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4. |
Exploración transesofágica. Planos y sistemática de estudio |
Gema Miñana Escrivá
Julio Núñez Villota
Antonio Losada Casares
Índice del capítulo
4.1 Introductión
4.2 Sonda
4.3 Preparatión del paciente y posibles complicaciones
4.4 Anatomía ecocardiográfica. Planos de estudio
4.4.1 Planos basales
4.4.1.1 Sección transversal
4.4.1.2 Sección longitudinal
4.4.2 Plano de cuatro cámaras
4.4.2.1 Sección transversal
4.4.2.2 Sección longitudinal (plano de dos cámaras)
4.4.3 Plano transgástrico
4.4.3.1 Sección transversal
4.4.3.2 Sección longitudinal
4.4.4 Estudio de la aorta
4.4.4.1 Sección transversal
4.4.4.2 Sección longitudinal
4.5 Indicaciones
4.5.1 Indicaciones absolutas
4.5.1.1 Endocarditis infecciosa
4.5.1.2 Disfunción protésica
4.5.1.3 Patología aórtica
4.5.1.4 Prevalvuloplastia
4.5.1.5 Ablación de venas pulmonares
4.5.2 Indicaciones relativas
4.5.2.1 Precardioversión en la fibrilación auricular
4.5.2.2 Cardiopatías congénitas
4.5.2.3 Valvulopatías
4.5.2.4 Tumores y masas
4.5.2.5 Búsqueda de fuentes cardiacas de embolismo sistémico
4.5.2.6 Pacientes críticos
4.5.2.7 Ecocardiografía intraoperatoria
Bibliografía
4.1 Introducción
En la práctica clínica, un 5% de las ecocardiografías transtorácicas (ETT) son insuficientes. Este hecho se debe a distintos factores como la obesidad, el enfisema pulmonar o las deformidades de la caja torácica. Las principales ventajas de la ecocardiografía transesofágica (ETE) se basan en la proximidad del esófago a diversas estructuras cardiovasculares, que, junto con la utilizatión de transductores de alta frecuencia (5-7,5 MHz), permite la obtención de imágenes de alta resolución. Existen estructuras que por su localización son visualizadas mejor mediante ETE, como las aurículas, las orejuelas, la aorta torácica y la parte proximal de las arterias coronarias. Por otra parte, la posibilidad de situar el transductor en el esófago o en el estómago durante períodos prolongados permite monitorizar el corazón, hecho que puede resultar útil durante la cirugía cardiaca.
Se trata de una técnica segura con una tasa baja de complicaciones; por lo tanto puede ser utilizada en pacientes críticos y en niños pequeños. Sus mayores inconvenientes radican en que se trata de una técnica semiinvasiva y que resulta desagradable para el paciente, con una tolerancia muy variable que hace aconsejable utilizar una sedación ligera, principalmente en los casos en los que se planteen estudios repetidos o en pacientes críticos.
La ETE se ha convertido en una técnica de gran utilidad en el diagnóstico y seguimiento de diversas patologías cardiovasculares. Así, la ETE se considera esencial para la evaluación de la válvula y de las prótesis mitrales, la presencia de trombos en la aurícula izquierda (AI) o en la orejuela de la AI, defectos del septo interauricular (especialmente del tipo seno venoso, difícilmente valorables mediante ETT), endocarditis y sus complicaciones, patología de la aorta torácica y en pacientes críticamente enfermos. La ETE complementa a la ETT en algunas situaciones, como en la evaluación de la endocarditis infecciosa, mientras que en otras, como en la detección de trombos en la AI, ha sustituido claramente a la ETT.
En la actualidad, se estima que aproximadamente entre un 5 y un 10% de los estudios ecocardiográficos son transesofágicos. Debido a la naturaleza semiinvasiva de esta técnica y las imágenes poco habituales que se pueden obtener, se requiere un entrenamiento especial.
A lo largo del presente capítulo se analizan las particularidades de esta técnica, sus indicaciones y contraindicaciones, así como las distintas imágenes que se pueden obtener en un estudio transesofágico normal y las diferentes patologías que pueden ser identificadas en cada plano.
4.2 Sonda
La sonda para la exploración transesofágica es un fibroscopio como los empleados para las endoscopias digestivas, con una longitud de 100 a 110 cm. El transductor (de 7,5 MHz) está localizado en su extremo distal, y en su extremo proximal se encuentran las terminales que permiten su conexión a la máquina. En su extremo distal la sonda mide unos 11 mm de grosor y unos 14 mm de ancho, y generalmente puede ser manipulada externamente por medio de dos mandos en forma de ruedas, la mayor de las cuales permite ejecutar movimientos de anteflexión de unos 80° cuando se gira en sentido horario, y retroflexión de 70° cuando se gira en sentido antihorario. La rueda pequeña permite realizar movimientos laterales que se aproximan a los 45°. Ambas ruedas se pueden fijar en una determinada posición para facilitar la exploración. Todo el sistema está compuesto por materiales plásticos aislantes que impiden la transmisión de corrientes eléctricas al paciente. En el extremo distal de la sonda se dispone un termistor cuya finalidad es controlar la temperatura del esófago, debido a que la utilization prolongada de la sonda puede provocar su calentamiento. Aunque algunos laboratorios aún disponen de sondas mono o biplanares (que permiten realizar estudios en sentido transversal y longitudinal), en la mayoría se utilizan sondas multiplanares, en las que un único cristal puede girar 180° mediante un sistema mecánico o electrónico, para permitir un número infinito de posibles planos y reducir la necesidad de flexión extrema de la punta del transductor para recoger toda la información necesaria. La rotación del transductor se suele realizar con un interruptor sensible a la presión del dedo que está situado en el extremo proximal. Todas las sondas disponen de Doppler pulsado, continuo y color.
4.3 Preparatión del paciente y posibles complicaciones
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