Cubanos en México
Orígenes, tipologías y trayectorias migratorias
Liliana Martínez Pérez
Coordinadora
Presentación
Liliana Martínez Pérez
Introducción general
Liliana Martínez Pérez
1 Estado y migración: la política migratoria y sus efectos en el proceso migratorio cubano (1990-2013) Nivia Marina Brismat Delgado
2 Economía y migración: las crisis y reformas económicas y sus efectos en el proceso migratorio cubano (1990-2013) Blanca Mar León Rosabal, Liliana Martínez Pérez
3 Características sociodemográficas, laborales y familiares de los cubanos censados en México en los años 2000 y 2010 Liliana Martínez Pérez
4 Determinantes sociodemográficos de la migración e inserción laboral y familiar de los cubanos encuestados en México en 2004 Liliana Martínez Pérez, Yésica Aznar Molina
5 Conquista y colonización del nicho de la música popular cubana por músicos cubanos de reciente migración a Mérida, Yucatán (1985-2003) Nerina Cabrera Rodríguez
Conclusiones generales
Liliana Martínez Pérez
Referencias
Las autoras
Anexos estadísticos y metodológicos
Notas
Créditos
Liliana Martínez Pérez
Este libro es el resultado de un extenso y minucioso trabajo colectivo de descripción y análisis del fenómeno migratorio cubano en México, el cual abarca de fines del siglo xx a principios del xxi. El objetivo principal se concentró en realizar una reconstrucción empírica detallada de los contextos normativo y socioeconómico de Cuba, como moduladores del proceso migratorio cubano durante las últimas dos décadas y media. La intención es develar los probables factores explicativos de las peculiaridades del flujo migratorio isleño, y reconstruir las tipologías sociodemográficas y las estrategias de inserción social de la migración cubana en México durante el periodo en estudio.
Por ello, los capítulos de esta obra se enfocan en la descripción —macro y micro— de tal proceso migratorio, más que en la contrastación de un conjunto de teorías e hipótesis ya elaboradas sobre la migración internacional o regional de los cubanos; si bien algunas de esas conjeturas sirvieron para configurar las múltiples descripciones y variadas interpretaciones propuestas en los distintos textos aquí reunidos. Así, la decisión de organizar el análisis del contexto del país emisor atendiendo primero a la política migratoria antes que a la problemática económica, por ejemplo, parte de la hipótesis general de que, al menos para el caso cubano, el marco regulatorio de la migración parece representar un factor estructurante de largo plazo en la modulación del proceso migratorio, mientras que las condiciones económicas resultan un componente coyuntural de corto plazo, aunque no por ello menos importante.
La apuesta por la reconstrucción descriptiva pormenorizada del fenómeno y sus contextos partió de una doble convicción: primero, que las carencias informativas y las dificultades metodológicas que enfrenta el estudio del tema migratorio, en específico para el caso de los cubanos, habían contribuido —lo que suele ocurrir con los flujos relativamente menores de migrantes si se les compara con el de los mexicanos a Estados Unidos, los turcos a Alemania, los norafricanos a España o los asiáticos a gran parte de los países más dinámicos del planeta— a la generación y difusión de imágenes y opiniones superficiales, simplistas, distorsionadas y, en el mejor de los casos, fragmentarias sobre estos migrantes; y, segundo, la constatación de que las teorías y conjeturas en torno a los procesos migratorios eran el resultado de la investigación de los grandes flujos Sur-Norte y Este-Oeste, pero no necesariamente Sur-Sur y Oeste-Oeste, como parecía ser el caso de los cubanos que emigraban de Cuba y residían en México o en otros países latinoamericanos y europeos, así como que las teorizaciones más productivas sobre los distintos flujos migratorios eran, principalmente, las de mediano alcance y, por ello, vinculadas a las peculiaridades empíricas de los casos estudiados. [1]
En este sentido, se asumía que, en los estudios de migración —debido en parte a la relación del tema con la problemática de la seguridad nacional y a las condiciones de irregularidad que acompañan a los flujos migratorios contemporáneos, aun siendo documentados—, la dificultad de conocer y explicar científicamente el proceso se ha relacionado con un doble problema metodológico: por una parte, las restricciones, escasez, discontinuidad y fallos u omisiones de las fuentes de datos gubernamentales de largo plazo, sistemáticos y cuantificables sobre el fenómeno, imprescindibles para distinguir, confirmar o rechazar las hipótesis en torno a las tendencias generales del mismo; por la otra, y en cierta medida debido a lo anterior, las dificultades para diseñar y ejecutar estudios cualitativos acotados, precisos y relevantes sobre un asunto que tiende a confrontarse, también, con la renuencia y/o desconfianza de los migrantes y otros sujetos involucrados en el proceso (funcionarios, intermediarios y familiares) a ofrecer datos personales, opiniones y testimonios sobre las experiencias migratorias en sí mismas, las variadas estrategias y prácticas de inserción laboral, social y familiar en los países receptores y los diversos modos de mantener los vínculos con el país de origen.
En el caso del estudio de la migración cubana, los montos, flujos y características de la misma durante la segunda mitad del siglo xx y la primera década del xxi resultan difíciles de establecer porque, en Cuba, el país emisor, la fuente gubernamental principal sobre el tema, es decir, los Anuarios Demográficos de Cuba , a pesar de que basan su información, desde 1990, en los datos de la Dirección de Inmigración y Extranjería (die), perteneciente al Ministerio del Interior (minint), solo ofrecen los saldos migratorios externos anuales, desglosados por sexo y provincias del país, y no proporcionan información sobre los montos y otras características sociodemográficas de los emigrantes, así como los lugares de destino de sus nacionales en el exterior y el tipo de permiso migratorio con el que salen del país. [2]
A su vez, en los países receptores más frecuentes de migrantes cubanos, las fuentes oficiales fundamentales, sobre todo los censos de población y viviendas , porque no todos emiten anuarios o c onteos o producen estadísticas públicas específicas sobre inmigración, tienen intervalos de tiempo y datos diferentes, lo que limita el estudio de las tendencias del fenómeno y la probable comparación con los datos del país emisor.
Así, por ejemplo, Estados Unidos, país donde reside casi un millón de individuos nacidos en Cuba, destaca por el levantamiento y publicación de manera continua (anual y mensual) de estadísticas sociodemográficas que incluyen variables migratorias como el país de nacimiento y el año de llegada; [3]mientras que países como España, México, Venezuela, Chile y Argentina, antiguos y nuevos receptores de migrantes cubanos, solo proporcionan información demográfica pública relacionada con extranjeros a través de la variable país de nacimiento, con intervalos de tiempo de entre cinco y diez años; y, en el caso de España y México, solo a partir de principios de la década del 2000 se ha hecho accesible información más detallada sobre la situación migratoria y otras características sociodemográficas de los migrantes que arriban al país. [4]
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