Jesús Hernández - Operación Valkiria

Здесь есть возможность читать онлайн «Jesús Hernández - Operación Valkiria» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Operación Valkiria: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Operación Valkiria»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Año 1943. El coronel Claus Schenk von Stauffenberg acababa de ser trasladado a Berlín bajo las órdenes del general Friedrich Olbricht, miembro de un comité de resistencia que empieza a maquinar un plan para dar muerte a Hitler.
Olbricht ya tiene entrelazados a más de 200 implicados en distintos estratos de la sociedad alemana e incluso de la sección de inteligencia y contraespionaje. El objetivo es eliminar a Hitler, Goering y Himmler, neutralizar a las SS e instalar un gobierno provisional que intentaría hacer las paces con occidente y detener la guerra. Von Stauffenberg, a pesar de sus lesiones de guerra (ha perdido un ojo y varios dedos de la mano), quiere realizar el atentado. Los conspiradores dudan. ¿Tendrá capacidad para activar la bomba? Finalmente aceptan porque entienden que su invalidez es la coartada perfecta y que no levantará sospechas. El coronel Von Stauffenberg intenta varias veces cumplir su misión, pero no consigue nunca encontrar juntos a los que deben morir. Finalmente, el 20 de julio de 1944 se da la ocasión perfecta. El alto mando se reúne en el cuartel general de Hitler, ubicado cerca de Rastenburg. Von Stauffenberg
porta un maletín con un explosivo inglés de 1 kg que se activa mediante un detonador químico absolutamente silencioso. Todo es perfecto. Se sienta junto al líder nazi. Solo queda esperar el momento…

Operación Valkiria — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Operación Valkiria», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать
El juez Roland Freisler recibió indicaciones expresas de Hitler para que - фото 75

El juez Roland Freisler recibió indicaciones expresas de Hitler para que humillara sin límite a los acusados.

El Tribunal Popular se creó en 1934 como un órgano judicial especial encargado del enjuiciamiento y condena de los actos de traición contra el Estado Nacionalsocialista cometidos en Berlín. Dos años más tarde, en 1936, se convirtió en un órgano judicial común y plenamente integrado en la planta jurisdiccional alemana. Los acusados no contaban con una defensa efectiva, se vulneraban las mínimas garantías de imparcialidad y las penas solían ser extremadamente severas; no era infrecuente que un pequeño robo fuera castigado con la pena de muerte.

Freisler accedería a la presidencia del Tribunal Popular en agosto de 1943. Una estadística muy significativa es que el número de sentencias de muerte dictadas por el Tribunal del Pueblo en el año 1941 fueron 102, mientras que en 1944, con Freisler al frente, pasaron a 2.097.

Las actuaciones de Freisler poco tenían que ver con las propias de un juez. Solía dirigirse de manera humillante a los encausados, que normalmente se

Roland Freisler al inicio de una de las sesiones del Tribunal del Pueblo - фото 76

Roland Freisler, al inicio de una de las sesiones del Tribunal del Pueblo.

veían obligados a sujetarse los pantalones con una mano, pues tenían prohibido usar cinturón. El acusado carecía del elemental derecho de libre designación de su abogado defensor. El escrito de acusación de la Fiscalía solamente se daba a conocer al acusado y a su abogado unas pocas horas antes del inicio de las sesiones del juicio oral. Era frecuente prohibir todo contacto entre abogado y cliente antes del juicio, de modo que éstos se conocían por primera vez en la misma sala. En los casos de traición y alta traición, el penado no tenía derecho a recibir una copia de la sentencia, sino únicamente a leerla bajo la vigilancia de un funcionario de la Administración de Justicia. Además, era indudable la maestría de Freisler en el manejo de los textos legales, su deslumbrante agilidad mental y, por supuesto, su fuerza verbal abrumadora, unas aptitudes con las que lograba aplastar sin piedad cualquier intento del encausado de demostrar su inocencia.

Una prueba de la catadura moral del hombre que debía juzgar a los encausados por el complot del 20 de julio es que llegó a participar como representante del Ministerio de Justicia en la tristemente célebre Conferencia de Wannsee, donde se decidió llevar a cabo la “Solución Final” del problema judío en Europa, lo que iba a suponer el exterminio de millones de personas.

En febrero de 1943, tal como vimos en el capítulo correspondiente, Freisler dirigió los juicios contra los jóvenes estudiantes de la Rosa Blanca, ordenando la ejecución sumaria de los hermanos Sophie y Hans Scholl, así como de los demás miembros de esta organización disidente. Fue Freisler el que exigió que las ejecuciones fueran llevadas a cabo de inmediato en la guillotina.

EXPULSADOS DEL EJÉRCITO

Con estos antecedentes, es fácil imaginar lo que le esperaba a los implicados en la conspiración para matar al Führer. Pero, tal como se apuntaba, existía un obstáculo legal que impedía a la mayoría de los implicados en la conjura ser juzgados por el Tribunal del Pueblo: su pertenencia al estamento militar. Este impedimento quedó borrado al instante cuando Hitler ordenó que fueran sometidos a un “proceso de honor”, por el que quedaron expulsados de las Fuerzas Armadas. El tribunal estaría presidido por el mariscal de campo Von Rundstedt, siendo vocales el teniente general Guderian y los generales Schoth, Specht, Kriebel, Burgdorf y Maisel [26].

