11 El mejor análisis de la vasta bibliografía sobre este modo se puede encontrar en G. Sofri, Il modo de produziones asiatico , 2.ª ed., Turín, 1973, y en A. M. Bailey y J. Llobera (eds.), The Asiatic Mode of Production , Londres, 1981; Dunn, The Fall and Rise of the Asiatic Mode of Production , analiza y explica los planteamientos soviéticos. Ataques: Anderson, Lineages of the Absolutist State , pp. 484-495, 548-549; Hindess y Hirst, Pre-Capitalist Modes of Production , pp. 178-206, y muchas críticas empíricas. Sobre la «autarquía aldeana», R. Owen, «The Middle East in the 18th century», Review of Middle Eastern Studies , I, 1975, pp. 101-112, esp. pp. 109-110, es una referencia útil (cf. también Anderson, Lineages of the Absolutist State , pp. 489-490).
12 S. Amin, Unequal Development , Hassocks, 1976, pp. 13-58 ( Sobre el desarrollo desigual de las formaciones sociales , Anagrama, Barcelona, 1974); cf. también S. Amin, «Modes of production and social formations», Ufahamu , IV-3, 1974, pp. 57-85. Curiosamente, el único tratamiento general del tributo que conozco (G. Ardant, Théorie sociologique de l’impot , 2 vols., París, 1965) resulta poco útil por la extensión que tiene (1.200 páginas).
13 Ver «La otra transición», en este volumen. Excluyo el modo de producción esclavista, prácticamente desaparecido durante el Bajo Imperio. Tengo dudas de que este modo hubiera existido durante la Antigüedad fuera del Mediterráneo.
14 No iré más atrás de la unificación. El período mongol Yuán (1263-1368) es un caso aparte. Un tratamiento bueno y breve, en términos tradicionales, de los ciclos, puede encontrarse en Wu Ta-k’un, «An interpretation of Chinese economic history», Past and Present , I, 1952, pp. 1-12.
15 Para este estado de la cuestión me he centrado en la historiografía sobre la dinastía Tang, sólidamente basada en tres generaciones de grandes historiadores japoneses a cuyos trabajos no he podido acceder. Una guía básica para la historia de los Sui y los Tang, en The Cambridge History of China , vol. 3 [ CHC ], D. C. Twitchett (ed.), Cambridge, 1979 (el volumen 4 tiene que ver con otros aspectos del período). Sobre la aristocracia, ver la introducción de Twitchett a la CHC (pp. 8-31); D. C. Twitchett, Land Tenure and the Social Order in T’ang and Sung China , Londres, 1962; ídem, «Chinese social history from the 7th to the 10th centuries», Past and Present , XXXV, 1966, pp. 28-53; ídem, «The composition of the T’ang ruling class», en A. F. Wright y D. C. Twitchett (eds.), Perspectives on the T’ang , New Haven, 1973, pp. 47-85; P. B. Ebrey, The Aristocratic Families of Early Imperial China , Cambridge, 1978; y el repaso general sobre economía más antiguo en H. Maspéro, «Les régimes fonciers en Chine», Recueils de la société Jean Bodin , II (2.ª ed.), 1959, pp. 275-323.
16 Sobre el cambio de la dinastía Sung y el declive de la vieja aristocracia, ver Ebrey, Aristocratic Families , pp. 87-119 (para el Po-ling Ts’ui); D. Johnson, «The last years of a great clan», Harvard Journal of Asiatic Studies , XXXVII, 1977, pp. 50-102 (para el Chaochun Li); ambos autores insisten en los cambio ideológicos más de lo que yo haría. Para el período posterior al Sung: W. Eberhard, History of China , 4ª ed., Londres, 1977, pp. 205-216, para una introducción; y especialmente, H. J. Beattie, Land and Lineage in China , Cambriege, 1979, sobre T’ung-Ch’eng, contra Chang Chung-li, The Income of the Chinese Gentry , Seattle, 1962.
