You do know the pills that Anne Sexton took. You know that she made moccasins in the hospital. You do know how far from Boston Lowell lived. You know the name of his father’s insurance company. I’m not interested in that kind of particularity. I’m interested in the reenactment or staging of events. […] To a certain extent, I’m talking about myself; but it’s a generalized, a mythologized self –a self half lived, half invented. I am half heard about from others, half dreamed by myself. Half understood. I think I probably have a very tenuous, very fuzzy sense of the world myself. That may be why there is no greater particularity. (W.T. Pfefferle, 2005: 27)
Esa distancia refleja un escepticismo ante el mundo, ante lo convencional y ante la posibilidad de hacer factible la construcción de una idea en firme sobre el propio yo. Lo interesante, sin embargo, no son tanto los efectos de cultivar tal escepticismo, que muchas veces se siguen reconociendo como una sensación de soledad, aislamiento o de incomprensión: Nikki Giovanni, en su poema “Poetry” (1979: 9), refiere la soledad como una cualidad inherente a los poetas: “all we poets / wrapped in our loneliness”; y Charles Bukowsky –en su “Poetry” (2007: 356)– también subraya únicamente ese aspecto como intrínseco a la poesía: “[poetry] it’s not / for / everybody / either to / write / it / or even to / read / it”. Lo más significativo es que la perspectiva nostálgica comparte esa misma distancia que manifiesta la poesía respecto a la realidad común y corriente. Es una cuestión que se analiza en adelante con mayor profundidad, pero resulta necesario tratarla en parte aquí con el fin de resaltar una coincidencia relevante y compartida entre la poesía y la nostalgia.
La nostalgia afronta el mundo con plena conciencia de que es un territorio incapaz de satisfacer lo que anhela o de devolverle lo perdido. Ni el sujeto nostálgico ni los objetos de nostalgia están a la altura de la realidad: no se sobreponen a las pérdidas que impone el tiempo ni se adaptan a la desaparición de los espacios que rememoran. Robert Frost, en “Reluctance”, reconoce una dificultad intrínseca y connatural a la condición humana en la aceptación de la realidad: “Ah, when to the heart of man / Was it ever less than a treason / To go with the drift of things”.
And the dead leaves lie huddled and still,
No longer blown hither and thither;
The last lone aster is gone;
The flowers of the witch hazel wither;
The heart is still aching to seek,
But the feet question “Whither?”
Ah, when to the heart of man
Was it ever less than a treason
To go with the drift of things,
To yield with a grace to reason,
And bow and accept the end
Of a love or a season?
En este poema –del que se reproducen aquí las dos últimas estrofas, suficientemente significativas–, Frost enfoca la nostalgia –muy presente en la penúltima– encarando la realidad como pérdida: “The heart is still aching to seek, / But the feet question Whither?” Lo que el mundo ofrece a la nostalgia es una inadaptación esencial a la vida común –“To go with the drift of things”– que la nostalgia comprende y padece, pero que no acepta. El sujeto nostálgico, considerado en términos de realidad común y corriente, está abocado a convertirse en un inadaptado, en un incomprendido, y en último término en un loco, como en el poema “Grief” de Raymond Carver, anteriormente comentado, donde se pone de relieve la cuestión construyendo un escenario de nostalgia desenfrenada que desobedece los parámetros reales, tanto del espacio –porque la casa del nostálgico queda a ojos del resto del mundo necesariamente modificada por la muerte de la mujer: es un espacio que contiene ya su ausencia–, como del tiempo –que transcurre de modo inevitable, aunque el sujeto nostálgico lo haya detenido para sí mismo o no haya aceptado la pérdida que le impone. El distanciamiento en el que vive el sujeto nostálgico respecto a la vida común y real es lo bastante contundente como para que desde fuera sea percibido igualmente con un fuerte sentimiento de lejanía –“Such display / I found embarrassing”, es el verso de Carver que delata esa percepción. Iremos viendo en adelante cómo la distancia que sienten el poeta y el nostálgico se consolida doblemente: surge de ellos mismos y les viene devuelta en los mismos términos.
1Esa tradición se circunscribe en el marco general de la superioridad del conocimiento intelectual – episteme – sobre el conocimiento sensible – doxa –, que es justamente el modelo que propuso Platón en su República (Libro VI).
2Esto lo explica en las Proposiciones XVIII (283) y XXXIV (295-296) de la cuarta parte de su Ética .
3Según el modelo establecido por Euclides de Alejandría en sus Elementos , que fue el principal texto para la enseñanza de las Matemáticas en las universidades europeas hasta finales del siglo XVIII. Ese método consiste en demostrar teoremas a partir de un conjunto de axiomas, postulados y definiciones. El propio título que Spinoza elige para su obra es significativo en ese sentido: Ethica ordine geometrico demonstrata , (‘ Ética demostrada según el orden geométrico’ ).
4Proposiciones que van desde la XI a la XXVI, 195-208.
5Ekman es conocido igualmente por su análisis de las “microexpresiones” –verbales y no verbales–, sobre todo en relación a la expresión de la mentira; su libro más conocido respecto a este tema es Telling Lies (2009). Casi toda su obra ha creado una extensa polémica entre quienes consideran posible que la expresión de ciertas emociones –vergüenza, miedo, asco, sorpresa– se manifieste del mismo modo a nivel universal y quienes no admiten dicha universalidad, asegurando que toda expresión está construida y determinada específicamente por el origen cultural, y negando la posibilidad de que pueda existir una conexión con el aspecto biológico.
6Una prueba de ello es que gran parte de la poesía de nostalgia está escrita por poetas en los que la nostalgia no podría ser considerada como un trasunto puntual o pasajero, sino como un tema constante y como una perspectiva que tiñe o modula cualquier asunto hacia el que dirijan su mirada.
7“Grief” pertenece a su libro Where water comes together with other water , publicado en 1985.
8Este asunto le mereció años después a George Bowering la necesidad de responder a Williams, también en verso: “According to Williams / when Icarus fell / it was no big deal.” (Bowering, 2007, p. 105) Son los tres versos que componen su poema “Pictures from Bill.” Con tal brevedad y frescura pone en cuestión el juicio de Williams.
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