El 4 de agosto, los miembros de este “tribunal de honor” expulsaron del Ejército, de forma vergonzosa, a veintidós oficiales, entre ellos un mariscal de campo y ocho generales, sin ni siquiera tomar declaración a los interesados. El ser expulsados les situaba ya fuera del ámbito de la jurisdicción militar, por lo que quedaban ya en manos de Roland Freisler.

Si ya se ha apuntado que no conocemos cómo fue la conversación entre el dictador alemán y el juez Freisler, tampoco conocemos en detalle como discurrió el diálogo de Hitler con el verdugo pero, teniendo en cuenta el modo inhabitual como se produciría la ejecución, es seguro que le expresó su deseo de que los condenados fueran colgados como reses en una carnicería. De todos modos, el hecho de que, antes del juicio, el autócrata ya estipulase la manera cómo debían ser ejecutados los acusados no dejaba dudas de la naturaleza fraudulenta del juicio.

El propio Goebbels también intervino en el dibujo de los detalles del proceso contra los implicados en el intento de golpe de Estado. Se reunió con Hitler y ambos decidieron que las sesiones no fueran públicas; el ministro de Propaganda se encargaría de que estuviesen presentes en los juicios periodistas leales que escribiesen reportajes sobre las sesiones para el público en general. Goebbels estaba también muy interesado en que se mantuviese la ficción de que los conjurados habían sido sólo una pequeña camarilla, para no involucrar al conjunto del Ejército, con el que se esperaba ajustar cuentas en una fecha posterior.

LAS SECUELAS DEL ATENTADO

La crueldad que desataría Hitler contra los implicados en el golpe llegaría a sorprender incluso a los que lo conocían mejor. Hasta entonces, el dictador había demostrado sobradamente su afición por la venganza y la represalia, tanto contra personas concretas como contra ciudades y comunidades. Pero su reacción contra los que participaron de un modo u otro en la gestación o la puesta en práctica del levantamiento superaría, tal como veremos, esas cotas de iniquidad.

Algunos han explicado ese ensañamiento por una reacción psicológica a consecuencia del atentado. Según testigos, como el general Heinz Guderian, tras ese día su desconfianza casi enfermiza, habitual en él, se tornó en odio profundo. Además, pasó cada vez más de la aspereza a la crueldad, de la inclinación a engañar con falsas apariencias, a la falta de veracidad; a menudo decía mentiras, sin darse cuenta, y presuponía que los que le rodeaban querían engañarle continuamente.

Por orden suya, se comprobaban las medicinas y los alimentos que tomaba para ver si contenían veneno Los alimentos que le regalaban, como chocolate o caviar -que le gustaba mucho-, se destruían todos inmediatamente. Las medidas de seguridad, pese a que se incrementaron, no pudieron modificar en nada la profunda conmoción que le causó el hecho de que algunos de sus generales se hubiesen vuelto contra él. El trato con Hitler, que antes ya era bastante difícil, se convirtió progresivamente en un tormento. Su lenguaje fue haciéndose más violento, perdía a menudo el dominio de sí mismo y se dejaba llevar por sus impulsos.

Además de daños psicológicos, la bomba de Stauffenberg también le dejó secuelas físicas. Pese a la euforia del primer momento al ver que había podido escapar casi ileso del atentado, el paso de los días y los meses demostró que esa primera apreciación era precipitada. Dos semanas después, aún se filtraba sangre a través de las vendas de las heridas de la pierna. Sufría dolores fuertes, sobre todo en el oído derecho, y perdió audición. Se tuvo que recurrir a los servicios de dos médicos especialistas en garganta, nariz y oídos, los doctores Giesing y Von Eicken, pero no pudieron evitar que los tímpanos rotos siguieran sangrando durante varias semanas. Se llegó a pensar que del oído derecho no se recuperaría nunca. Las lesiones en el oído interno afectaron a su sentido del equilibrio, lo que le hacía desviar los ojos hacia la derecha y también inclinarse a la derecha al caminar. No podía permanecer de pie mucho tiempo, temía un ataque repentino de mareo y le preocupaba también no poder caminar erguido.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Operación Valkiria»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Operación Valkiria» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Sònia Hernández - Prosopagnosia
Sònia Hernández
Eduardo Rosalío Hernández Montes - El fin del dragón
Eduardo Rosalío Hernández Montes
Gil-Manuel Hernàndez i Martí - La festa reinventada
Gil-Manuel Hernàndez i Martí
Marina Marlasca Hernández - Siempre tú. El despertar
Marina Marlasca Hernández
Jorge F. Hernández - Álvaro Obregón
Jorge F. Hernández
Francesc J. Hernàndez i Dobon - Estética del reconocimiento
Francesc J. Hernàndez i Dobon
Mª Jesús Rodríguez Hernández - Las heridas de la ausencia
Mª Jesús Rodríguez Hernández
Miguel Ángel Aquino Hernández - Aprende programación de computadoras
Miguel Ángel Aquino Hernández
Jesús Amancio Jáquez Hernández - Mis Personajes de Películas y Televisión y Yo
Jesús Amancio Jáquez Hernández
Luz Hernández Hernández - Customer Experience. Guía práctica
Luz Hernández Hernández
Отзывы о книге «Operación Valkiria»

Обсуждение, отзывы о книге «Operación Valkiria» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x