17 El libro básico sobre la fiscalidad Tang es el de D. C. Twitchett, Financial Administration under The T’ang Dynasty , 2.ª ed., Cambridge, 1970. Sobre el esqueleto del estado Tang temprano, ibíd., pp. 11, 104-106, 229-230; CHC , pp. 12 y ss.; 203-210 –aunque los Sui estuvieron lo suficientemente organizados como para acabar el Gran Canal a base de corveas en las décadas precedentes (pp. 134-138). Nótese, además, que los Han y los que precedieron a la unificación consideraron el diez por ciento como un mínimo de la exigencia fiscal, y un veinte por ciento como el porcentaje habitual. La tasa oficial de explotación y el poder del Estado no fueron necesariamente de la mano. Ver, con precauciones, Hsu Choyun, Ancient China in Transition , Stanford, 1965, pp. 108-113. Sobre la fiscalidad oficial baja en época Ming, ver Beattie, Land and Lineage in China , pp. 56-87 (cf. pp. 135-137), y R. Huang, Taxation and Government Finance in 16th Century Ming China , Cambridge, 1974, especialmente pp. 182-188. Los funcionarios cobraban frecuentemente porcentajes más elevados, sin embargo. Los impuestos podrían haber sido incluso más bajos: ver D. H. Perkins, Agricultural Development in China 1368-1968 , Edimburgo, 1969, pp. 175-178. Sobre la negociación del gobierno ver, por ejemplo, Beattie, Land and Lineage in China , pp. 67-80; para los Tang, D. C. Twitchett, «Varied patterns of provincial autonomy in the T’ang Dynasty», en J. C. Perry y B. L. Smith (eds.), Essays on T’ang Society , Leiden, 1976, pp. 90-109; sobre la escasez de personal de la burocracia Sung y la dependencia de las elites locales para mantener el orden, ver B. E. McKnight, Village and Bureaucracy in Southern Sung China , Chicago, 1971, especialmente pp. 3-10, 183-185.
18 Donde mejor se plantea esta problemática es en M. Elvin, The Pattern of the Chinese Past , Londres, 1973, pp. 17-110. Cf. también Perkins, Agricultural Development in China , pp. 169-182.
19 Sobre las cifras correspondientes al último siglo, Perkins, Agricultural Development in China , pp. 5-110, y Chang Chung-li, The Income of the Chinese Gentry , pp. 144-145. Debo advertir que la contraposición que hago entre norte y sur es una generalización excesiva; hubo muchas excepciones. Sobre los estados del Yang-Tsê, Lewin, Song-Dynastie , pp. 66-150; Elvin, The Pattern of the Chinese Past , pp. 69-83; Beattie, Land and Lineage in China, passim . Sobre la continua capacidad fiscal del estado, ver CHC , pp. 514-522 (C. A. Peterson sobre el gobierno provincial circa 750-880); Wang Gungwu, The Structure of Power in North China During the Five Dynasties , Kuala Lumpur, 1963; y el francamente horrible trabajo de E. H. Schafer sobre Fukien en el siglo X, The Empire of Min , Tokio, 1954. Las dos últimas obras muestran la fiscalidad estatal y provincial, más que analizar cómo esta fiscalidad perduró.
20 Sobre los Toba (Wei del Norte) y otras dinastías norteñas, Ebrey, Aristocratic Families , pp. 17-20, 24-29; Elvin, The Pattern of the Chinese Past , pp. 34-61. Sobre las Cinco Dinastías, Wang Gungwu, Structure of Power, passim ; Twitchett, «The composition of the T’ang ruling class», p. 79; Eberhard, History of China , pp. 195-204, elaborado a partir de su idiosincrásico Conquerors and Rulers , Leiden, 1952.
21 CHC (es decir, R. M. Somers) es de poca utilidad en el caso de las revueltas de los años 870-880 (por ejemplo, p. 237): no se trataba de campesinos rebeldes , sino de bandidos (cf. Eberhard, Conquerors and Rulers , pp. 54-64). Es inconcebible esperar que hubiera existido una conciencia social propia del siglo XX en el siglo IX (cf. E. J. Hobsbawm, Bandits , 2.ª ed., Londres, 1972. Bandidos , Ariel, Barcelona, 1976). Es posible que estos campesinos hubieran aterrorizado a todo el mundo, pero en cualquier caso está claro que mataron a muchos señores. Esta es una de las cuestiones en las que la ausencia de historiadores chinos en la CHC resulta particularmente obvia.
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