IDENTIDAD, SUBJETIVIDAD
Y SENTIDO EN LAS
SOCIEDADES COMPLEJAS
Marcela Gleizer Salzman
Gleizer Salzman, Marcela Identidad, subjetividad y sentido en las sociedades complejas / Marcela Gleizer Salzman. – México : FLACSO México, 2012. 1 recurso en línea (186 páginas) : ePub ; 1.51 MB E-ISBN 978-607-7629-97-9 1.- Identidad – Aspectos Sociales. – 2.- Subjetividad – Aspectos Sociales. 3.- Cambio Social. 4.- Estudio de la Sociedad. 5. Libros Digitales – México. I. título SDCD 302.5 |
Primera edición en formato impreso: 1997
Primera edición en formato electrónico: septiembre de 2012
D.R. © 2012, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Sede México,
Carretera al Ajusco núm. 377, col. Héroes de Padierna, del. Tlalpan, 14200, México, D.F.
ISBN 968-6454-64-0 (formato impreso)
ISBN 978-607-7629-97-9 (formato electrónico)
Este libro fue sometido a un proceso de dictaminación por académicos externos, de acuerdo con las normas establecidas por el Comité Editorial de la Flacso México.
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A Ari,
a mi familia,
Índice
Portada
Legal
Dedicatoria A Ari, a mi familia,
Agradecimientos
Introducción
I. Las sociedades complejas y el problema de la identidad
II. El uso reflexivo del ritual
III. Ideología, consumo y estilos de vida
IV. Biografía y plan de vida
Conclusiones: identidad, subjetividad y sentido en las sociedades complejas
Bibliografía
e-colofón
AGRADECIMIENTOS
El texto que aquí se presenta fue elaborado originalmente como tesis para obtener el grado de Maestría en Ciencias Sociales en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. Quiero agradecer a todos aquellos que me brindaron apoyo, colaboración y tiempo para la realización de este trabajo. Especialmente deseo reconocer la labor del doctor Francisco Valdés Ugalde, por su valiosa ayuda en sus funciones de director de la tesis; y agradecer los útiles y certeros comentarios de la doctora Nora Rabotnikoff, que fungió como lectora del borrador final.
Discutí las ideas del capítulo II con Sonia Saidman y Leo Cohen, quienes compartieron conmigo sus dolorosas experiencias de duelo. La maestra Mary Carmen Villasmil me proporcionó algunos de los materiales bibliográficos del capítulo IV y me puso en contacto con el doctor Rodolfo Tuirán, quien me facilitó textos sobre el curso de vida a los que no hubiera podido acceder de otra manera. Los compañeros del seminario de tesis me proporcionaron un marco donde exponer y clarificar mis argumentos. A todos ellos mi mayor gratitud.
Debo un reconocimiento especial al doctor Rene Millán, coordinador del seminario de tesis, quien a lo largo de innumerables conversaciones me ayudó a traducir inquietudes en ideas, me orientó intelectualmente en terrenos desconocidos y me ofreció generosamente sus reflexiones.
Un gran número de personas me brindaron sugerencias específicas, ayuda en tareas puntuales y, directa o indirectamente, contribuyeron a la realización de este libro. Sin duda sus aportaciones enriquecieron enormemente el resultado final. Muy particularmente quiero agradecer a Ari Rajsbaum, por su apoyo incondicional a lo largo de todo el proceso de investigación.
La realización de los estudios de maestría y de la tesis que originó este texto fueron posibles gracias a la Beca Mutis, otorgada por la Secretaría de Educación Pública de México, y el apoyo económico prestado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede México, a quienes agradezco el financiamiento ofrecido.
Finalmente, el texto se presenta hoy como libro gracias a haber sido distinguido con el Premio a la Mejor Tesis de Posgrado en Ciencias Sociales 1996, en el área de Investigación Social, otorgado por la Academia Mexicana de la Ciencia. Este tipo de reconocimiento constituye un invaluable estímulo para alentar el trabajo de investigadores en formación, ya que existen pocos foros donde se valoren los resultados de investigaciones realizadas en el nivel de maestría. A su vez, la publicación tiene lugar gracias al esfuerzo de FLACSO por difundir los textos premiados y asumir todas las tareas de edición y publicación. Agradezco sinceramente a ambas instituciones por brindarme la oportunidad de que el trabajo trascienda el ámbito escolar de la maestría y pueda ahora presentarse en un marco académico mucho más amplio, que sin duda será fuente de discusión y enriquecimiento para su desarrollo futuro.
INTRODUCCIÓN
Cuando se trata de definir a la sociedad contemporánea son muchos los adjetivos que se utilizan para referirse a ella: hipermoderna, posmoderna, postindustrial, capitalista tardía, capitalista avanzada, etcétera. La necesidad de este lenguaje atestigua el hecho de que la sociedad que hoy conocemos no se explica completamente con la conceptualización sobre la sociedad moderna elaborada por los clásicos del siglo XIX.
La situación muestra un interesante paralelo con aquella que dio origen al desarrollo de la sociología, que puede considerarse como una respuesta a los cambios producidos en Europa por la Revolución industrial y la Revolución francesa. Estos cambios fueron experimentados por los intelectuales de la época como terroríficos o embriagadores, según cual fuera la relación que tuvieran con el viejo orden, pero en cualquier caso se interpretaron como una ruptura abrupta con las formas de vida propias del mismo [1].
De alguna manera, los cambios de los últimos años nos sitúan en una perspectiva similar. Nuevamente percibimos elementos de ruptura y transformación, y volvemos a preguntamos: ¿en qué medida la experiencia social de nuestros días difiere de la de nuestros abuelos? ¿Qué es lo que otorga especificidad a nuestra época?
El debate sobre la naturaleza de estas transformaciones ocupa un lugar central en las ciencias sociales contemporáneas. La vigencia de la polémica en torno a la caracterización y conceptualización de las mismas es quizás el signo más evidente de que todavía nos encontramos en una etapa de transición, donde resulta difícil distinguir entre tendencias a largo plazo y rasgos meramente coyunturales. El hecho de que los elementos novedosos no hayan sobrevenido como consecuencia de procesos de ruptura radical, como los que pusieron fin al orden tradicional, dificulta aún más la tarea de esclarecimiento, atrapada en diferenciar entre las características de nuestra realidad que son expresión del desarrollo de la propia modernidad y los que se originan en rupturas, desviaciones o discontinuidades de la misma. Todo esto representa retos teóricos y metodológicos: no sólo se requieren nuevas herramientas conceptuales para aprehender la realidad contemporánea; la posibilidad de establecer comparaciones en el tiempo para determinar las especificidades de nuestro contexto demanda mayores esfuerzos, en tanto se entrelazan ruptura y continuidad.
Aunado a la interrogante acerca de la naturaleza de los cambios, surge de inmediato la preocupación por las consecuencias de los mismos. En este terreno, las fisuras respecto a la “ortodoxia” positivista de las ciencias sociales de los años cincuenta abrió el espacio para replantear preguntas formuladas desde tradiciones de pensamiento que enfatizaban el carácter activo y autorreflexivo de la conducta humana, pero que se habían mantenido un tanto al margen de lo que se consideraba el núcleo central de desarrollo en estas disciplinas, en tanto que, a diferencia de éstos, concebían como uno de los objetivos propios de las ciencias sociales la provisión de significados conceptuales para analizar lo que los actores conocen acerca de sí mismos.
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