Adrián Grassi - Entramados vinculares y subjetividad

Здесь есть возможность читать онлайн «Adrián Grassi - Entramados vinculares y subjetividad» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Entramados vinculares y subjetividad: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Entramados vinculares y subjetividad»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Profesionales de la salud y la educación encontrarán miradas hacia la niñez, la adolescencia y las funciones parentales en su diversidad. Janine Puget y Mario Waserman reflexionan sobre los estragos de la violencia en contextos actuales.

Entramados vinculares y subjetividad — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Entramados vinculares y subjetividad», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

La naranja mecánica fue escrita pocos años antes de la revuelta del 68, una revuelta juvenil de proporciones gigantescas que ponía a los jóvenes al frente de un intento de revolución social que se inició en París y se extendió posteriormente a los jóvenes de todo el mundo. En la novela de Burgess se pueden ver los antecedentes de esa revuelta en el cuestionamiento que hacen estos jóvenes de toda la sociedad que los rodea. Una sociedad que propone el statu quo y la pulsión debilitada.

Al igual que la incidencia cultural es clara la incidencia económica: las estadísticas de la violencia juvenil dejan bastante en claro que la mayoría de los delincuentes juveniles se forman en los márgenes sociales. Lo llamativo es que es más común en los dos extremos: los más desvalidos y los más impunes. Para los más desvalidos la violencia es un modo de insertarse en la cultura, de ahí que hagan ostentación de su delincuencia. Los más poderosos están acostumbrados a disfrutar de la impunidad y ocultan sus crímenes. Para ello cuentan con jueces amigos.

La violencia y sus tipos

Slavoj Zizek (2009) distingue tres clases básicas de violencia: a) la violencia subjetiva, ejercida directamente por sujetos específicos fácilmente identificables. Esta se desenvuelve en las vivencias cotidianas y en el imaginario colectivo; b) la violencia simbólica, propia de la arbitrariedad del lenguaje y las significaciones sociales que construye e impone cierto campo simbólico; y c) la violencia sistémica, inherente al sistema y menos perceptible ya que construye el estado de cosas que se considera normal. Zizek hace hincapié en el sistema capitalista como causal de las violencias por la desigualdad que se establece debido a la explotación de una clase por otra. Para el filósofo esloveno, la violencia subjetiva, la que sentimos frente a un hecho violento, nos imposibilita el pensar: reaccionamos emocionalmente. Solo pensamos si tomamos en cuenta la violencia simbólica y sobre todo la sistémica. Evidentemente Zizek piensa inspirado en la división de Marx entre estructura y superestructura. La superestructura, el fenómeno cultural, las conductas violentas serían consecuencia de la estructura económica, por ejemplo.

Nos gustaría hacer algunas puntualizaciones sobre esta clasificación que hacen a nuestro tema. La violencia subjetiva, que como dijimos, es la escena violenta desplegada a nuestra vista, es lo que podríamos llamar en psicoanálisis el contenido manifiesto de la imagen del sueño. Es la crueldad a la vista. Es el victimario destruyendo a la víctima inocente. Pero allí no podemos leer su causa. No podemos pensar la violencia si no enfocamos en el sistema que la produce (la violencia sistémica). Sin embargo, estas reacciones emocionales son altamente interesantes porque son muy opuestas entre sí, aun ante un mismo fenómeno. En general reaccionamos ante la violencia con rechazo u horror, pero al mismo tiempo es muy cierto que somos capaces de gozar abiertamente de la violencia que vemos. No hay más que pensar en el Coliseo romano, donde el goce estaba en ver el tormento de los protagonistas, o en el interés por los videos que recorren las redes sociales y muestran las peleas de los jóvenes. Hay algo que se impone, hay un goce de la agresividad que nos atraviesa. Muchas veces los ejecutores del acto violento experimentan una exaltación. Disponer del otro de un modo omnipotente los embriaga. Por otra parte, gozamos secretamente con el mal. Los diarios se venden más por las malas noticias que por las buenas. Este goce es una materia en sí para ser pensada. Esa es la que toma a Alex y sus compañeros: mientras violentan, gozan de mirar lo que están haciendo. La violencia objetiva que afecta a los jóvenes y que genera su propia conducta violenta es la expulsión que se genera en una clase social integrada por adolescentes que quedan sin acceso a los lugares desde los cuales podrían adquirir todas las mercancías que representan el éxito personal y el logro de la felicidad. Si bien no es totalmente definitorio, es un hecho estadístico que la mayoría de los delincuentes juveniles provienen de clases bajas y sectores lumpen, que solo pueden acceder a determinados bienes a través de la violencia. Sabemos la causa social, pero no parecemos capaces de cambiarlo: tan fuerte es la estructura que sostiene ese orden social. ¿Por qué es tan fuerte? Porque no queremos abandonar los sueños que los lugares de goce nos proponen. El sueño del self made man es algo que nos atañe a todos: “hay uno que lo puede conseguir y ese puedo ser yo”. Por otra parte no adherimos al buenismo progresista. Hay algo atroz que está sucediendo allí y no debemos ocultarlo.

