Palabras clave: episteme comprometida, economía solidaria, investigación participativa, producción de conocimiento, trabajo con comunidad.
Abstract
The chapter begins by showing the theoretical, epistemological and operational foundations that support the experience of the Unidad de Estudios Solidarios (unes), which are developed under the idea of promoting critical thinking that allows us to propose other ways of producing knowledge and its dissemination, by way of education and training of the subjects under investigation, in what was called a participatory research process, based on an episteme committed and aware of the importance of the territory where knowledge production originates. Then the contributions and results obtained in the development of the experience are presented, ordered in terms of those of a scientific nature, related to the production of knowledge and its dissemination, and then, those that correspond to the academic character, as well as those that have been used in the processes of working with the community and those that correspond to innovation in information management. The chapter ends with a separate section of conclusions in which the contributions and the lessons learned are listed, and the limitations of the document presented are discussed.
Keywords: committed episteme, solidarity economy, participatory research, knowledge production, community work.
Antecedentes
La Unidad de Estudios Solidarios (unes) surgió como producto de una tradición y experiencia de carácter interdisciplinar, relacionada con la investigación y la docencia, que se inició en la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas (fcea) de la Pontificia Universidad Javeriana a finales de los años setenta, orientada a crear un espacio de producción de conocimiento, educación y comunicación en busca de otras maneras de producir conocimiento, en las que se tuvieran en cuenta las condiciones particulares y específicas de los territorios en donde se estaba produciendo dicho conocimiento y de la cultura de los habitantes que los ocupan. Esta experiencia nació
[…] alrededor del interés por el estudio del sector rural y su problemática, que tenía un grupo de profesores-investigadores vinculados por planta y servicios a esta facultad. En sus inicios, hicieron parte del Comité de Investigación de la facultad (1978-1982), posteriormente conformaron la Unidad de Estudios Rurales, al interior del Departamento de Investigación (1982-1986), e hicieron parte del Programa de Investigación (1986-1991) en esta facultad, y en 1991 se constituyó en el Instituto de Estudios Rurales, el cual, a partir de 1998, se integró a la recién creada Facultad de Estudios Ambientales y Rurales. Hoy en día, el ier es una unidad académica de carácter interdisciplinario e investigativo y para el desarrollo de su quehacer se apoya en los grupos de investigación de la facultad. (Dávila, s. f., p. 1)
En la medida en que la Unidad de Estudios Rurales (uer) y el Instituto de Estudios Rurales (ier) consolidaron este espacio académico y de producción de conocimiento, alrededor de la sociedad y la economía campesina en la universidad, simultáneamente se realizaban estudios de caso sobre las cooperativas que, en el sur de Santander, venían operando como ejecutoras de un plan de desarrollo integral que impulsaba el Secretariado de Pastoral Social de la Diócesis de San Gil2.
Gracias a este quehacer investigativo, se consolidó un equipo de profesores de planta y por servicios3 que, con el paso del tiempo, dio lugar a la creación de un grupo de investigación, la unes, en 1994, que orientó su trabajo científico, académico y de servicios alrededor de las cooperativas y la economía solidaria. A finales de los años noventa, se registró como un grupo de investigación avalado por la universidad, en el marco de la Facultad de Estudios Ambientales y Rurales (fear), que en los años posteriores fue reconocido por Colciencias siendo clasificado como grupo categoría B.
La unes se caracterizó por la puesta en práctica de un proceso interactivo entre la investigación, la docencia y el servicio, propuesta que identificó su desarrollo a lo largo de su ciclo de vida y que fue uno de los grupos más activos que tuvo el ier a partir de 1995.
La propuesta epistemológica y teórica desarrollada por la unes
Estos temas se desarrollaron con la idea de impulsar un pensamiento crítico para introducir otras maneras de producir conocimiento y su difusión, a modo de educación y formación de los sujetos investigados, en lo que se denominó un proceso de investigación participativa:
[…] la metodología de la investigación participativa no tiene que partir de una hipótesis muy fuerte previa y de unas variables precisas ajustadas y unos indicadores previamente determinados, que es el método positivista […] Tenemos que adquirir conciencia de que estamos innovando y las innovaciones tienen resistencia. (Pérez, 2006, p. 77)
El planteamiento epistemológico
La unes, como heredera de una propuesta de investigación participativa que se desarrolló en la Universidad Javeriana durante la década de los ochenta (Ávila, 1998; Silva y Dávila Ladrón de Guevara, 2006), puso en práctica una metodología fundamentada en la consideración del sujeto investigado como un sujeto de conocimiento, con la idea de consolidar la propuesta de construir un “entramado cultural alternativo” caracterizado por señalar el paso de una cultura de subordinación a una cultura de coordinación.
Cómo lo expreso Ávila (1998, p. 41) en el estudio que hizo sobre el Instituto de Estudios Rurales:
Esta cultura de la coordinación se expresó en la construcción de una nueva forma de relación social entre investigadores y los sujetos investigados y en un conjunto de cambios actitudinales. Los investigadores, por lo tanto, se esmeraron en construir una relación social con los habitantes rurales en la que estos no quedaran reducidos a la condición de meros informantes o ejecutantes de órdenes. Para lograr construir esta forma de relación social y de cultura cooperativa, los investigadores debieron promover cambios actitudinales, tales como deponer su actitud altiva de autosuficiencia frente al asociado, la búsqueda de un lenguaje asequible a todo el equipo de investigación y el esforzarse en comprender y traducir mutuamente las imágenes del mundo.
Con este fin, la unes consideró como “habitantes rurales” a los asociados de las cooperativas y lo que se pretendía, en este espacio de estudios sobre los temas solidarios y cooperativos, era continuar con la propuesta de construir un intelectual orgánico que creyera en la capacidad de estos asociados, como sujetos de conocimiento, para empoderarse e impulsar ellos mismos los procesos de reflexión, análisis y acción sobre su realidad, aportándoles una metodología apropiada para este fin.
Esta metodología fue la propuesta de investigación-capacitación, entendida como el desarrollo de un diálogo de saberes entre el investigador y el sujeto estudiado, en el que cada uno de los sujetos participantes tenía que aprender del otro, el investigador debía aprender del conocimiento que tenía el sujeto y el sujeto debía aprender del conocimiento que traía el investigador.
Epistemológicamente, la unes impulsó la idea de un tipo de investigación a partir de tener una “imagen clara del tipo de conocimiento a producir”. Un conocimiento que partiera de la realidad a la teoría y para ello utilizó el “diálogo de saberes”, que se convirtió en uno de los elementos principales de su acción investigativa. A este se le denominó como una “episteme comprometida”:
La episteme comprometida significó, también, una visión de la ciencia preocupada por los problemas locales y cómo resolverlos, más que acostumbrarse a obedecer al mandato de una comunidad científica internacional que poco reconoce la cultura y los valores locales. Sobre esta episteme se generó un proceso de construcción simbólica de la organización universitaria y una trama de significación que reguló tanto las concepciones como las prácticas de los miembros del ier (y de la unes) en el trabajo académico. De ahí surgió la propuesta de trabajo colectivo para el abordaje de la interdisciplinariedad y el enfoque de metodologías participativas. De la episteme comprometida surgió una contracultura, una controversia y una forma de debate. (Dávila, s. f., p. 3)
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