Raúl E. Levin
Tramas de psicoanálisis
Escribir estas palabras preliminares es estar ante la obra terminada, y preguntarse qué es lo que nos propusimos al darla a conocer.
Este libro es una selección de trabajos publicados en las Revistas de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires y de la Asociación Psicoanalítica Argentina en estos últimos años. Ahora quisiera presentarlo a un grupo más amplio de lectores, y por supuesto también a quienes quieran volver a ellos.
Omito el clásico inventario previo que suele hacerse en prólogos, anticipando la experiencia de descubrimiento que tiene el lector cuando aún no conoce los textos, o los vuelve a leer por alguna situación particular que despierta su deseo.
Me parece, sin embargo, de interés transmitir el criterio que presidió el ordenamiento de los trabajos en sus respectivos capítulos.
Tenía dos opciones. O intentaba agruparlos en forma temática o los publicaba según la secuencia cronológica en que fueron dados a conocer originalmente.
Elegí esta última modalidad porque a pesar de que efectivamente los trabajos refieren a distintos temas tratados desde el psicoanálisis, pienso que hay una trama, o ideas silenciosas y personales, que se suceden en cada uno de ellos.
Una suerte de hilo conductor que acompaña y se va elaborando en el tiempo, que puede pasar más o menos desapercibido o ser visto de diferentes maneras. Es el verdadero sustento de los trabajos y lo que le da continuidad a esta obra a pesar de que trata temas diversos.
Creo haber detectado algunas de esas sutiles líneas y pido a mi eventual lector, me acompañe en esta experiencia de escritura de psicoanálisis.
R. L., Noviembre 2019
De “Pinocho” (1881) a “Toy Story” (1996).
Transformaciones de la subjetividad
¡Padre! ¡Padre! ¿Adónde vas? Ay, no camines tan deprisa.
Habla, háblale a tu niño chico, porque si no me perderé.
De El niño perdido (Blake, W., 1987)
Retomamos un trabajo anterior, “El psicoanálisis y su relación con la historia de la infancia” (Levín, 1995), con la idea de proseguir con nuevas elaboraciones en relación al concepto psicoanalítico de niñez.
Partimos de las dificultades ya anotadas en dicho trabajo, que podemos expresar en la siguiente paradoja que presenta el psicoanálisis: 1) por un lado, nace históricamente respaldado por un concepto inédito de niñez que se establece hacia fines del siglo XIX, que supone la posibilidad de ubicar en ese período inicial de la vida la etiología de una neurosis que se manifestará en la vida adulta; 2) por otro, el mismo psicoanálisis revelará que esta noción de niñez en la que se apoyó en sus inicios, denota a la vez una imposibilidad, desde que al acceder el niño a la condición de sujeto barrado, en tanto división del psiquismo, deja afuera lo que fue hasta entonces dicho niño, el que queda por lo tanto sumergido en un abismo al que sólo indirectamente o en ocasiones muy singulares se podrá acceder.
Niñez es entonces –desde esta óptica– un concepto que alude a una noción cargada de virtualidad, imposible de aprehender salvo en sus contornos. Habrá sin embargo momentos privilegia- dos, por ejemplo en un análisis, en que algo de esa niñez, a la manera de una revelación, emergerá como Real para luego desvanecerse.
Por supuesto, hay otros conceptos de niñez que pueden definirse desde las atribuciones de un sujeto constituido, a través de investimientos narcisísticos y de la inevitabilidad de incluirlo dentro de una trama significante. Es con esta versión de niñez con la que solemos trabajar clínicamente –y en general convivir– con los niños. De esta acepción deriva una representación de la infancia que es la más convencional en el sujeto adulto, incluso necesaria en el sentido de operar como estructurante para la posibilidad de que el mismo niño se constituya en sujeto.
Pero como psicoanalistas no podemos soslayar el concepto de niño que surge de desmontar de él las atribuciones que le hace el sujeto en tanto tal constituido. Desde ese punto de vista, más que ver, podemos delimitar en el concepto de niñez un campo al que no tenemos acceso, y, sin embargo, de efectos en la vida... y en la clínica.
Ese niño perdido para siempre a partir de la resignificación edípica y de la castración –el niño de la represión primaria– se relaciona con lo reprimido incapaz de conciencia, fuente de las resistencias. Tal la importancia de este concepto para la clínica psicoanalítica.
Desde este lugar inaprehensible, el niño puede pasar a ser la evidencia de las limitaciones de la narcisización que lo inviste. Al ser dicho narcisismo desbordado instituye en el sujeto (adulto, analista) diferentes formas de rechazo y/o resistencias, incluso desatadas como violencia (manifiesta o encubierta).
Para esta noción del niño en su inaccesibilidad, despojado de las proyecciones o interpretaciones que lo expliquen desde una posición de sujeto, no cabe otra posibilidad, en un intento de aproximación a ella que utilizar comparaciones, metáforas y alusiones. Sabemos de antemano que la imposibilidad de aprehender aquello perdido se conformará aunque sea con arribar a esta noción de inaccesibilidad, intentando situarla como tal y en sus efectos en la teoría y en la clínica psicoanalítica.
En esta exposición, luego de referirnos al concepto de infancia tal como anteriormente lo mencionamos, vamos a volver a él nuevamente tomando como referencia metafórica el libro Las travesuras de Pinocho (Collodi, 1982).
Luego haremos algunas consideraciones intentando dilucidar dos nociones que circulan a veces en forma difusa y tienden a superponerse: nos referimos a lo que es entendido como sujeto por un lado, y subjetividad por el otro.
Anticipamos que la noción de sujeto la entendemos relaciona- da más a lo estructural, inmanente y permanente en el psiquismo humano. A la subjetividad, por otra parte, la suponemos un concepto relacionado más con la imaginarización y diversas representaciones del ser humano, según modelos provistos por la evolución y los vaivenes de la cultura.
Así como ilustramos la relación entre el concepto de sujeto y una determinada acepción psicoanalítica de niñez apoyándonos en el libro sobre Pinocho escrito en 1883, recurriremos nueva- mente a este texto para extraer de él, ahora desde el punto de vista de la subjetividad, una aproximación a distintas representaciones históricas posibles sobre la niñez correspondientes al fin del siglo XIX, época coincidente con los inicios del psicoanálisis.
Por último, concluiremos haciendo un breve ensayo sobre ciertos aspectos de la subjetividad actual, surgidos de comparar el texto sobre Pinocho, escrito hace un siglo, con la reciente película de Disney “Toy Story”. Sabemos que la falta de distancia histórica derivará necesariamente en que estas elaboraciones deban ser consideradas sólo especulaciones provisorias, pero quizás importantes como punto de partida para pensar, por ejemplo, cuál es el lugar de la niñez en la sociedad contemporánea.
I.En el trabajo anteriormente citado, hacíamos una brevísima reseña acerca de la historia de la infancia hasta el siglo XIX en la que se destacaba cómo el niño hasta ese momento no tenía un lugar propio, ni siquiera un concepto que lo definiera o designara, salvo el caso de que hubiera razones que le confirieran un valor simbólico, por ejemplo relacionado con cuestiones de herencia o linaje.
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