímetro de la plaza de formaciones, los barracones de madera, de un lindo color verde primaveral Al fondo y a la izquierda, la chimenea del crematorio. Miramos esta colina talada donde unos hombres construyeron el campo. El silencio y el cielo de abril caen sobre este campo que los hombres construyeron.

Intento pensar que se trata de un instante único, que tenazmente hemos sobrevivido para este instante único en el que podríamos mirar el campo desde fuera. Pero no lo consigo. No consigo captar lo que hay de único en este instante único. Me digo a mi mismo: «Mira, es un instante único, montones de compañeros que han muerto soñaban con este instante en el que podríamos mirar el campo desde fuera, como ahora, cuando ya no estuviéramos dentro sino fuera», me digo todo esto, pero no me apasiona. Probablemente no tendré dotes para captar los instantes únicos en su pura transparencia, en sí mismos. Veo el campo, oigo el susurro silencioso de la primavera, y todo esto me da ganas de reír, de echar a correr por los senderos hacia la espesura de los bosques de un verde frágil, como siempre me ocurre en el campo en primavera.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Largo Viaje»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Largo Viaje» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Harry Harrison - Largo! Largo!
Harry Harrison
Francisco Cabrera Sánchez - Viaje por el camino sanabrés
Francisco Cabrera Sánchez
Jorge Semprún
Неизвестный Автор
Simon Ortiz - Un buen viaje
Simon Ortiz
Jorge Bericat - En viaje a Way Point
Jorge Bericat
José Fernández Díaz - El viaje de Enrique
José Fernández Díaz
Fernando González - Viaje a pie 1929
Fernando González
Jorge Larrosa Bondia - Elogio del profesor
Jorge Larrosa Bondia
Отзывы о книге «El Largo Viaje»

Обсуждение, отзывы о книге «El Largo Viaje» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x