LAS HERIDAS DE LA AUSENCIA
POESÍA DE NOSTALGIA
EN CANADÁ Y ESTADOS UNIDOS
BIBLIOTECA JAVIER COY D’ESTUDIS NORD-AMERICANS
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DIRECTORA
Carme Manuel
(Universitat de València)
LAS HERIDAS DE LA AUSENCIA
POESÍA DE NOSTALGIA
EN CANADÁ Y ESTADOS UNIDOS
María Jesús Rodríguez Hernández
Biblioteca Javier Coy d’estudis nord-americans
Universitat de València
© María Jesús Rodríguez Hernández
Las heridas de la ausencia:
poesía de nostalgia en Canadá y Estados Unidos
1ª edición de 2020
Reservados todos los derechos
Prohibida su reproducción total o parcial
ISBN: 978-84-9134-674-6
Fotografía de la cubierta: Sophia de Vera Höltz Diseño de la cubierta: Celso Hernández de la Figuera
Publicacions de la Universitat de València
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publicacions@uv.es
Edición digital
A mi madre y su nostalgia
Introducción
PRIMERA PARTE POESÍA Y NOSTALGIA
Capítulo 1. El vínculo entre la poesía y la nostalgia
Capítulo 2. Nostalgia, antes y ahora
SEGUNDA PARTE NOSTALGIA DE LO DEFINIDO Y NOSTALGIA DE LO INDEFINIDO
Capítulo 3. La ausencia: privacidad y privación
Capítulo 4. Nostalgia de lo definido
Capítulo 5. Nostalgia de lo indefinido
TERCERA PARTE INEFABILIDAD Y NOSTALGIA
Capítulo 6. Lo inefable
Capítulo 7. Una vida paralela, un escenario fantasmal
Conclusión
Bibliografía
Siempre me ha parecido que el impulso de agradecer –cuando no surge de la obligación o de la corrección, sino como necesidad interior– lo sentimos al reconocernos afortunados. No imagino este libro sin las personas que han acompañado su camino. Dos de ellas han sido para mí de un aliento irreemplazable, por ofrecerme una confianza sin fisuras a lo largo de todo el proceso y por su valor intelectual. De modo que este recorrido no hubiera podido realizarse sin la mirada inteligente de Eva Darias Beautell ni sin el valor de lo que me ha enseñado, a veces queriendo y a veces sin querer. Y tampoco sin la fuerza y la luz de Sergio Toledo Prats, porque ha vivido conmigo alimentando con poderosas razones mi obsesiva dedicación a esta investigación.
Agradezco también las conversaciones con Sally Burgess, porque no pocas veces fueron, sin saberlo, el punto de partida que me llevó a nuevos descubrimientos; el azaroso encuentro en Praga con la obra de Josef Jařab, que me llevó hasta Olomouc; la ayuda generosa de José Pardo Tomás, quien me facilitó la traducción al inglés realizada por Carolyn Anspach del texto de Johannes Hofer, un documento que se me hacía necesario e inaccesible; el contacto con Juan Álvaro Echeverri, quien me ha enseñado cómo perciben la nostalgia las tribus amerindias entre las que ha vivido largo tiempo; y mi vida en Brno, que no sólo me hizo experimentar la nostalgia por la lengua propia.
El estudio de los sentimientos se ha afrontado desde perspectivas diversas. La filosofía ha aportado numerosas y relevantes interpretaciones desde que Descartes y Spinoza trazaran mapas modernos sobre el territorio de las pasiones humanas, otorgándoles consistencia y valor intelectual. En el campo de la Biología, el conocimiento de la naturaleza y del hecho biológico ha obtenido un impulso revolucionario a partir de que Charles Darwin apreciara la relevancia del lenguaje y de las significativas semejanzas expresivas de los afectos en muchas y variadas especies; su mirada estaba puesta en lo que había de común entre ellas y que concretó en lo que llamó capacidad de adaptación. A la luz de ese conocimiento, la posibilidad de afianzar barreras fronterizas entre lo fisiológico y lo mental iba resultando cada vez más inconsistente. Desde la perspectiva de la psicología, también Sigmund Freud observó el lenguaje desde un prisma novedoso y fructífero en la práctica clínica con sus pacientes, a través de la cual fue descubriendo a la palabra como la materia que libera y traduce tanto las emociones aceptadas y comprendidas por el yo, como aquellas que se resisten a ser revividas o asumidas en grados más conscientes. De ahí partan, quizás, la relevancia de la palabra –y por extensión, del lenguaje– en el conocimiento de las emociones.