Zizek nota que entre la violencia sistémica, el régimen económico, y la violencia subjetiva está el lenguaje: el sistema simbólico. La infraestructura no produce sus efectos de manera directa sino que es el universo simbólico, su intermediario, el que arma la realidad que vivimos. Son las significaciones sociales, como las llamaba Castoriadis, las que organizan nuestra percepción de la realidad.

Detengámonos en la violencia simbólica. He ahí un enorme acierto de Burgess en su novela. Lo primero que impresiona del libro de Burgess es su lenguaje. Tomemos dos aristas de esta creatividad simbólica. Nos enfrenta de entrada con la intervención del adolescente y el joven en el lenguaje. El joven crea un lenguaje que no es el lenguaje de los adultos que lo precedieron y que, a los adultos, les resulta difícil de entender. Cuando aprenden sus modismos y, quedando en ridículo, los utilizan, los jóvenes ya están inventando otros. Toman el lenguaje como se toma una masa y la van modelando para expresar su mirada, su novedad. La modificación que el grupo de Alex le hace a las palabras, introduciendo una musicalidad eslava al inglés, es tan ultraviolento y poético como lo van a ser sus acciones. El lenguaje marca el cambio generacional. Se crea en las orillas, toma allí el nombre de argot, del cual el lenguaje tumbero es la expresión extrema. Con el tiempo se incorpora a la academia. En nuestra época esto ocurre con el lenguaje inclusivo. Burgess crea para la pandilla su propio lenguaje, que hemos conocido en la cita textual al comienzo del artículo. Y es a través de ese lenguaje que entramos y vivimos en su mundo. Vivimos sumergidos en un mundo de imágenes y de palabras que funcionan como imágenes. Estos símbolos crean gran parte de la realidad. Baste como ejemplo la misma novela que estamos utilizando: todos los personajes y lo que hacen, son solo el invento de una mente, la de Burgess. Pero para nosotros, lo que estos muchachos hacen es lo real. Al leerlos son para nosotros personas, no personajes. Del mismo modo, las imágenes publicitarias, tan cuidadosamente elaboradas, nos hacen creer que son personas las que se hacen felices a través de la posesión de un producto. Es tal el efecto de realidad de lo simbólico que tenemos que dejar la lectura o apartar la vista de la imagen cuando la violencia se presenta en ellas. Reaccionamos del modo que reaccionaríamos frente a un hecho real. El método Ludovico va a tratar de utilizar esa realidad de la imagen para provocar el rechazo a la violencia.

La violencia simbólica se deja ver, como dijimos, en ese universo de signos que nos envuelve, en el lenguaje, o en su falta, en la potencia expresiva del significante o en la potencia expresiva de su falta. Un buen ejemplo de esta violencia es la palabra Achtung (‘Atención’) escuchada o leída en cualquier cartel que un sujeto se encontrara en un campo de exterminio nazi. Auschwitz y Achtung tienen en tanto significante un efecto inmediato de devastación. Su impacto no pasa por el significado verbal sino por el terror emocional que despierta en el recluido en el campo y que aún hoy suena siniestro en nuestra mente. Del mismo modo el silencio sobre un abuso es un ejemplo fuerte de la violencia simbólica.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Entramados vinculares y subjetividad»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Entramados vinculares y subjetividad» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Entramados vinculares y subjetividad»

Обсуждение, отзывы о книге «Entramados vinculares y subjetividad» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x