La representación de la Justicia fue mutando. Algunos artistas en el siglo V le habían suprimido la cornucopia, y le agregaron la compañía del león, dotándola de una espada en su mano derecha, manteniendo la balanza en la izquierda. Otras representaciones posteriores incluso le cambian la balanza por el libro de las leyes. Algunos autores opinan que recién al comienzo de la edad contemporánea, con la revolución francesa, se le vendan los ojos.
Actualmente ya no se ve a la Justicia como una diosa. En la mentalidad antropocéntrica occidental actual, es sólo una mujer con gesto adusto, con los ojos vendados que sostiene una balanza de dos platillos en la mano izquierda unidos por una rama horizontal de la cuál penden. Estos son símbolos de los opuestos, que están separados, para que la balanza pueda funcionar, y unidos para que pueda funcionar.
En otra mano sostiene una espada de doble filo, la razón que penetra la dualidad para discernir, defender y castigar. Es el poder del discernimiento que nos permite introducirnos a través de capas de confusión y falsas imágenes para revelarnos una verdad más central.
La venda en los ojos estimamos que fue necesaria cuando a la diosa se la bajó al nivel terrenal, para que no se deje llevar por el ilusorio mundo exterior de los sentidos, evitando el error de juicio que estos puedan inducir. Pero no tenemos que olvidar que a esta justicia humana al vendarle los ojos también la privaron de la Luz. Ulises, también hizo privar de un sentido a sus compañeros, tapándoles los oídos, y se hizo amarrar al “mástil central” de la nave para evitar que el canto de las Sirenas los confundiera. Edipo se arrancó los ojos para poder ver con los sentidos internos. Ambos conocían sus debilidades.
En nuestra casa de gobierno, la Casa Rosada en el 2° piso del frente oeste, la Justicia está representada con una escultura a ambos lados del ventanal central. La situada a la derecha, la diosa está de pie, con la mirada al frente, sin venda en los ojos, con el libro de las leyes en la mano izquierda, y la mano derecha apoyada en el mango de la espada sosteniendo, una balanza de dos platillos (irónicamente, no cuelgan de la barra horizontal porque, seguramente, han quedado pegados con pintura a la espada). A la izquierda se encuentra otra diosa vestida con una túnica dejando ver un pecho descubierto. Apoya su mano derecha en una fasce romana.
Veamos entonces la clásica definición de Ulpiano: “Es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo que es suyo”, que se traduce de los tres preceptos del derecho “vive honestamente, no hagas daño a nadie y da a cada uno lo que corresponde”.
Ahora, con la ayuda de los símbolos, nos resulta sencillo entender la Justicia como una necesidad humana para mantener la armonía y el equilibrio en la sociedad, un valor indispensable para la convivencia en una comunidad civilizada. Por supuesto, que en esa convivencia opera el derecho interno y en la comunidad internacional, el Derecho Internacional.
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