Sin embargo, el estudio de las emociones no ha sido afrontado desde lo que dicen sobre ellas la poesía o el lenguaje metafórico. Observar la poesía como testimonio de la percepción individual o como prueba y expresión de los modos en que el ser humano siente o ha sentido a lo largo de la historia, es una perspectiva que cobra relevancia cuando se reconoce que el impulso de decir mediante el verso –ritmo, voz, canto– no tiene el mismo alcance ni, en origen, la misma intención que la expresión de cualquier otro texto que pueda prescindir de la implicación directa de la emoción individual hecha voz, canto, ritmo, movimiento.
Esta obra arranca con la intención de desentrañar las bases del vínculo entre poesía y nostalgia y con el propósito de ofrecer un análisis sólido de las expresiones de nostalgia que tienen desarrollo en el terreno poético. Profundiza en las formas de expresión que adquiere la nostalgia como base para dilucidar las maneras en que el yo encara cuestiones que, por la complejidad de su naturaleza, adquieren la consideración de inefables o al menos manifiestan la dificultad de su descripción o definición. Son asuntos que –como la nostalgia misma–, implican al ser en el proceso de afrontar la ausencia y la pérdida a través del pensamiento, los sentimientos y el lenguaje.
Existen varias razones de peso por las que esta investigación se ha llevado a cabo sobre un período amplio –los últimos cien años– y un territorio tan extenso – la poesía anglo-norteamericana de Canadá y Estados Unidos. Por una parte constituye un lapso de tiempo lo bastante amplio como para hacer posible el análisis de los procedimientos característicos de la poesía de nostalgia y su evolución. Abordar por extenso una cantidad significativa de obras permite detectar diversas cuestiones de interés, tales como las peculiaridades que le son inherentes, su grado de presencia y de vigencia en el panorama poético, las variaciones significativas entre tanta diversidad de autores y estilos, y también descubrir quiénes –dentro de las diferencias de generación, estilo y procedencia– han tenido mayor perseverancia y alcance en la escritura de la nostalgia y, en consecuencia, las modalidades del desarrollo de su itinerario expresivo.
Se trata, además, de un período en el que Norteamérica se despoja en gran medida del apego visceral y tradicional a la herencia europea. Esa relajación de los cánones que en etapas anteriores fueron en tantos casos la columna vertebral de la escritura, deviene luego en la aparición de una significativa diversidad y cristaliza en formas de expresión más libres y más liberadas, lo cual de entrada resulta atractivo para el estudio intelectual de sentimientos como la nostalgia. A partir de la Segunda Guerra Mundial, ya solamente el hecho de la profusión editorial de revistas de poesía revela la existencia y la fuerza que impulsó escrituras capaces por sí mismas de obtener amplio aliento y recorrido. En Canadá, por ejemplo, tras la generación decimonónica de los llamados “poetas de la Confederación”, la poesía empieza a tomar distancia respecto a las formas tradicionales del verso. Ese fenómeno, que comienza –como en Europa– en las primeras décadas del siglo XX no se consolidó en Canadá al cobijo de escuelas o movimientos literarios reconocidos, sino más bien al margen de lo académico y alrededor de las revistas, de las que son buenos ejemplos la McGill Fortnightly Review en los años 20 en Montreal o TISH durante los años 60 en Vancouver. De ahí que no resulte gratuito observar en ese terreno amplio y diverso, el grado de presencia y de actualidad de la nostalgia.
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