Por lo demás se ha hecho patente la necesidad de los psicoanalistas mismos de contar con conceptos, argumentos y modos de pensar que les faciliten la tarea de orientarse ellos mismos en la diversidad de maneras de entender sus teorías y sus prácticas. La cartografía no alcanza y así pari passu podemos constatar que la imagen que nos dio Klimovsky respecto del analista como baqueano se la podemos aplicar a él mismo, por ayudarnos a recorrer distintos caminos que él recorrió. De su mano hemos podido atravesar diferentes espacios, y tomar contacto con las bellezas y las dificultades del conocimiento y de la vida.
Emprender esta segunda edición es una forma de seguir difundiendo su enseñanza y responder a su estímulo, extender su influencia, que ha sido múltiple, por lo cuantiosa y variada y posibilitar de este modo que su conocimiento, su estilo, su claridad y agudeza sigan ejerciendo en nuevas generaciones su benéfica influencia.
En cuanto a esta edición solo queremos decir que contiene los mismos artículos que la primera edición y se han realizado tan solo algunas correcciones. Confeccionar un tercer tomo con aquellos trabajos que por distintas razones no han encontrado su lugar en estos dos es una deuda que aun no hemos podido saldar. La revisión y recopilación de los mismos continúa y es nuestra intención brindarlos a los apreciados lectores cuanto antes nos resulte posible.
Daniel Biebel
Presentación
Semblanza de un Caballero Maestro
por EDUARDO H. FLICHMAN
Tener el honor y el placer de hacer una semblanza de la personalidad de Gregorio Klimovsky representa una responsabilidad y un desafío nada fáciles de sobrellevar.
Solo hacer una lista de sus principales actividades como lógico, matemático, filósofo de la lógica y de la matemática, epistemólogo, epistemólogo del psicoanálisis y especialista en disciplinas tales como la semántica filosófica, la epistemología de las ciencias formales y fácticas, naturales y sociales, la metodología y la historia de la ciencia; solo hacer una tal lista, ocuparía demasiadas páginas en relación con lo que aquí pretendo. Si agrego sus actividades académicas directivas, vinculadas con la planificación y ejecución de políticas educativas y de investigación filosófica, científica y tecnológica, y su tenaz y continuado trabajo docente, me encuentro frente a una empresa gigantesca. Solo cabe la posibilidad de limitarme a seleccionar, con toda seguridad injustamente, ciertos aspectos y peculiaridades que, a mi entender, pueden retratar mejor al Klimovsky académico y al Klimovsky hombre, que una montaña de información curricular.
El formador de discípulos
Una característica esencial en un maestro es su entusiasmo y capacidad, o tal vez su don, de formar discípulos. Toda una pléyade de científicos, filósofos y epistemólogos tuvieron algún contacto, mayor o menor según el caso, con las enseñanzas y con la figura de Klimovsky. Muchos nos hemos formado a partir de sus clases, su diálogo, su consejo, su dirección. Entre sus discípulos se cuentan personalidades como las de Alberto Coffa, prematuramente fallecido, Tomás Simpson, Raúl Orayen y muchas otras importantes figuras de la filosofía argentina contemporánea.
El político científico
El enorme interés en el desarrollo de la investigación y de la educación en filosofía, ciencia y tecnología llevó a Klimovsky a participar activamente en política universitaria en calidad de miembro del Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA antes de 1966, y en calidad de Decano Normalizador de la misma casa de estudios en 1984 y 1985. El mismo entusiasmo lo llevó a ser miembro fundador de muchas instituciones académicas de estudios relacionados con sus especialidades y a trabajar activamente en ellas.
La integración de conocimientos
En un mundo donde la especialización es el paradigma, donde cada especialista sabe cada vez más de su tema y cada vez menos de los temas de los demás, la integración de conocimientos es la base del progreso; pero el progreso ligado no tanto a la sofisticación en la obtención de bienes materiales, como a la posibilidad ética de concretarse como ser humano, preguntándose acerca de, y participando en, las decisiones sobre el uso social que se dará a los resultados de su trabajo creativo. En un mundo de ultraespecialización como es el nuestro, se hace imprescindible la presencia de cerebros privilegiados que se especialicen en la no especialización, es decir, en la integración de conocimientos, así como en la inserción de los mismos en un programa racional que tienda a la desalienación del filósofo, científico o tecnólogo y a la articulación de sus conocimientos con la gran red de la cultura contemporánea.
Creo que Klimovsky ha seguido ese camino a lo largo de su vasta trayectoria académica. La capacidad de penetrar en las máximas profundidades y sutilezas de los fundamentos de las ciencias, pues capacidad integradora no significa superficialidad, le ha permitido observar el conocimiento científico como a una estructura racional imponente, pero nunca ajena a la duda. Gran admirador de Popper durante muchos años, supo interpretar la idea de progreso de la ciencia, sin por ello caer en la omnipotencia del científico que nunca quiere ver amenazados los fundamentos de su disciplina particular.
La excelencia académica
En la vieja polémica: excelencia académica versus demagogia populista, Klimovsky se ubicó siempre holgadamente en la primera opción. Indudablemente, si evaluamos la segunda menos peyorativamente y la denominamos “universidad de masas”, podríamos encontrar, tal vez con el aval de Klimovsky, un punto de equilibrio, a nuestro entender mucho más cerca de la primera opción que de la segunda. Incluso encontraríamos que en dicho punto de equilibrio, tales posiciones son complementarias y no contradictorias.
Los que en su momento criticamos como cientificista a la universidad anterior a “La Noche de los Bastones Largos”, universidad defendida por Klimovsky, debemos reconocer, luego de largos años de pérdida de excelencia académica y sin universidad de masas, y luego de otros largos años de universidad de masas sin excelencia académica (1973-1974 y desde 1984 hasta la actualidad), que aun con todos los defectos que le achacábamos, aquella fue la mejor universidad que hemos tenido en las últimas décadas.
Fue justamente la defensa de (o mejor, el impulso hacia), la excelencia académica, el planteo fundamental que rigió el Decanato Normalizador de Klimovsky durante 1984 y 1985 en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Y fue esa lucha por la excelencia académica en la Universidad, la que le acarreó la enorme injusticia de su destitución a pocos días de lo que debía ser la normalización de la Facultad y de la Universidad.
En al menos dos oportunidades previas debió dejar su quehacer en la Universidad. Una fue “La Noche de los Bastones Largos”, cuando, luego de un mes del golpe de Estado, el gobierno militar de Onganía intervino la Universidad y ocupó violentamente, policía mediante, algunas facultades, en especial la de Ciencias Exactas y Naturales. La otra ocurrió cuando la ultraderecha del gobierno peronista se volcó hacia el fascismo, con Otalagano en el Rectorado de la Universidad.
La didáctica
La admiración que produce en el oyente una clase, una conferencia o una exposición cualquiera de Klimovsky es llamativa. Se trata del impacto producido por el hecho de recibir una información compleja, sutil y profunda, con muy poca o ninguna dificultad de comprensión; pero sin que por ello el tema se haga más fácil o más superficial. La mejor descripción acerca de esto la recibí en una oportunidad, de un psicoanalista que me dijo: “Klimovsky consigue que quienes lo escuchan se sientan inteligentes.”
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